Catorce.

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"—Haz silencio"

Todo mi cuerpo se estremeció al escuchar su voz, mi corazón quería salir corriendo de mi pecho, hace un minuto atrás ví la vida pasar frente a mis ojos.

—Yeonjun, ¿Qué diablos haces metido en mi casa a esta hora?—Me di la vuelta consiguiendome con el pelinegro de frente.—¿Cómo entraste, acaso eres un delincuente? —Dije dándome cuenta inmediatamente de lo que acababa de decir.

Yeonjun soltó un suspiro, caminó a través de la habitación y encendió la luz.

—Buenas noches, Ángel. —Dijo Yeonjun, su mirada lucía cansada. —Estaba preocupado por ti.

Reí fríamente.

—¿Tú preocupado por mi?—Dije alzando una ceja. —Si, claro.

Me senté en mi cama y lancé mis tacones al otro extremo de la habitación.

—¿Estás bien? —Dijo el. —Es tarde y estabas fuera de casa cuando llegué.

—¿Cómo entraste desde un principio? —Dije molesta. —Entraste a mi casa sin mi consentimiento.

—Bueno, creo que si estás bien. —Dijo el, ignorando por completo mi pregunta. —Y sobre todo bien acompañada.

Giré lo ojos.

—Es muy mi asunto eso. —Me lancé en la cama. —Y para nada tu asunto. —Actué lo más valiente que pude, pero mi cuerpo temblaba.

Yeonjun estaba de pie junto a mi puerta, su espalda estaba recostada a la pared y sus brazos estaban cruzados en su pecho, extrañamente su mirada no se encontraba directamente con la mía como solía hacer cuando estaba en mi entorno.

—Llevas el mismo vestido de aquel día. —Dijo el en voz baja.

—¿Para eso viniste? —Me apoyé sobre mis codos. —¿Viniste a preguntarme dónde estaba, con quién estaba y qué llevaba puesto? ¿A caso eres mi padre?

No sabía de donde estaba saliendo esa actitud en mi, pero una fuerza más allá me controlaba, el hecho de que me había prometido a mi misma que no volvería a salir con el, ni verlo a el, y que acababa de llegar de conocer a la familia del chico más increíble del mundo me había dado el valor para tratar a Yeonjun de forma en la que pareciera que el no me importaba lo más mínimo, pero a decir verdad, verlo de pie junto a mi puerta causaba una reacción desconocida en mi.

—Tu casa estaba abierta. —Dijo el, apretó sus labios, quería tocarlos, lucían increíblemente suaves.

Me regañé mentalmente por mi actitud dándome cuenta de lo que el acababa de decir.

—¿Disculpa?—Abrí los ojos con asombro. —Mi casa no estaba abierta, yo cerré las puertas.

—Pues la puerta trasera estaba abierta, solo tuve que mover la manilla y estaba dentro. —Dijo el. —Deberías tener más cuidado.—Relamió su labio.

—¿Y eso te dió derecho a entrar? —Dije enojada, la sangre comenzaba a concentrarse en mi rostro. —¿Y si llegaba mi madre?

—Tu madre está de guardia completa en el hospital dónde trabaja, no llegará hasta mañana. —Dijo él tranquilamente dejándome atónita.

—¿Cómo demonios sabes eso? —Pregunté rápidamente. —¿Estás vigilándome?

—Deberías cuidar tu vocabulario, eres muy linda para hablar de esa forma. —Dijo irónicamente, por fin mirándome a los ojos, logrando sacarme de mis casillas.

—Será mejor que te vayas de mi casa. —Dije con autoridad, pero el hizo caso omiso. —¿Acaso no oíste? Lárgate ahora mismo.

Me puse de pié, el enojo había invadido mi cuerpo para ese momento.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora