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-¿Que quieres almorzar? -dijo Jughead-

-Cualquier cosa.

-Eso no tenemos, otra cosa.

Ella rió y él abrió la despensa.

-Podemos hacer pasta, tarta, sopa, nuggets, e-

-Nuggets -dijo rapidamente-

-Bien -rió- con ensalada.

Ella bufó.

-No puedes comer solo nuggets.

-Si puedo.

-No puedes. Pasame el aceite -dijo señalando un lugar-

Los dos comenzaron a cocinar y dejaron los nuggets en el horno mientras veían la televisión.

-¿Cuantos años tienes? -dijo Betty-

-Diecisiete. ¿Tienes dieciseis, verdad?.

Ella asintió.

-¿Y porqué el conejo miniatura en tu bolsillo?

-No es nada -dijo avergonzada-

-No tengas verguenza, dime.

-Está conmigo cuando voy a lugares nuevos. Su nombre es Kermit.

-¿Como la rana?

-Si.

Él rió.

-Bien. Es adorable.

Betty sonrió y se acomodó en el sofá junto a él para mirar la televisión.

Poco a poco, se quedó dormida, a lo que el ojiazul subió las escaleras y busco una manta para taparla y caminar a la cocina.

Cuando el almuerzo estaba listo, lo sirvió, lo llevó a la mesa y caminó hasta la rubia.

-Oye -dijo moviendo su hombro- el almuerzo está listo.

Ella se levantó y camino con él a la mesa.

-¿Porqué eres tan bueno conmigo? Creí que serías malo y que tendría que esconderme de tí.

Él rió negando con la cabeza.

-Yo tambien huí de casa de mis padres cuando era pequeño. Mi madre biológica...ella abusaba de mi y yo me escape y me fui lo mas lejos que pude. Mamá me encontró enfermo, viviendo en una casa abandonada. Me adoptó lo más rápido posible y entonces se comenzó a dedicar a servicios sociales.

-¿Cuantos años tenías?

-Cuando huí nueve, cuando me encontró once. Estaba desnutrido y le tenía miedo a todos. Por eso se que te ayudaría vivir aquí.

-Solo será una semana.

El asintió.

-Sabes que esta bien si luego decides que te quieres quedar ¿no?

-No lo haré, yo tengo una madre.

-Te oí intentar hablar con ella más temprano.

-Hola mamá.

-Hola Betty. ¿Que necesitas?

-Nada, solo quería hablar, te extraño y no quiero estar aquí.

-Debiste pensar eso antes de aceptar ir.

-No tenía opción.

-Adiós, Betty.

-Mamá no-

Su madre cortó la llamada y la rubianse lanzó a lancama llorando..

Little BettsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora