💮Ramona💮

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Querido padre:

No me gusta ir a la escuela.

Desde el incidente de la madre Teresa y la bofetada que le dio mi mamá al papá de Ramona, mi mamá me dijo que las cosas podrían ser mucho más sencillas si yo simplemente me olvidara de Ramona.

Ella no ha venido a mi casa desde ese día y cuando la llamé a su casa su papá me gritó que no volviera a buscar a su hija, cuando se lo conté ella me miró enojada y me repitió lo que te acabo de decir "todo sería más sencillo si tan sólo te olvidaras de ella y ya", y ese es el problema, Ramona es mi mejor amiga simplemente no puedo olvidarme así de ella.

Se suponía el lunes de esa semana yo volvería al colegio pero necesitaba verla lo más pronto posible.

Casi nunca desobedezco a mi mamá pero son estás las pequeñas ocasiones cuando las reglas merecen ser rotas y cuando ella dormía salí de mi habitación por la ventana sin hacer ruido y fui a la escuela para después tomar el camino a la casa de Ramona, cuando llegue la arroje piedritas a su ventana para me hiciera caso pero seguía dormida, como pude subí a su balcón, sin embargo ella estaba más que despierta, simplemente mi presencia no importaba, le rogué que me abriera y cuando finalmente lo hizo no me permitió entrar.

No es lo mismo escuchar palabras hirientes de alguien que no te importa que escucharlas de quién por un momento juraste la vida.

Aún escribiéndolo mi corazón llora recordando cada letra que derramó, jamás me dijo lo que le hice pero ella me gritó que me odiaba y que yo era la razón de que su vida se hiciera tan miserable, dijo que soy tan infantil y estúpida que no notó lo que pasa a mi alrededor, que se alegraría tan pronto yo muriera y que ojalá muriera tan horrible y dolorosamente como lo hizo Lisa, por un momento deje de escuchar todo alrededor mío y aunque no quería hacerlo no pude evitar llorar frente suyo.

Te juro por lo más sagrado que tengo que yo trate de decir algo pero en cuanto me moví un poco tratando de tomar con firmeza los barandales de su balcón ella tomó mis brazos y me dejó caer, la hierba seca y los arbustos mal cuidados amortiguaron mi caída, prácticamente tuve que huir por qué el golpe despertó a su papá que inmediatamente se levantó gritando mi nombre amenazando con el arma con la que solía ir a trabajar.

Salí de ahí corriendo y corrí tanto que en un punto deje de reconocer las calles, mi pijama estaba rota, las piernas me dolían y lo que más me asustó fue que ya no podía mover mi brazo izquierdo que poco a poco comenzó a arder en agonía, mi llanto se mezclo con dolor y tristeza pero no sabía dónde estaba.

Ya había desobedecido lo suficiente a mi mamá así que hice lo que me dijo hiciera en éstos casos, esperé hasta que hubiera gente alrededor mío y poder pedir ayuda.

A pesar de la noche no pude dormir, el dolor que sentía era aún más grande que yo, pero lo que genuinamente me preocupaba en ese momento era mi mamá, no podía dejar de imaginar la tristeza que iba a sentir cuando se diera cuenta que no estaba en mi cama, que no le había hecho caso y que iba a tener problemas por mí.

Ramona me lo dijo y hasta ahora me caí en cuenta, siempre he sido lo suficientemente egoísta como para meter en problemas a todo el mundo y nisiquiera darme cuenta de ello, todas las lágrimas que mamá derrama son por mi culpa y yo se que ella sería la más feliz del mundo de no ser por mí.

Yo no lo sé y probablemente nunca lo sepa pero estoy segura de que si tú te has ido fue por mi y por ello no podría culparte pues se que alguien cómo tú no merece a alguien como yo.

Cuando amaneció en el lugar donde estaba y la gente comenzó a transitar me acerque a una oficial que comenzaba a laborar, ató con cuidado mi brazo y me prestó unas monedas para un teléfono.

Llame a mi mamá que al principio me gritó alterada pero después empezó a llorar, la oficial me cuido y trato de hacerme reír pero no podía, yo ya no lo merecía.

Mamá llegó y pude ver cómo la oficial que hasta hace un momento se veía tan amable le gritaba a mi mamá que lloraba desconsoladamente, no pude resistir y corrí hacia mi mamá para gritar a la oficial, eso no había sido más que mi culpa y no permitiría mi  mamá volviera a sufrir por mí, yo nunca dejaré mi mamá vuelva a llorar por mi de nuevo.

Mi mamá no lo vió de la misma manera y me hizo disculparme con esa horrible mujer y después me llevo al hospital, en el camino no me dijo nada, yo esperaba el regaño que tanto merecía pero ella no dijo he hizo nada simplemente caminó.

Las enfermeras enyesaron mi brazo y cuando salí mamá me pidió le dijera todo lo que había pasado, ya no podía mentirle y cuando lo hice ella solo me abrazó y le prometí jamás lo volvería a hacer.

Fuí a la escuela por unas horas pero fue horrible, como la madre Teresa ya no estaba llegó una novicia joven, me dicen que se llama Mireya pero no estoy realmente segura, es mucho peor que Teresa ella no grita, golpea, a pesar de que le expliqué mis razones de mi retraso en la llegada me dió una bofetada que dejó un moretón en mi mejilla, y me hizo sostener libros de rodillas el resto del día.

Pude ver a Ramona pero ella no me dirigió la mirada, al final de clases las amigas de Lisa me arrojaron al fango y tiraron mis libros a los excusados y se rieron de mi.

No me gusta la escuela, se lo que me espera una vez vuelva, cuando mamá me vió llorando habló con la madre Mireya pero ella insistió que todo eso lo hice yo misma, cuando volvíamos a casa mamá despotricaba furiosa y cuando Pericolo me vio en ese estado estalló en ira, ambos me interrogaron por nombres pero no di ninguno yo sé lo que van a hacer y no quiero lastimen a nadie más y aunque me esfuerzo por mi silencio mi mamá y Pericolo conocen bien a los responsables.

Me siento mal, las únicas firmas en mi yeso son de Pericolo, mi mamá y la enfermera, las sesiones del coro se suspendieron y mamá ha decidido que el colegio no es tan importante y puedo ser educada en casa.

Te dije que odio la escuela pero no quiero estar encerrada en casa toda mi vida, extraño mi antigua vida, extraño las tardes cuando salía a comer helado con Ramona y mucho más extraño a la Ramona que solía ser mi amiga.

Pericolo me dijo que no debía preocuparme que las personas se cruzan en nuestras vidas por una razón y que si ella había salido de la mía era lo mejor que me había sucedido, en estos días mamá ha tratado de mantenerme distraída para no sentirme así pero simplemente no puedo, se que se esfuerzan pero ya puedo.

El yeso me pica, los días son eternos y hasta ahora me he dado cuenta del fuerte aroma a te de menta todas las tardes y en este punto me empieza a asfixiar, pero ya no puedo quejarme más, mamá está preocupada y aunque no me diga nada no quiero darle más problemas además las palabras de Ramona aún resuenan en mi y tengo vergüenza en pesar que tenía razón.

Ya no tengo nada más que decir sin llorar o ponerme triste pero prometo escribirte más seguido ahora que no puedo salir de casa.

   
                     —te quiere mucho Trish🌸

Diario de una mártirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora