-Jughead -sonrió una mujer de cabello rubio y abrazó al pelinegro mientras él sonreía- te extrañamos mucho.
-Yo a ustedes.
-Y tú debes ser Betty -afirmó un hombre de ojos verdes mirando a la rubia, quien se escondía detrás de Gladys-
-Saluda, mi amor. Ellos son tus abuelos.
Betty nego apretando su mano y Gladys se alejó de la puerta con ella.
-Tengo miedo, no me gusta que otros que no conozco me abracen o me toquen, quiero ir a casa.
-No hay de que temer, cariño -la abrazó- tus abuelos son muy buenos, ellos no te tocarán si no quieres, lo entienden, Juggie tampoco quería que lo toquen cuando los conoció y ahora ya no tiene miedo.
Betty la abrazó y Gladys besó su mejilla.
-Ya, mi amor. No pasa nada.
-Yo entro, pero no sueltes mi mano.
-Claro, cariño.
La mayor tomó su mano y juntas entraron a la casa.
-Betty no está lista para los abrazos -dijo y Jughead volteó rápidamente a verla- pero mira, cariño, él es tu abuelo, Greg, y ella es tu abuela, Taylor.
-Hola -dijo la rubia en voz baja-
-Hola, linda. ¿Sabes? Tu hermano tambien tenía miedo cuando nos conoció, pero verás que no pasa nada.
Jughead asintió y acarició su cabello, ven vamos a dejar nuestras cosas.
Los tres subieron las escaleras y entraron al cuarto de Jughead.
-Éste es mi cuarto pero ahora es de los dos -dijo dejando las dos maletas en la cama- mi amor ¿qué pasa? no me gusta que tengas esa carita.
-No me gusta conocer lugsres nuevos.
-Tranquila, estamos aquí contigo los tres.
-¿Tres? -cuestionó su madre-
-Tu, yo, y Kermit -dijo señalando al conejito que había en el bolsillo de Betty-
Betty lo abrazó y él besó su frente.
-Así de fácil me cambió.
-Es que doy los mejores abrazos -afirmó su hijo-
-Iré a ahudar con el almuerzo, muestrale la casa a Betty. Y recuerda que aquí es tu hermana.
-Es mi bebé -dijo acariciando su cabello-
-Quiero ir a casa.
-Amor, no. Vamos, te voy a mostrar que aquí también es lindo. ¿Te gustan los gatitos?
-Gatitos -sonrió- amo los gatitos.
-Muy bien, vamos.
Los dos salieron al patio trasero y vieron cuatro gatitos bebés durmiendo en una caja y dos grandes a su lado.
-Ellos son Leche y Chocolate, y sus hijitos, galletita, azucar, pastel y tostada.
-Que lindos -sonrió Betty sentandose en el césped- Hola.
Jughead sonrió y acarició su cabello.
La rubia tomó un gatito y este abrió los ojos y se trepó a su hombro.
-Es bebé.
-Como mi bebé.
-Yo.
-Si, amorcito, tú.
-Los gatitos me encantan.
-A mi también. Cuando llegué adoptaron a una gatita para que no me sienta solo, y esa gatita es la mamá de Cacao.
-¿Y donde está?
-Se murió.
-No -dijo con un puchero-
-Sí, mi amor, es normal. Los gatitos mueren. Las personas también. Hay que disfrutar el tiempo que están vivos.
-No te mueras, Juggie.
-No me moriré mientras estas viva, amorcito.
-Que bien -dijo tomando otro gatito-
-¿Que hacen? -dijo Greg parandose junto a Jughead-
Él lo abrazó y el mayor revolvió su cabello.
-¿Te gustan los gatitos, Betty?
-Lo amo -afirmó sonriente-
-Mamá no nos dejará tener mascotas nunca en la vida.
-Tu mamá es aburrida -dijo el mayor-
-Ella es buena -bufó Betty- cuando me da miedo me abraza.
-Sí, es buena.
-Enanita, deja a los gatos un segundo.
-No.
Jughead rió y su madre se asomó por la ventana.
-Betts ¿quieres hacer galletas?
-Sí -sonrió parándose-
Ella entro a la casa y Jughead sonrió mirándola.
-Su familia biológica es una mierda, por eso está asustada.
-Conozco a alguien que era igual.
-Yo no era así de llorón.
-Si lo eras, te escondias detrás de tu mamá tal como ella.
El pelinegro rió.
-Extraño cuando era pequeño y ella me cargaba todo el camino a la escuela, y la abuela me hacía panqueques en forma de corazón cuando estaba triste.
-Lo sé, también extraño eso.
-Betty vivió sola desde que tenia como catorce años. No se cómo pudo, es tan cariñosa y le tiene miedo a la oscuridad.
-Ahora tiene una familia, ya no pasará eso.
Él sonrió y lo miró.
-¿Quieres hacer galletas?
-Siempre quiero hacer galletas.
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Little Betts
RomanceBetty se escapó de su casa a los doce años debido a su padre abusivo, y desde entonces, vive en una habitación de hotel con el dinero de su tía y su madre, quienes viven al otro lado del país. En ningun momento pensó que todo eso estaba a punto de c...