Capítulo 51 - Cerca del salto

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Eduardo llegaba a casa justo cuando su Padre ponía la mesa para tomar desayuno, él lo miró confundido y detuvo lo que estaba haciendo.

—¿De dónde vienes? Acabo de llamarte para desayunar, pensé que estabas en tu cuarto.

—Vengo del hospital —respondió algo agotado y con sueño acumulado.

—¿Ocurrió algo con Collin? —preguntó preocupado, la Madre del chico salió de la cocina al escuchar parte de la conversación.

—Fui a ver a Oliver —susurró —No estaba tranquilo, quería saber cómo estaba.

—Pero Eduardo tú no puedes... exponerte así ¿Acaso olvidas que ese tipo...? —Jonathan no pudo terminar la pregunta.

—Ya, pero no dormí anoche pensando en él, solo quería ver si se encontraba bien.

—¿Te ha dicho algo? ¿Todo bien contigo? —preguntó su Madre algo angustiada.

—Me... pidió disculpas —Jonathan rodeó la mirada —El odio que sentía dentro de mí necesitaba tener un cierre, si no hablaba y preguntaba por qué había hecho todo eso, yo jamás... no lo sé, es estúpido —rió Eduardo algo incómodo —pero ya está, Oliver se va a recuperar y luego irá a prisión, y él lo acepta, está consciente de su error.

—Gracias a Dios no pasó algo más —dijo Sarah, Tadeo bajó desde su cuarto para tomar desayuno, Edu comió un poco de mala gana debido al cansancio que tenía, agradeció el té y subió a su cuarto para intentar dormir algo, al recostarse sobre su cama el móvil empezó a sonar, era un número desconocido.

—¿Hola? —preguntó somnoliento.

—Hola, ¿Hablo con Eduardo Bernasconi?

—Sí.

—Hola, habla con Jen, recepcionista del hospital, usted registró sus datos esta mañana para visitar a un paciente, ¿Oliver? —Edu confirmó la información —Bueno, usted fue el único que dejó sus datos y le hizo visita, así que es la única persona a quién lamentablemente debemos informarle que... que el paciente falleció esta mañana.

—¡¿Qué?! —los pulmones de Edu perdieron el aire de inmediato —Pero... pero estaba bien cuando lo dejé.

—El paciente mostró síntomas de asfixia... —Eduardo abrió su boca sorprendido —Alguien entró después de usted.

—¿Qué? —A Edu se le vino a la mente la persona con quién chocó, asustado bajó las escaleras y buscó a su Padre, quién estaba en el jardín, el chico colgó la llamada y empezó a sufrir un ataque de pánico —Ma... ma... Marcos mató... mató a... lo mató...

—¿Qué hablas? Eduardo respira, ¿Dónde tienes tus inhaladores? ¡Joder! —el hombre corrió al baño para tomar uno, se lo entregó a su hijo y le ayudó a tomar asiento sobre los columpios —¿Eduardo?

—Marcos mató a Oliver —confesó —No lo vi bien, estaba distraído, pero me acaban de llamar del hospital, lo mató Papá, lo mató.

—¿Qué dices? Pero eso es... eso...

—Papá, va a matarme, va a matarme a mí, a Lautaro, nos va a matar Papá... —el chico comenzó a llorar, Jonathan le abrazó con mucha fuerza e hizo lo posible para calmarle, pero era casi insostenible.

El caos no tardó mucho en aparecer, Eduardo no se calmó hasta el momento que Lautaro llegó a casa para abrazarle y besarle, quedándose solos en el cuarto.

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