Veintiuno.

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Esa mañana la cama estaba más suave y cómoda que de costumbre, era domingo después de todo, mi madre tendría el día libre y podría dormir hasta tarde.

Traté de abrir los ojos pero mis párpados pesaban de sobremanera, extrañamente no tenía junto a mi el peluche con el cual solía dormir, tantee con mi mano hasta conseguirlo, estaba detrás de mi, me dí media vuelta y subí la pierna encima de él, su textura me pareció extraña pero decidí ignorarlo, realmente tenía mucho sueño. Abracé al peluche pero este estaba más duro que de costumbre, apreté mi mano sobre su superficie y abrí los ojos repentinamente al darme cuenta que lo que estaba tocando tenía un sensación similar a tocar piel.

Ahogué un grito al ver al pálido y pelinegro chico acostado junto a mi, mi cerebro comenzó a unir piezas y poco a poco recordé lo que había pasado la noche anterior.

Nos habíamos besado.
Él me había dado el mejor beso que alguien me hubiese dado en mi vida, después estuvimos mucho tiempo abrazados mientras que Yeonjun me acariciaba el cabello, luego el me obligó a tomar un baño y cuando había salido del baño el se había quedado dormido en mi cama, y yo me quedé dormida mientras lo observaba dormir.

Ahora el estaba en mi cama, su rostro lucía pacífico y tranquilo, la punta de sus pestañas rozaban con la piel de sus mejillas, se veía de cierta forma muy tierno. Su cabello estaba despeinado y su camiseta se había subido dejando ver su ombligo, era la vista más perfecta que había apreciado en mi vida.

Busqué mi celular entre las sábanas, tenía dos mensajes en la bandeja de entrada, solo una persona tenía ese número, así que debía ser el, Kai, ignoré los mensajes y miré la hora, eran casi las ocho de la mañana, era temprano y podía seguir durmiendo, o eso creía. La casa estaba en un perfecto silencio cuando un portazo se escuchó hasta mi habitación y eso solo significaba una cosa, mi madre había llegado.

Miré a Yeonjun acostado junto a mi, el ni siquiera se había percatado de que había amanecido, comencé a mover su cuerpo pero el hacía caso omiso, estaba profundamente dormido. Mi madre no tardaría en subir para venir a verme, yo apenas había salido del hospital el día anterior y no habíamos tenido medio de comunicación, ella definitivamente lo primero que haría sería subir a verme.

—Yeonjun, llegó mi madre. —Grité en voz baja. El comenzó a abrir sus ojos, pero no parecía poner atención en lo que le decía.

Mi pulso se detuvo cuando oí los pasos de mi madre subir por la escalera, sentí el cuerpo desfallecer, solo tenía una opción.

Metí ambas manos por debajo del cuerpo de Yeonjun y apliqué fuerza para lanzarlo fuera de la cama, contuve la risa cuando el trató de sostenerse de las sábanas.

—Auch. —Se quejó el, tenía un ojo cerrado y el otro entre abierto. —¿Qué sucede?

Ahogué la risa, Yeonjun estaba medio dormido y prácticamente en cuatro patas en el suelo junto a mi cama.
—Mi madre entrará en cualquier momento, métete bajo la cama. —Susurré, mi madre iba a entrar en cualquier instante, mi corazón se quería salir de mi pecho.

—¿Qué? —Yeonjun puso cara de susto, se había puesto más pálido de lo que ya era.

—Que te metas bajo la cama. —Susurré mientras empujaba su cabeza hacía abajo.

Yeonjun pareció entenderlo, pero seguía aturdido, deslizó su cuerpo escondiéndose bajo mi cama, recorrí mi habitación con la mirada buscando que todo estuviera en orden.

—¡Los pies! —Susurré al notar que las notas de Yeonjun sobresalían de la cama, el recogió sus piernas rápidamente.

La puerta de la habitación se abrió al mismo tiempo en el que me acosté tapándome con las sábanas, tenía que simular estar dormida pero la adrenalina no me lo permitía, cerré los ojos con fuerza esperando que mi madre dijera algo, me concentré en mi respiración tratando de controlarla.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora