Nueve.

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Minutos atrás me había sentido como en un sueño, pero en ese instante solo podía sentir miedo.

Los narcóticos en mi me habían hecho estúpida y ahora estaba en un vehículo yendo a un sitio desconocido.

Noté a mi alrededor que habíamos abandonado las luces de la carretera y nos habíamos desviado a un camino más bien campestre y alejado de la civilización.

Cuando Yeonjun bajo la velocidad de la motocicleta miré a mi entorno y no había nada más que un espeso campo arbolado, cruzó en un angosto camino y mi corazón se aceleró, ¿Qué diablos iba a hacerme ese hombre?

Comencé a hacerme planes en la cabeza de como defenderme en el caso de que quisiera hacerme daño.

Entramos en un claro en medio del campo, subimos un camino empinado hasta que una estructura se presentó delante de nosotros, a plena vista podría decir que era una casa, contaba con dos plantas, las paredes de la planta inferior eran de piedra y la planta superior estaba cubierta con enormes ventanales de cristal.

Yeonjun apagó el motor de la motocicleta, y me dí cuenta de que veíamos la casa gracias a la luz de la motocicleta.

—Llegamos. —Dijo Yeonjun quitándose el casco de su cabeza.

Estaba congelada, sin saber como reaccionar.

Yeonjun dió media vuelta para mirarme, su  precioso perfíl fue alumbrado por la plateada luz de la luna llena, parecía una escena de un libro.

—Puedes bajar. —Dijo suavemente, por primera vez había escuchado su voz con un silencio total de fondo, sin música y sin golpes. Su voz tenía una tez ligeramente ronca, de no ser por que temía por mi vida, me hubiera derretido al oírlo.

Tomé todo el valor que tenía en mi cuerpo y me bajé de la motocicleta, cuando mis pies tocaron el suelo me tambaleé, el volver a sentir la gravedad tocando mi cuerpo me hizo perder el equilibrio, sentí su mano sostenerme por la espalda para evitar que me cayera.

Su suave risa tintineó en mi oído, haciendome sentir un ligero cosquilleo.

—Aquí estoy. —Dijo el en voz baja. —No te dejaré caer.

Me alejé un poco de su cuerpo, las alarmas en mi cabeza aún estaban encendidas.

—¿Dónde estamos? —Pregunté dándome cuenta de que mi voz temblaba.

—Es un lugar que quiero mostrarte. —Dijo Yeonjun, el estaba parado frente a mi, solo unos centímetros nos separaban, di un par de pasos atrás. —¿Ocurre algo? —Preguntó el frunciendo el ceño. —Luces nerviosa.

—¿Por qué me trajiste aquí? —Pregunté tratando de lucir valiente. —¿Qué me quieres hacer?

Yeonjun inclinó su cabeza confundido, inmediatamente suavizó su facción como si hubiera entendido algo.

—No pienso hacerte daño. —Dijo el.

Mi cuerpo se relajó, pero... ¿Qué asesino te dice que va a matarte?

—¿Qué me asegura que no eres un asesino? —Pregunté.

Yeonjun estalló en risas, verlo reír más de dos veces en una misma noche era más de lo que jamás podría imaginar.

—Si quisiera matarte ya lo hubiera echo, pero no tengo ningún problema de psicopatía. —Dijo el tranquilamente. —Ven.

Tomó mi mano y me jaló suavemente hacía la casa.

—¿Qué quieres decirme con que ya me hubieras matado? —Pregunté atónita.

Yeonjun se paró de golpe haciendo que mi cuerpo chocara con el de él, el tacto de su cuerpo de nuevo causó una sensación de electricidad que me recorrió por completo.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora