Capítulo 22 - Demasiado guapo

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El sol estaba a una hora de esconderse, la luna ya ansiaba ser admirada una vez más y Lautaro intentaba encontrar su chaqueta favorita en el armario, cuando recordó que su Madre la tenía junto a toda la otra ropa limpia, salió del cuarto y terminó...

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El sol estaba a una hora de esconderse, la luna ya ansiaba ser admirada una vez más y Lautaro intentaba encontrar su chaqueta favorita en el armario, cuando recordó que su Madre la tenía junto a toda la otra ropa limpia, salió del cuarto y terminó de vestirse, mirando su teléfono celular fue que cerró la puerta de casa y vio como Galia se bajaba de un taxi con Collin y corría hacia el chico.

—¿Hola? —dijo Lautaro algo confundido, él ya había pasado casi toda la mañana con Collin y era extraño que Galia apareciera con él tan tarde —¿Sucede algo?

—Me han llamado de la Universidad y resulta que aunque estudie por internet, el examen debo darlo de forma presencial, necesito por favor si cuidas a Collin un par de horas.

—¿Qué? Pero... claro, claro, no hay problema.

—¡Gracias! Eres el mejor —Galia se agachó veloz y le entregó su mochila al pequeño, con varios juguetes y cosas para comer —Pasaré por ti en un rato, ¿Si?

—No te preocupes, yo lo llevo —dijo Lautaro sonriendo.

—Nos vemos —Galia corrió hacia el taxi que la esperaba, partió con mucha prisa y Lautaro suspiró algo agotado.

—¿Ibas saliendo Papá? —preguntó Collin mirando hacia arriba. Lautaro asintió tres veces y levantó los hombros con resignación.

—Si, pero no te preocupes, pasar tiempo contigo es lo mejor, solo debo avisarle a mi amigo que no iré —Collin entró a casa, comenzó a acomodar sus juguetes sobre el sofá y Lautaro lo vio mientras le marcaba a Eduardo.

—Hola, ¿Vienes?

—Ehh... no —dijo algo triste —Galia tuvo una situación y me quedaré con Collin en casa, lamento arruinar tu viernes por la noche, quizás es... es algo tarde para que hagas otra cosa.

—Supongo que sí —dijo Eduardo con una carcajada —¿Y no vienes con Collin? Yo no tengo problemas.

—Pero vamos a estudiar.

—¿Si has visto mi jardín, no? De seguro Collin juega todo el tiempo allí mientras nosotros estudiamos.

—Bueno... tal vez.

—Si quieres paso por ti.

—No, no te preocupes... estaré allí en media hora, nos vemos —Eduardo colgó la llamada y se lanzó de espaldas en la cama, miró su techo y luego abrió los ojos sorprendido, sintió que contra su voluntad su subconsciente le hacía coquetear con el rubio.

Collin se entusiasmó de forma inmediata cuando su Padre le explicó que irían a casa de un amigo, guardó rápidamente todas sus cosas de nuevo en su mochila y sostuvo a Lautaro de la mano para ir a tomar el metro.

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