Jughead se retorcía en su cama, soltando quejidos mientras dormia, cuando su madre entró a la habitación.
Sus ojos se cristalizaron y movió su hombro levemente haciendolo despertar.
-Mamá -dijo adolorido-
-Ya, ya se, cariño.
Él comenzó a llorar y Gladys se acostó a su lado abrazándolo.
-Tranquilo, ya se te va a pasar.
-Mamá -sollozó- quiero que pare.
-Lo se, mi amor, lo se.
Betty jugaba con sus dedos mirándolos desde la puerta y se talló un ojo.
-¿Qué pasa? -dijo en voz baja- ¿estás bien, Juggie?
Él negó y ella corrió hacia él y lo abrazó.
-No llores, Juggie.
-Me duele -dijo con la voz quebrada- me duele mucho.
-Iré a traerte el medicamento que te dio el doctor para calmar el dolor ¿sí?
Él asintió y abrazó a la rubia mientras ella acariciaba su cabello, y su madre salía de la habitación.
-Ya, mi amorcito. Ya se te va a pasar.
Jughead negó y se acomodó en su pecho, abrazándola con más fuerza.
-Por favor, Juggie, no llores más.
-No puedo, mi amor.
-¿Te duele muchísimo?
-Sí.
-¿Si te doy muchos besitos?
-Porfi.
Gladys entró a la habitación, y mientras Betty dejaba delicados besos en la cabeza de Jughead, acariciando su espalda, le dió a él una botella y una pastilla. La tomó y volvió a acostarse encima de la rubia, secándose las lágrimas.
-Descansa,Betty se quedará contigo.
-Pero tengo clases.
-Pero bebé...-interrumpió el ojiazul- por favor.
Ella asintió.
-Esta bien.
- Las amo -dijo Jughead cerrando los ojos-
- Nosotras a tí.
- Si necesitan algo avíseme ¿sí? -dijo su madre- estaré abajo.
- Betty necesita su chupete y leche tibia -dijo el pelinegro apretando su propio abdomen-
- No te preocupes.
-Si me preocupo. Son las siete de la mañana, y estás aquí.
Gladys abrió la mochila de Betty y sacó un chupete amarillo para dejarlo en la mesita de noche.
-Si luego tienen hambre, avísenme.
Ella asintió y abrazó con más fuerza a Jughead.
Gladys se fue y Betty cerró los ojos.
-Te amo -susurró, con sus manos dejando caricias en la espalda del más grande- haría lo que sea por tí ¿sabes?
-Desearía que no tuvieras que hacer nada por mí.
-Jug. No es tu culpa, no decidiste que esto pase.
-No, pero fui irresponsable e hice cosas que causaron esto.
-¿A qué te refieres?
Él negó con la cabeza.
-Nada -dijo en voz baja-
-No, ahora dime.
-Jamás le dije que no a un cigarrillo en una fiesta, o cuando estaba con mis amigos, sabiendo perfectamente que mi padre tenía problemas en los pulmones por eso, lo seguí haciendo, y ahora voy a morir por mi propio error estúpido.
-¿Vas a morir? -dijo en un hilo de voz-
-No no no -dijo y levantó la cabeza para besar sus labios y abrazarla- no voy a morir aún, princesa. Es una forma de decir.
-No quiero que mueras.
-Yo no quiero tampoco. ¿Quién cuidaría a mi princesita como yo lo hago?
-Nadie -dijo comenzando a llorar- nadie lo hace como tú.
-Tranquila, estoy aquí. Papi esta aquí -susurró cambiando de lugar con ella, para acomodarla en su pecho y dejar un beso en su frente- ya se que estás nerviosa. Pero estoy aquí contigo.
-Papi -murmuró apagándose a él- por favor, no te mueras.
-Mi amor, ni siquiera sabemos que es lo que tengo. Quizá solo sea una infección y nada mas tenga que tomar medicamentos por una semana.
-Quiero que sea eso. No soporto que estés así -sollozó-
-Yo tampoco, créeme. Pero necesito que dejes de llorar, mi amor.
Ella negó y él tomo el chupete y lo puso en la boca de la menor, comenzando a calmarla y hacerla cerrar los ojos.
-Duerme, estoy aquí. No iré a ningún lado.
-Mhm -pronunció la menor, con los ojos cerrados, abrazandolo-
-Te amo.
Betty estaba a punto de dormirse, cuando Gladys entró a la habitación.
-Jug, ya tienen los resultados. Debemos ir.
-Espera -dijo en voz baja- y baja la voz. Deja que Betty descanse un rato, la está pasando mal.
-No peor que tú,mi amor. También eres importante ¿sabes?
-Ahora mismo solo quiero dejarla dormir en mis brazos una vez más antes de las malas noticias.
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Little Betts
RomanceBetty se escapó de su casa a los doce años debido a su padre abusivo, y desde entonces, vive en una habitación de hotel con el dinero de su tía y su madre, quienes viven al otro lado del país. En ningun momento pensó que todo eso estaba a punto de c...