Ocho.

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Lento.

Todo en mi entorno comenzó a ir en cámara lenta, o no sabía si era yo quien se había realentizado.

Lento.

Los látidos de mi corazón disminuyeron, junto con mi respiración, comenzaron a ir más despacio.

Lento.

Todo mi entorno lucía como si estuviese en un sueño lúcido, una neblina hacía que todo se volviera borroso, pero sabía que estaba ahí, lo podía ver.

Mi cuerpo, cabeza y conciencia estaban en tres sitios distintos, mi conciencia trataba de enviarle señales a mi cabeza pero la  conexión fallaba y mi cuerpo se volvía lígero sin saber a quién obedecer.

Mis ojos se dirigieron hacía el escenario y vi al chico de la banda tocando acordes en una preciosa guitarra negra, mientras que la chica de cabello rojo cantaba con una voz angelical, o de cierto modo la escuchaba más suave que minutos antes.

Miré a un grupo de chicas delante de mi, bailar y reír, podía sentir su energía vibrante, podría fundirme en sus risas si lo quería.

La sensación que cubría mi cuerpo me hacía no tener un dominio propio, pero al contrario de lo que había pensado, estaba totalmente consiente y sabía lo que pasaba a mi entono, pero la percepción que tenía había cambiado, como si mi cuerpo no tuviese voz ni voto y fuera solamente una nube de humo andante en medio de la pista de baile.

Mi cabeza se movía al ritmo de la música, y mi cabello sudado se pegaba a mi nuca recordándome que estaba ahí, que existía.

Una sensación de mariposas revoloteando se formó en mi estómago, y sentía mi corazón apretar en mi pecho, todo mi cuerpo fue invadido por una sensación de que iba de caída desde un paracaídas, y no hubiese suelo debajo de mi.

Llené mis pulmones de aire y por más que el ambiente estuviera lleno de humo y olor a cerveza, no me molestaba, sentía cada sensación con un punto de vista diferente.

De pronto recordé que no estaba sola y di la vuelta para conseguirme con el vacío, y cuando me refería al vacío significaba que el no estaba ahí.

Mi corazón se apretó en mi pecho, ¿Me había dejado sola?

Mis ojos se dirigieron al bosque, donde nos habíamos encontrado antes, y el estaba ahí, con un cigarrillo en su mano y sus ojos conectados a mi, en ningún momento había dejado de mirarme.

Hizo una señal con sus manos para que fuera donde estaba él y no dudé un segundo en ir hacia allá, un hilo invisible nos unía e iba exactamente en su dirección.

Verlo a distancia después de haberlo tenido tan cerca me daba ganas de correr hacía el.

Fuera de la fiesta hacía el doble de frío que dentro de ella, haciendo que mi piel se erizase recordándome que no había traído ningún tipo de abrigo.

El me recibió junto a él con una sonrisa que apenas estaba ahí. Tenía un aura seductora que era imposible de ignorar, era una especie de imán de tamaño humano, lo que tenía de atractivo lo tenía de peligroso, y todo eso era una unión embriagante que me atrapaba.

—¿Hoy estás sola? —Preguntó el exhalando humo.

—¿A qué te refieres? —Pregunté, mi cuerpo seguía entumecido, no podía pensar con normalidad.

—La vez anterior estabas con otra chica y hoy no la veo por aquí, ella acostumbra estos sitios. —Respondió despreocupado.

La forma a la que se refirió a "estos sitios" me hizo estremecer, y una duda se implantó en mi cabeza.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora