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Pasaron dos semanas, todo había vuelto medianamente a la normalidad, y Betty se encontraba en el cuarto de su mamá, abrazando su osito de peluche mientras lloraba.

-Cariño, debes ir a tu cama.

-¡No!

-Mi amor, por favor.

-Pero mamá, no puedo dormir sin Juggie ni nadie. Déjame quedarme contigo, porfi.

-Bien -suspiró- pero por favor, duerme.

-Si -dijo secándose las lágrimas- lo prometo.

Gladys se acostó a su lado y la rubia la abrazó y cerró los ojos.

-¿Canela tiene que dormir aquí?

-Sí.

La menor cerró los ojos y su madre la abrazó, mientras Jughead entraba con su almohada en una mano.

-Oh...em...adiós -dijo y salió de la habitación-

-Cariño, ven.

Él volvió y Gladys suspiró.

-¿Ibas a venir a dormir?

-Sí. No importa.

-¿Ustedes entienden que es tonto que no se hablen?

-Él no para de pelear nunca, y hace cosas feas.

-Tu eres la que hace cosas feas.

-¡No! -chilló-

Jughead respiró profundamente y Betty se tapo con las mantas hasta la cabeza.

-Sabes que no quise alterarte como lo hice cuando pelee con él ¿cierto?

Ella bufó y el ojiazul suspiró.

-Como sea, no me importa -dijo y se fue-

Salió de la habitación y caminó a la suya para acostarse, y al hacerlo, sintió algo duro en su espalda, por lo que se sentó y descubrió un chupete rosa con un osito en la punta.

-Dios -suspiró-

Se acostó con el chupete dentro de su mano, y cerró los ojos.

-Por favor, háblame -susurró-

En su cabeza se repetia una y otra vez la imagen de Betty yéndose del lugar mientras él y Riff discutían

Maldita, maldita discusión》

Pasaron horas, y a la mañana siguiente, Jughead despertó y vió a Betty sentada en el suelo junto a su cama.

-¿Qué haces ahí, Betts?

-Juggie no quiero pelear.

-Yo tampoco quiero pelear, princesita, pero no te sientes en el suelo, te vas a resfriar, ven -dijo palmeando dos veces la cama-

Ella se sentó frente a Jughead y él suspiró.

-Lamento haber sido un idiota, Riff es tu amigo y no debí ponerme así...

-¿Pero...?

-No hay pero. Estuvo mal y ya. Y tampoco debí llamar a Blake, fue estúpido y solo lo hice para hacerte sentir mal por estar enojada conmigo, fue muy inmaduro y no pensé en como te ibas a sentir.

-Él me asusta.

Jughead asintió acariciando su mejilla.

-Lo se, mi amor, se que te asusta, lo mantendré lo más lejos tuyo posible.

-Juggie no hagas eso de nuevo -dijo y se lanzó a sus brazos-

Él la abrazo y besó su mejilla.

-Te amo, princesita,lo siento tanto.

Gladys sonrió apoyandose en el marco de la puerta.

-¿Yo también merezco un abrazo? Es decir, yo los tengo que aguantar a los dos todos gruñones y malhumorados cuando pelean.

-No mereces abrazo por escuchar conversaciones ajenas -dijo el pelinegro-

-No seas malo, mami merece un abrazo.

-Uno pequeño -respondió él-

Little BettsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora