Eduardo detenía su camioneta, miraba hacia atrás y Víctor se levantaba para abrir la puerta.
—Finalmente en casa —dijo el mayor.
—Muero por comer algo que no sea comida de hospital —Lautaro empezó a moverse, su Padre se adelantó y le abrió la puerta.
—¿Necesitas que te ayude?
—Estoy bien Papá, tranquilo —rió. Blanca se bajó del vehículo y miró a Eduardo.
—¿Nos ayudas a acomodar todo?
—Claro —asintió el chico, bajándose y alcanzando a Lautaro, el rubio abrió la puerta de su casa e inhaló todo como si fuera la primera vez que olía ese desodorante ambiental olor a "frescura veraniega", o al menos ese era el nombre que decía el envase, vaya a saber qué se supone que era eso.
—Okay, Lautaro a recostarse, con tu Madre prepararemos el almuerzo.
—Pero yo no quiero estar más...
—No te estoy preguntando —Eduardo presionó sus labios mientras se sentía algo fuera de lugar —Eduardo, ¿Le ayudas? Por favor.
—Claro... por supuesto —Lau rodeó la mirada con ansiedad y caminó a su habitación, tomó asiento en su cama y Eduardo empezó a acomodarla para que se recostara —¿Dónde tienes el pijama?
—No tengo —dijo Lau —uso remeras viejas.
—Bueno... ¿Dónde tienes remeras viejas?
—Quiero salir, Eduardo, estuve en el hospital casi dos semanas, necesito ir por allí y...
—Lau, el Doctor te ha dado licencia médica, no puedes andar por cualquier lugar, si te descubren cuando deberías estar reposando te pueden hasta despedir, además no es fácil para nosotros, recibiste una bala a tres centímetros del corazón.
—Y estoy bien.
—Y para que eso siga necesitamos que te recuestes y descanses.
—¡Me volveré una ostra! —Lautaro enojado abrió su armario, se quitó la remera que llevaba puesta y Eduardo desvió la mirada cuando el chico comenzó a desvestirse.
—Voy a... venir a verte más tarde, tengo que ir a la Universidad.
—¿Prometes que vendrás? —preguntó Lau, volteándose con el torso desnudo.
—Si —suspiró Edu nervioso —Nos... nos vemos, llámame si necesitas algo por favor.
—Necesito algo ahora —El chico se acercó, tomó de la mano al pelinegro y le acarició la mejilla —Te amo.
ESTÁS LEYENDO
Solo Tú
JugendliteraturEduardo es un chico que puede sonreír o asentir durante todo el tiempo sin problema, pero cuando la puerta de su habitación se cierra, una oscuridad pinta las paredes de su cuarto, Edu vive soportando un secreto que lo destruye y lo aleja de la feli...