Tres.

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Caminé apresuradamente por el pasillo, no podía ser posible que llegara tarde a mi primera clase, en mi primer día de universidad.
Miré mi reloj, aún estaba a tiempo.

Di media vuelta a la derecha y ahí la vi, el aula 312, apresuré el paso.

Si tan solo no me hubiese tardado tanto en la mañana tratando de arreglarme el cabello en una coleta que me quedaba horrible, y tener que terminar alisandome el cabello con una plancha de cabello, hubiese podido llegar mas rápido.

Me detuve un momento frente al aula de clases, tomé aire y cerré los ojos, "Estoy preparada para la vida universitaria" traté de convencerme, bajé la mirada hacía mi atuendo, llevaba un vestido entallado en la cintura y suelto en la falda de estampado de flores amarillas que llegaba hasta la mitad de mis pantorrillas, de pronto me sentí ridícula por haberme arreglado tanto, pero rápidamente saque ese pensamiento de mi cabeza, estar en la universidad era muy importante para mi, y merecía que le pusiera mi atención.

Empujé la puerta con mi mano izquierda y di un paso adelante, el aula era enorme, de color blanco y con decenas de asientos... Dobles.

¿Asientos dobles?
¿Dónde estabamos?
¿En el kinder?

Miré de nuevo el número en la puerta, era el correcto, metí mi mano en mi bolso para sacar mi celular donde estaba mi horario digital.

"08:00 am / Introducción al Derecho / Aula 312"

Si, definitivamente iba a ver clases en asientos dobles, con una persona a cinco centímetros de mi, lo que solo significaba una cosa.

Debía apresurarme para tomar un asiento antes de que todos los asientos estuvieran ocupados y me dejaran con la peor persona del aula.

Entré rápidamente al aula, y ahí estaba, brillando como un sol, el asiento perfecto para mi, en el medio, justo al frente, el asiento de todo un ganador, y estaba totalmente vacío.

Tenía que ser mío.

Caminé llena de seguridad hacia el asiento colocando sofisticadamente mi bolso y sentandome de lado derecho de este, me sentiría un poco menos expuesta si estaba de ese lado, o por lo menos eso pensaba.

Escaneé por un momento el aula, la mayoría de personas lucía ropa de excelente marca y accesorios carísimos, sin duda estaba en una prestigiosa escuela, pero luego recordé que todos ahí al igual que yo estaban por sus padres y no por mérito propio.

—Disculpa, ¿Puedo sentarme aquí? —Una suave voz interrumpió mis pensamientos.

Volteé para mirar de dónde provenía la voz, una suave sonrisa me saludó haciendo que mis mejillas se calentaran.

Un chico de brillante piel blanca y cabello liso y rubio dorado estaba de pié en diagonal a mi, llevaba su mochila colgando de su hombro izquierdo y estaba esperando a que yo diera mi respuesta para poder sentarse a mi lado.

—Ahm. —Dudé nerviosa.—Si, está desocupado. —Respondí con amabilidad sabiendo que sería muy descortés negarme. Eso sin mencionar lo increíblemente lindo que era.

Dí nuevamente un vistazo a mi entorno y no me pareció ver ningún asiento libre, lo cual le daba sentido a que el chico quisiese sentarse a mi lado.

Desplazó la silla varios centímetros hacia atrás para entrar elegantemente en el asiento y dirigió inmediatamente su mirada hacia el frente. Aproveché para mirarlo por una milésima de segundo, tenía un perfil perfecto, con una pequeña nariz puntiaguda, sus mejillas eran libres de imperfecciones y sus ojos tenían una forma sumamente bonita.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora