Cuatro.

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Ni siquiera sabía por donde iba caminando cuando me detuve junto a un pasillo de color azul, miré a mi alrededor y no vi a nadie por los alrededores.

Arrastré mi espalda contra la pared hasta tocar el suelo, seguía asustada por lo que había visto en el callejón, mi vello corporal se erizó al recordar a escena del chico con la piel enrojecida y la sangre corriendo por su nariz.

Traté de detener las lágrimas salientes de mis ojos, pero había algo que me lastimaba más que los golpes que le habían dado a aquel muchacho indefenso, haber visto al chico de la fiesta ahí, tranquilamente viendo como golpeaban a otro hasta sangrar, cómo si fuera lo más normal del mundo, y por un momento un enorme miedo invadió todo mi ser.

La posibilidad de que me hubiera echo daño el sábado anterior eran grandes, quizá beth tenía razón, y el era sumamente peligroso.

De cierto modo también me sentía mal porque la noche que lo conocí había creado una especie de vínculo imaginario hacia el, todo mi fin de semana había sido pensar en el como una estúpida, y ver que era un mostruo me hacía caer en cuenta de que nada en mi entorno era lo que parecía ser.

—Oye. —Dijo una voz a mi lado. —¿Estás bien?

Miré la borrosa silueta a mi lado, era un chico, limpié mis lágrimas para verlo mejor.

La persona a mi lado se agachó dejándome verlo en detalle, su rostro era pequeño y delicado, con unos ojos grandes y expresivos que denotaban preocupación, su cabello era teñido de gris y el crecimiento era de un castaño oscuro.

—¿Ocurre algo? —Insistió el. —¿Puedo ayudarte?

Suspiré.

—No es nada, está bien. —Bajé la mirada para evitar que viera mis ojos enrojecidos por las lágrimas. Aquello era vergonzoso.

Hubo un silencio.

—Oí tus sollozos desde el baño. —Dijo el en una especie de confesión. —Dudo que estés bien.

Abrí mis ojos de par en par sin evitar llevar mi mano hasta mi boca para taparla, no me había dado cuenta de que estaba sollozando.

Enfoqué mi vista a mi alrededor y todo tenía sentido, estaba en un pasillo que daba dirección a varios baños masculinos, me sentí tonta por estar ahí.

—Perdón. —Me disculpé comenzando a levantarme. —No fue mi intención. —Dije con mi voz ronca por llorar.

El sonrío amablemente, sus dientes estaban perfectamente ordenados.

—Mi nombre es Taehyun, si necesitas ayuda en algo aquí estoy para ti, no voy a juzgarte. —Sus ojos parecían ser sinceros.

                               +×+

Caminamos hacia la cafetería más cercana, Taehyun me prestó unos lentes de sol para tapar el enrojecimiento que habían recibido por el llanto.

—No es que me guste el chisme. —Dijo Taehyun jalando una silla hacia atrás para que me sentara. —Pero, ¿Vas a decirme qué ocurrió?

Tomé asiento colocando mi bolso encima de la mesa redonda con mantel de flores que estaba delante de mi.

—Vi algo que no debí ver. —Dije tratando de evitar que mi voz se rompiera nuevamente.

—La verdad debió haber sido algo muy preocupante para estar de esta manera. —Dijo Taehyun poniéndome suma atención. —¿Dónde ocurrió? —Preguntó con curiosidad.

—Fue en un callejón detrás de la facultad de derecho. —Dije, bajé la cabeza. —Vi como golpeaban a un muchacho junto a unos basureros.

Las lágrimas amenazaron con caer nuevamente por mi rostro, odiaba ser tan sensible.

Please Use Me Like A Drug - Choi Yeonjun TXT  [EN EDICIÓN Y CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora