Eduardo cerraba la puerta de su casillero, se giraba y cargaba su cuerpo en la pared mientras se mordía las uñas por los nervios.
—Ya es la hora —dijo Josefina —Están por subir las calificaciones.
—No me pongas nervioso —dijo Edu, Josefina soltó un grito cuando vio que en la plataforma de su teléfono se había actualizado la planilla —Ya está —susurró el chico, abriendo la asignatura y viendo que había aprobado.
—¡Me fue bien! —gritó la chica, mirando a Eduardo y tomando su móvil —¡Has aprobado también!
—Es la mejor... calificación que he tenido en todo el semestre —Josefina abrazó a su amigo y le besó la mejilla.
—Oh lo siento, ¿Ahora debo pedirle permiso a Lautaro para besarte?
—¡Lautaro está esperándome fuera! Mierda, lo había olvidado —Edu tomó su bolso, guardó su móvil y corrió hacia la salida mientras Josefina le seguía.
El rubio estaba de pie a un lado del paradero de autobús, Eduardo mordió su labio inferior y Josefina se acercó a saludar antes de que le perdieran de vista.
—Hola —dijo ella coqueta —y adiós... —la chica le guiñó la mirada a su amigo y se marchó.
—¿Cómo estás? —saludó Eduardo, Lautaro sacó la rosa que llevaba escondida y se la acercó al chico.
—No sé qué flor te gusta, pero te traje una rosa roja.
—Lau —rió Edu al ser primera vez que alguien le regalaba una flor —Que linda... gracias.
—Me la... robé de un jardín —dijo Lau entre dientes.
—¡Lautaro! Eres policía.
—Lo olvidé por un segundo —el rubio se le acercó al pelinegro, le tomó la cintura y le besó en los labios con calma y tranquilidad.
—Dime, ¿Qué hace un rubio tan lindo como tú viéndome un jueves? ¿No tienes turno?
—Cambié un día con Mckay, estuve toda la mañana con Collin y ahora soy todo tuyo —Edu se sintió como un niño pequeño, le abrazó a Lau y entonces le tomó de la mano para ir a su auto. Mientras caminaban algunas personas se le quedaban viendo, de forma buena y mala, no importaba, el mundo siempre te observa hagas lo que hagas.
Edu condujo a su casa y Lau entró riendo cuando vio que el chico dejaba la rosa junto a unas flores con agua de su Madre.
—Sobrevivirá allí —dijo Edu feliz.
—Esperemos —Lautaro se le acercó para besarle, fue interrumpido por Tadeo que salió de la cocina.
—¿Ustedes no se cansan de comerse la boca todo el tiempo? Ya parecen conejos.
—Los conejos son buenos para el sexo, no para los besos —dijo Lautaro con sarcasmo.
—¿No eres bueno para el sexo entonces? —dijo Tadeo intentando poner incómodo al rubio.
—¿Quieres probar?
—Ya quisieras —Tadeo regresó a la cocina y Eduardo reía como nunca antes, rodeó la mirada y tomó a su chico de la mano para llevarlo a su cuarto, se lanzaron sobre la cama y encendieron la televisión. Eduardo miraba la pantalla mientras permanecía abrazado a Lautaro.
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Solo Tú
Teen FictionEduardo es un chico que puede sonreír o asentir durante todo el tiempo sin problema, pero cuando la puerta de su habitación se cierra, una oscuridad pinta las paredes de su cuarto, Edu vive soportando un secreto que lo destruye y lo aleja de la feli...