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Betty estaba sentada en las gradas de la cancha de basquet, viendo a Jughead levantar pequeñas pesas una y otra vez, cuando alguien se sentó a su lado.

-¿Se arreglaron?

Ella asintió mirando a Veronica y esta sonrió.

-Me alegro, oye, el hermano de Riff cumple años el viernes y dará una fiesta, así que estás invitada. Tu novio también, pero no sus amigos, lo siento.

-No pasa nada, tampoco me agradan. Lo pensaré, no soy fan de las fiestas.

-¿Por?

-La paso mal cuando la gente está ebria.

-No pasa nada, sabiendo eso, no tomare alcohol, de todos modos la entrenadora de las animadoras dice que no lo hagamos asi que me ayudas.

-Gracias -dijo dandole una sonrisa- eso significa mucho para mí.

-No quiero que te sientas excluida. Eso es feo.

-Es horrible.

Verónica asintió y suspiró.

-¿Cuando me lo presentas? -dijo señalando al novio de la rubia-

-Cuando no esté pegado a la ropa por la transpiración.

-Bien -rió- debo ir a casa. ¿hablamos luego?

-Si.

-Adiós Betts.

-Adiós.

Ella volvió su vista a la cancha, y no vio al ojiazul.

-¿buscas a alguien? -dijo él, sentandose a su lado-

Betty se exaltó y rió para alejarse levemente.

-Asquito.

-Lo se, la transpiración da asco. ¿me das un beso?

-¿Bromeas?

-Sí.

La rubia rodó los ojos sonriendo y él bebió un sorbo de agua.

-Si te ves sexy -dijo la rubia volviendo a verlo-

-¿Ajá?

-Sí.

Él le dió un beso en la mejilla y rió al ver su mueca de asco.

-Iugh.

-¿No que me veo sexy?

-Solo te veo -dijo en una pequeña risa- estas pegajoso.

Jughead rió y miró a su entrenador que lo veía con los brazos cruzados.

-Ya, ya, ya voy -dijo volviendo a caminar hacia donde estaba el resto-

-Dije tomar agua, no ir a distraerte con chicas.

Jughead rodó los ojos y volvió a tomar las dos pesas negras de el suelo.

Paso media hora más, y el ojiazul se dirigió nuevamente a Betty, quien lo miró y se alejó levemente al verlo acercarse a su rostro.

-Ve a ducharte.

-No seas grosera.

-No seas asqueroso.

Él rió y tomó su mochila.

-Bien ¿me esperas? seré rapido.

-Claro.

Jughead se fue rápidamente y un grupo de chicas en uniforme de animadoras entró al gimnasio. En ese momento, Katy se sentó junto Betty.

-Hola, rubia.

-Hola -sonrió- no me digas rubia, por favor.

-Lo siento. ¿Vienes a esperar a Verónica?

Ella asintió y miró hacia donde su novia estiraba charlando con sus amigas.

-¿Tú que haces aquí?

-Espero a mi novio.

-Es el que está en el equipo ¿verdad?

-Sí. Es mariscal de campo.

-Lo sé. Ten cuidado.

-Jughead es adorable, no tengo de que cuidarme -rió-

-No lo digo por él.

Betty la miró con confusión.

-¿Por quien entonces?

-Por ellas -dijo mirando a la cancha de nuevo- desde que Jughead volvió al equipo estan locas, y es de lo único que hablan. Cuida a tu novio.

-Pero parecen amables.

Katy rió.

-Amo tu inocencia.

-¿Gracias?

-Oye, ¿como se conocieron tu y Jughead?

-Vivimos en la misma casa.

-¿Cómo?

-Tenemos la misma mamá.

-Ok, esto se está poniendo raro.

-No es como suena.

-Suena como incesto.

-No, tengo que explicarte todo -suspiró-

En ese instante, el teléfono de la rubia sonó.

-Debo irme ¿hablamos luego?

-Más te vale, tienes explicaciones que dar.

Betty rió y se fue del gimnasio.

Little BettsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora