Las noches habían sido azarosas para los dos. Nada podía calmar la inmensa culpa que sentía hacía la niña aunque esta nunca le hubiera reprochado.
Fatigado se arrastraba al solitario y calmo hueco de su habitación, esas maravillosas luces de color que tanto habian sorprendido los ojos inocentes de la mas joven lo tenian harto, todo un día lleno de interacciones forzadas en las que se veía obligado a fingir disfrutar lo desgastaban, hace tanto cada rincón de su mente y cuerpo le incomodaban, su cortaba y elegante cascarón lo asfixiaban, de lo único que tenía ánimos en este instante era de colgarse y por fin romperse el cuello para acabarcon su miseria, estaba terriblemente hastiado y tenía de nuevo uno de esos episodios donde no paraba de pensar que todo lo que hacía carecía sentido, que sus esfuerzos eran en vano y lo que más le dolió, que su par de hijas vivirían mucho más plenas sin su presencia, le preocupaba que cada vez más seguido pensara lo mismo.
Algo desesperado abrió las puertas de su habitación, de nuevo añoraba llorar y gritar con todas sus fuerzas, lo único que quería era tener un poco de privacidad para liberar uno de esos ataques de emoción que nunca habían sido propios de sí. Debía mantenerse digno, más nunca olvidar que sobre de todo era un hombre que aunqueno fuerasu voluntad continuaba sintiendo, de cualquier forma no le fue posible, por un momento olvidó la razón de todas sus motivaciones.
Una pequeña jugaba en suelo rodeada de toda clase animal de felpa, en todos esos días de encierro sus dos únicos colegas conscientes de su situación la habrían mimado al igual que una reina, aunque siendo esa niña terca y orgullosa digna hija de su padre, se negaba a reconocer atenciones que no provinieran de alguien en quien ella no confiara. Él la miró cansado y ella se negó a sostener su ojos, el hombre creyó haberse liberado, creyó que después de esa mañana de nochebuena no habría ningún resentimiento entre los dos pero había sido una ilusión, producto de su desesperación fue su sumisión que lo había engañado.
Pericolo pasó de ella tratando de no interrumpirla, una pequeña fiesta privada se celebraba entre las esponjosas telas llenas de espuma y las alegres tacitas de porcelana que tintiliaban al son de una armónica melodía, aún asi nada en ese teatro infantil eran tan magnífico como esa niña escondida entre toda esa esadulzura, su rostro era una mezcla agria de inocencia y tristeza que en conjunto radiaban melancolía, para el hombre mayor era morboso pensar en que la infante que jugaba tranquila a sus pies era la misma que aún a su corta edad había sido expuesta a tanta atrocidad.
Él continuó con su caminar lleno de fastidio, moverse era un suplicio al tratar de esquivar todo libro de deberes de su nieta, pero nada pudo molestarlo más en todo ese desorden que encontrarse con los platos y loza sucia de la pequeña, siempre había tenido ese mal hábito en el que después de apenas mordisquear su merienda la abandonaba sin perdón alguno. Admirar las sobras a medio comer abandonadas por desinterés sobrepasaba cualquier indulgencia que el pudiera tener ante el desorden, fue sólo entonces que la pequeña comprendió la gravedad de su error
-¡Discúlpame!
La diminuta Trish corrió apresurada a ocuparse de su desastre, Pericolo permaneció, la siguió con la mirada en cada movimiento, era casi cómico verla tan alarmada, luego él soltó un gran suspiro de resignación para después dirigirse a ayudar
-¡¿Es que acaso no has entendido lo que pienso del desorden?!
Su voz seria y llena de autoridad la hizo estremecerse atemorizada, la brusquedad con la que se dirigía perforó sus tímpanos al mismo tiempo que heló su sangre, ella asintió pálida y con sus verdes ojos hechos vidrio.
-Trish- la llamó una vez más en un tono más dulce -no era mi intención
El viejo frotó sus ojos con frustración, no era un subordinado a quien se dirigía con esa clase de frialdad, era su propia hija, la más joven y frágil de ambas, sin embargo, estaba tan agotado que procesarlo le costaba.
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Diario de una mártir
Fiksi Penggemar💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸💮🌸 A la mártir de está historia le doy mi vida, ven a mí querida mía pues con ilusión espero tu pronta llegada, tu cruenta burla de desgracia apresura tu viaje ya que el destino es impaciente mi dulce dama. 💮🌸💮🌸💮🌸💮�...