Eduardo terminaba de cambiarse de ropa y acomodar su cabello, el pelinegro tomó asiento en el borde de su cama para hacerle el nudo a sus botines negros, mientras humedecía sus labios y miraba que su bolso estuviera cerca, su Padre entró al cuarto escondiendo algo en su espalda.
—Hola —dijo él fingiendo naturalidad y tratando de sobrellevar todo lo que ellos habían hablado hace unos días —¿Vas a manejar hoy? ¿Necesitas que te lleve?
—No, gracias —sonrió —Voy a manejar, necesito ir con Josefina a un lugar al salir de clases, así que lo mejor es que me lleve la camioneta.
—Bueno, en ese caso —su Padre sacó una bolsa de regalo algo grande y se la dejó a un lado.
—¿Y eso?
—Un regalo.
—Si sé que es un regalo —rió de forma sincera —¿Por qué me regalas algo? No es mi cumpleaños.
—Ábrelo, mal agradecido —Edu rodeó la mirada, terminó de hacerse los nudos de sus botines y abrió la bolsa color blanco, dentro había una cámara fotográfica bastante costosa y delicada, Edu la admiró sin aliento sintiéndose algo confuso por el significado del regalo.
—¿Y esto?
—Cuando eras adolecente te gustaba tomar fotografías, ¿Lo recuerdas? Lo dejaste... quizás sea tiempo de que vuelvas a recuperar ese pasatiempo —Su Padre comenzó a alejarse lentamente sin separar las miradas —Sin dejar la Universidad, obviamente.
—Lárgate, y gracias —Jonathan salió corriendo de la habitación, Edu sonrió y dejó la cámara sobre su escritorio, lanzó su bolso en su espalda y tomó algo de desayuno para luego irse.
Con bastante buen humor fue que llegó hasta la Universidad, no encontró a Josefina en ningún lugar, se acercó al comedor para ir por un café mientras le escribía mensajes a su mejor amiga.
—Eduardo me está buscando —dijo Josefina mientras leía el texto del chico y charlaba con Omar frente a su casillero —Debo irme, ¿Estás bien hoy?
—Si, tranquila... me siento mejor, gracias por escucharme.
—Cuando quieras —Josefina se volteó para marcharse, pero chocó con un chico alto y moreno, de cabello corto, labios gruesos, ojos color miel y una sonrisa preciosa.
—Hola —dijo el chico mientras Omar terminaba de guardar sus cosas y no prestaba atención a la situación —¿Crees que puedas ayudarme? Estoy buscando al jefe de carreras de Informática.
—¿Informática? Bueno... ¿Omar sabes dónde está el jefe de esa carrera...? —El pelinegro se giró y levantó la mirada, pensó por un segundo y asintió con desinterés.
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Solo Tú
Подростковая литератураEduardo es un chico que puede sonreír o asentir durante todo el tiempo sin problema, pero cuando la puerta de su habitación se cierra, una oscuridad pinta las paredes de su cuarto, Edu vive soportando un secreto que lo destruye y lo aleja de la feli...