Diecinueve.

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Observaba el celular en mi regazo, Kai había enloquecido, por más que le repetía que no lo aceptaría no me dejó en ningún momento devolverle en celular.

Era un teléfono celular precioso, de alta gama y carísimo, de un tono rosa metálico, era más de lo que podría imaginar jamás.

Llevaba más o menos una hora desde que Kai me había dejado en casa, y en lugar de acostarme a dormir había comenzado a caminar por toda la casa, una ansiedad había comenzado a invadir mi cuerpo y no lograba conciliar el sueño.

Había revisado el refrigerador unas doscientas veces y no encontraba que comer. Había iniciado sesión en todas mis redes sociales y no había conseguido nada que llamara mi atención o que calmara mi ansiedad.

Una idea entró en mi mente y me regañé automáticamente por pensar eso. Comencé a golpear mis piernas ansiosamente, y luego la idea no fue tan mala.
Abrí la puerta de la habitación de mi madre, no podía creer que estaba haciendo eso.

Caminé a través de la habitación de mi mamá, abrí todas sus gavetas buscando alguna especie de calmante que me relajara, habían antibióticos, analgésicos básicos, antialérgicos, pero no tenía ningún calmante, después de todo el doctor tenía razón cuando dijo que iba a tener una especie de necesidad a los calmantes después de que se pasara el efecto de estos.

Miré el reloj, eran las diez de la noche y no tenía la más mínima cantidad de sueño que me permitiera dormir, estaba totalmente sola, y con una sensación de culpa, sentía que me ahogaba, comencé a morder mis uñas hasta el punto en el que me lastimé la piel de los dedos, la idea de tomar varios analgésicos al mismo tiempo tentaba mi mente.

Corrí por las escaleras hasta llegar a mi habitación, instintivamente revisé todas mis gavetas, sin saber precisamente que estaba buscando, sólo con la esperanza de conseguir algo que me ayudara, abrí mi closet y mis ojos se fueron inmediatamente a la chaqueta negra que había puesto horas atrás, revisé sus bolsillos con la ilusión de conseguir algo, mi corazón se aceleró cuando mi dedo índice tocó algo, saque rápidamente el objeto con la punta de los dedos y me decepcioné cuando vi que era una hoja de papel doblada por la mitad muchas veces hasta formas un pequeño cuadro, la abrí rápidamente y una corta frase estaba escrita en la esquina superior de esta.

"Aquí estaré cuando me necesites".
Mi corazón parecía haberse detenido en conjunto a mi respiración, mis manos comenzaron a temblar y no podía parar de mover mis pies,y ahora mi corazón se estrujaba dentro de mi pecho.

¿Por qué?
¿Por qué a mi?

Deslicé la chaqueta por mis brazos, sintiendo el suave calor que causaba el grosor de la tela, me negué a dar vueltas sobre lo que había leído, ahora solo necesitaba una cosa.

Miré mi celular resistiendo la tentación de llamar a mi madre, si ella se enteraba de que Kai me había obsequiado un celular, estaría toda la noche llamándome, lo cual interfería con mis nuevos planes.

+×+

Una brisa despeinaba mi cabello, no sabía si el temblor en mi era a causa del frío o del ataque de ansiedad que comenzaba a recorrer mi cuerpo, necesitaba llegar cuanto antes, la música ya no se oía tan lejana y no pude evitar sonreir, estaba tan cerca.

Llegué a ese sitio, donde había jurado no volver a ir, y ahí estaba nuevamente repitiendo en mi cabeza que era la última vez que estaría ahí, conseguiría algo de calmantes o cualquier cosa que me ayudara a dormir, devolvería la chaqueta y cerraría ese ciclo, jamás iba a pisar de nuevo esa fiesta clandestina.

Me concentré en mi respiración mientras caminaba entre las personas, por un momento me pregunté de donde sacaban toda esa fuerza para bailar y reír enérgicamente, y luego recordé lo lógico, yo acababa de salir de un hospital y ellos estaban bajo los efectos de las drogas, dos bandos bastante diferentes, y una pequeña parte de mi deseaba estar en el otro bando.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora