Treinta y dos.

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Pisé el suelo con mis pies descalzos, amaba el confort que sentía en la habitación de Yeonjun, literalmente era todo un piso solo para él, podía pasar horas y horas mirando la ciudad y el precioso cielo a través del mirador.

Las últimas semanas habían sido como estar en una especie de sueño, todo era lindo, todo era cómodo, a veces Yeonjun y yo teníamos diferencias pero siempre lográbamos arreglar todo, pasaba todas las mañans en el mirador, salía de casa haciéndole creer a mi madre que iba a la universidad cuando realmente venía a pasar la mañana, me había encargado de ordenar, limpiar y cocinar en todo el tiempo libre que tenía, Yeonjun nunca me lo había pedido pero me sentía vacía si no tenía nada que hacer, y por lo menos había logrado que el comenzara a comer comida real, y no solo snacks y comida chatarra, mi madre no sabía que había abandonado la carrera, y tampoco tenía pensado decirselo.
Cuando le dije a Yeonjun que había abandonado mi carrera a el no le había agradado la idea en absoluto, él en cambio seguía asistiendo a la universidad mientras que yo me quedaba en el mirador, le había prometido que iba a volver apenas comenzara el semestre para tranquilizarlo, cuando me había preguntado la razón, le había dicho lo mismo que a mi papá, que no me gustaba la carrera que había escogido y que no tenía pensado gastar más tiempo en algo que no me apasionaba, y a decir verdad no había nisiquiera decidido por que carrera optar cuando tuviera que escoger nuevamente que estudiar.

Por más paz que tenía, solía despertar en las noches durante pesadillas donde estaba atrapada sin poder huir, donde Hueningkai me lastimaba y me hacía cosas sin mi consentimiento, cuando despertaba solía cubrir todo mi cuerpo entre las sábanas, la sensación de alguien observándome me helaba la sangre, en la vida real el no había vuelto a hacer acto de presencia en mi vida, pero en el fondo sentía que el seguía mis pasos y que estaba esperando el momento correcto para actuar.
No había sabido nada sobre la chica de la floristería y la culpa me carcomía por dentro,  los anuncios de su desaparición eran cada vez menos y la información que se sabía de ella era casi nula, multiples veces había dado vueltas en mi habitación pensando en si era buena idea poner una denuncia en contra de Kai Kamal Huening, pero todo terminaba cuando recordaba que su padre estaba forrado en dinero y que no tenía mas pruebas que tan solo mi palabra, y dudaba que tuviera valor, estaba segura de que nadie iba a creerme en lo absoluto. Su padre iba a borrar cualquier rastro, prueba o acusación en contra de su hijo, y si se enteraba que había sido yo quien pusiera la denuncia, lo más probable es que mi vida acabara igual o peor que aquella chica.

A decir verdad la necesidad de estar bajo los efectos de algo volvían de vez en cuando, no era como que no podía vivir sin ello, pero muchas veces deseaba volver a estar drogada, Yeonjun se encargaba de cerrar con seguro ciertas habitaciones cada vez que salía y me dejaba sola en el mirador, sabía que era lo que había detrás de esas puertas, pero ninguno de los dos se atrevía a hablar de aquello, el sabía que si yo tenía la oportunidad tomaría algo, y yo también lo sabía.

Tomé de la leche chocolatada que tenía en mi taza mientras me recostaba en la silla que había colocado frente al mirador, seguramente ya me había bronceado de pasar tando tiempo ahí mirando el horizonte, pero a decir verdad era inevitable mirar la preciosa vista que había desde ahí, desde ningún sitio podría tener una vista tan increíble como desde ahí, volteé para verificar el maravilloso trabajo que había hecho al ordenar los nuevos muebles de cocina que Yeonjun había comprado, a veces se me olvidaba que su padre era un rico mafioso que le había entregado el liderazgo de una zona en específico para la distribución de productos ilícitos. Había dejado la decoración tal y como estaba, sentía que todo ahí tenía la vibra de Yeonjun, rockero, oscuro, peligroso, y en una esquina estaba la cocina, había pensado en si era conveniente ponerla en el piso de abajo, pero a decir verdad me daba flojera tener que subir y bajar constantemente las escaleras.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora