Capítulo 12

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Álvaro

— Hermanita, cuanto tiempo sin saber de tí— digo en cuanto contesto el teléfono.

— Necesitaba hablar con alguien...

— ¿Las cosas por allí van bien?

— Más o menos, pero no quiero estar aquí.

— ¿Ha pasado algo?

La verdad que Sam me llame así me preocupa, se que la comunicación con sus padres no es la mejor y con su hermana es aún peor.

— Desde que llegué he estado evitando a mis padres y no quiero pasar tiempo con ellos, pero mis amigas tampoco es que estén estupendamente bien.

— ¿Has arreglado algo con ellas?

— He conseguido que no se odien, al menos es algo...

— Mejor eso que nada...— hay un pequeño silencio—. ¿Has hablado ya con Leo?

Leo es una pobre alma arrastrándose por los pasillos del edificio, por las calles de Los Ángeles, por todos los lugares por los que pasa desde que no está Sam, y creo sospechar que a ella le pasa lo mismo. Necesitan hablarse pero ninguno quiere, piensa que le hará daño al otro.

— No, no he podido, no he tenido el valor suficiente como para llamarlo.

— Tranquila, podrás.

Oigo como Sam suspira antes de comenzar a hablar.

— ¿Te puedo contar algo?

— ¿Cuándo no has podido?— ella ríe.

— Mi vida siempre ha sido un caos, nunca había encajado en ningún sitio, cuando era pequeña me criticaban por mi aspecto físico, se reían de mí, me ignoraban, se burlaban... Dos años antes de irme encontré a algunas personas con las que podía ser que me sintiera a gusto, estuve bastante bien, aunque el vacío hacia mi persona seguía ahí. Nunca me sentí bien del todo, sentía como si yo sobraba con ellas. Cuando me dijeron que nos mudaríamos en parte sentí un alivio muy grande por deshacerme de todo mi pasado, de todas esas personas...— puedo escuchar como empieza a llorar—. Aunque tampoco sentía que encajaba del todo, sentía como si solo me quisieran por ser diferente, por ser nueva... y encima extranjera. Pero algo cambió cuando llegué a Los Ángeles... vuestra compañía, la amistad, el amor, la seguridad que me disteis fue increíble, eran cosas que ni siquiera mi familia me había hecho sentir...

La vida de Sam no tiene pinta de haber sido fácil... Yo sabía algo pero no sabía que le habían pasado tantas cosas.

— El pasar tiempo con vosotros me hizo darme cuenta de varias cosas que yo no sabía, cosas que hasta ese momento yo había intentado convencerme de que no eran así... Me di cuenta de que muchas de mis amistades eran tóxicas, que no debía aceptar comentarios sobre mi persona malos, que debía detener tanto a mis amigas como a mi familia si querían dañarme con usar solo palabras... Siempre he sido muy débil en cuanto a lo que me afectan las cosas... aunque no lo demuestro demasiado, siempre acabo llorando en mi cuarto sola... Pero vosotros me habéis enseñado que no tengo que pasar por las cosas sola, o por lo menos no completamente sola.

— Sam, escúchame... Nunca vas a tener que pasar por nada sola, nunca más, siempre nos vas a tener a nosotros, a todos nosotros. Eres como mi hermana pequeña y te voy a cuidar como nunca antes he cuidado a otro ser humano.

Se que ahora mismo esta llorando, la escucho y se que no va a parar de llorar pronto.

— Vamos a hacer una cosa— le digo—. Vamos a colgar esta llamada y vamos a hacer una videollamada y, si allí es de noche, prometo estar todo el tiempo hasta que te despiertes.

— De acuerdo...

***

Sam

— Lucía, es urgente, necesito ir a tu casa— digo en cuanto contesta la llamada.

— Sí, claro ven, estoy sola. ¿Qué pasa?

— En cuanto llegue te cuento.

En cuanto cuelgo salgo de mi casa y comienzo a andar lo más rápido que puedo hacia su casa.

He pasado una semana pensando en lo que me dijo Axel y pensando en que es lo que yo realmente quiero, pensando en que los echo de menos, en que me gustaría volver.

Con la velocidad que llevo llego pronto a su casa y esta ya me está esperando con la puerta abierta.

— ¿Qué es tan urgente?— pregunta asustada.

— Necesito que me ayudes.

— ¿A qué?

— Me quiero escapar de casa.

Su rostro solo me transmite sorpresa.

— He estado pensando una cosa, que sería una muy sencilla.

— Te escucho.

— Vamos a reservar para irnos las dos juntas de vacaciones siete días— ella asiente y me presta más atención—. Yo no estaré contigo, pero necesito que te vayas con Mikel a esas vacaciones, donde queráis, lo único que os pido es que me llevéis al aeropuerto de ahí yo me marcharé y vosotros, para no levantar sospechas, os iréis juntos.

— ¿Hace cuanto lo estabas planeando?

— Una semana, tendré seis días de tranquilidad antes de que mis padres se enteren.

— Pero cuando se enteren será demasiado tarde.

— Exacto— le quito su móvil a Lucía—. Necesitamos a tu novio. Él también lo debe de saber y ayudarnos.

Empiezo a buscar el número de Mikel por sus contactos hasta que lo encuentro.

— Hola, soy Sam, la amiga de Lucía.

— Hola. ¿Qué haces tú con su móvil?

— Necesitamos que vengas a su casa, ahora, gracias.

— De acuerdo, voy enseguida.

Cuelgo y le doy una sonrisa perversa a Lucía.

— Ni siquiera yo lo consigo sacar de casa.

— Digamos que doy miedo.

— Lo sé, pero no pensaba que tanto.

***

Leo

— Ve a arreglar tu móvil— me dice Axel.

— No quiero.

— Igual te están llegando llamadas y mensajes que esperas y sigues sin recibirlos por no querer arreglarlo.

— Se que ninguno es suyo, no quiero saber de que son, ni de que tratan, total los del trabajo me avisas tú y los de mis padres me avisa mi hermana.

— ¿Y si ella en realidad se quiere comunicar contigo?¿No lo has pensado?

Claro que sí que lo he pensado, pero sé que no es así, se que no quiere saber nada más de mí.

— No quiere saber nada más de mí y ya.

— Solo te digo que no deberías pensar de esa forma.

¿Y Si Tienen Razón? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora