Querido padre:
La estatura no se mide de los pies a la cabeza, se mide de la cabeza al cielo.
Yo soy diminuta desde cualquier perspectiva.
Desde que Pericolo se ha quedado a vivir con nosotras se ha ofrecido en educarnos por mano propia, y si, haz leído bien, escribí educarnos, a mí y a mi madre, desde que deje de asistir al colegio mamá se había encargado de educarme en casa, ella me había asegurado que al ser estos mis primeros años de estudio no teníamos mucho por qué que preocuparnos pues sería sencillo, sin embargo, después de insistir me había confesado sentir miedo ya que dice que habría un momento donde no podamos ir al mismo ritmo.
Al principio estuve confundida pues ¿qué clase de adulto no es mucho más sabío que un niño?, mamá dijo que eso era distinto, había una gran diferencia entre la madurez y sabiduría y que debería dejar de ser tan ingenua, cuando quise seguir discutiendo con ella supe nuestra plática había comenzado a lastimarla, mamá no habla muy a menudo de su pasado, no le gusta pero se que al igual que yo era su primera vez dando oportunidad a esta clase de aprendizaje.
Juntas comenzamos las lecciones y juntas terminamos odiandolas a cada una de las ellas, en un principio estábamos alegres y emocionadas ante un nuevo conocimiento, sin embargo, estás se hicieron largas y tediosas que hicieron que rápidamente perdiéramos el interés. Pericolo que todo esté tiempo había estado con nosotras nos miró y no pudo evitar reírse de nuestros intentos, “No es inusual estén así de abrumadas pues sus planes son así de insulsos”, tanto mi madre como yo lo miramos de mala manera, hacíamos nuestros mejores esfuerzos y sus palabras no nos apoyaban, fue aquella la razón por la que se ofreció a ayudarnos en primer lugar, por un momento creímos no ver diferencia pero nos habíamos equivocado, lo que empezó como otro de nuestros libros insulsos se hicieron temas desafiantes que terminaban en largas discusiones, me creerás cuando juro disfrute cada momento, mamá sonreía radiante y Pericolo la refutaba apasionado, yo realmente disfrute de esto, yo realmente estuve feliz, yo no entendí nada en realidad.
Me sentí estúpida, sonriendo y poniendo atención aunque no comprendiera nada, no quise decir nada al respecto pues no quería que ellos se detuvieran por mí, ambos lucían tan radiantes que creí conveniente quedarme callada, naturalmente no tardaron en darse cuenta de mi y aunque mamá sugirió podríamos ir más lento pero Pericolo se rehuso.
Al final fui yo la que no pudo seguir su ritmo, Pericolo incluso probo con tantas otras maneras pero nada funcionó.
Mi mente permaneció en blanco.
Recuerdo todas esas veces en las que prometió yo crecería para ser un gigante, él se equivocó.
No estoy enojada pero a veces siento que él lo está conmigo.
Yo sé muy bien que esté problema mío le causaba gran desilusión, supongo que no fue buena idea dejar de tener fe a mis libros después de todo, puede que al final fuera más culpa mía que suya.
Repito y juro no estar enojada pero desde que todo esto inicio Pericolo ha sido distinto, ya no se ríe conmigo ni me procura como antes, supongo que conocerme de este modo fue lo que lo hizo retroceder y aunque puede que haya sido una victoria para mí pues mamá me había permitido salir a jugar un poco más de tiempo con Prosciutto tampoco sirvió de nada, él trabaja toda la tarde y aunque nuestras conversaciones son más largas aún no sirve de mucho.
Aunque Prosciutto ha tratado de animarme no creo que entienda realmente lo que siento, esa sensación de no ser nada ante lo que parece ser un dios en vida es algo que incluso escribiendolo me cuesta describir.
Una vez un hombre francés dijo que la estatura no se mide de los pies a la cabeza sino de la cabeza al cielo, creo que era a eso lo que se refería los verdaderos gigantes son inmensamente impresionantes en mente y cuerpo, pero yo no puedo tener ninguna de esas cualidades, eso es algo que en todo este tiempo tarde en entender.
Pericolo siempre solía decirme que un hombre que es consciente de si mismo no necesita de un Dios, pero no reconozco a mi propio Dios, no me reconozco a mi misma, me siento perdida.
Ahora entiendo que todas esas ocasiones en las que había renegado de Pericolo y mamá mintiendo habían sido en vano, yo me era tan diminuta que no era necesario yo supiera lo todos debían saber.
Aún así me siento extraña pues mamá sigue siendo cariñosa conmigo, es más culpa mía que de ninguno.En este tiempo he comprendido no solo soy diminuta, también soy horrible pues hace mucho tiempo he mentido a mamá, y ella es la última en merecer eso de mi, mientras mamá cree que estoy con Prosciutto he caminado mucho más de lo que se me es permitido.
Estar en casa se habia vuelto agotador para mí por lo he caminado demasiado y aunque estoy triste por este nuevo cambio te admito con culpa que he estado más tranquila, hay ciertas horas en ciertos días en los que no hay ni una sola alma en calle y por un instante siento que toda Italia me pertenece.
Tal vez no pienso en nada, corro, salto y grito pero a nadie parece importarle, de alguna manera esto me hace feliz, precisamente es así que he podido escribirte esto.
Definitivamente se que es culpa mía pero al final ser tan pequeña y joven no se siente tan mal.
Se que lo que digo y pienso está mal pero deseo que me comprendas, esto es mucho más de lo que había podido tener antes de quedarme en casa.
Ahora sabes bien Pericolo se ha equivocado conmigo.
No pretendo culparlo de ningún modo pues aunque no me creas siento culpa al no poder ser lo que se esperaba de mí.
No he hablado mucho con mamá al respecto y aunque se que está preocupada no quiero decirle esto que te digo a ti.
Por favor perdóname papá.
Por favor no se lo cuentes a mamá.
Yo no soy ni seré nunca un gigante.
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Diario de una mártir
Fanfiction💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸 A la mártir de está historia le doy mi vida, ven a mí querida mía pues con ilusión espero tu pronta llegada, tu cruenta burla de desgracia apresura tu viaje ya que el destino es impaciente mi dulce dama. 💮🌸💮🌸💮🌸💮�...