Capítulo 47

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Sam

Para ser sincera, soy bastante feliz con lo que la vida me ha dado, pero aún así, hay gente que puede decir que soy caprichosa, pero, en parte, me gustaría no estar como estoy ahora mismo con mis padres. Me faltan ellos en este día.

Durante toda mi vida, este día lo he pasado a su lado, aun estando enfadada con ellos, pero este año, no puedo estar con ellos, y se que si vuelvo lo más seguro me hagan quedarme con ellos, y yo eso no quiero.

— ¿Cómo es tu padre?— pregunto mientras me arreglo frente al espejo.

— Es algo sencillo, le caerás bien, tranquila, que no te intimide su altura.

— ¿Es muy alto?

— Es de mi misma altura o un poquito más bajo que yo.

Eso significa que es una puta torre, genial... ¿Hay alguien en esta familia que no sea alto?

— ¿Hay alguien en tu familia que no sea alto?

— Mi madre.

— Tu madre es más alta que yo, ¿qué os dieron de pequeños?

— No soy tan alto, tan solo mido 1,95 cm.

— Pues eso, alto— digo a modo de desesperación mientras él se ríe.

— Eso es porque tu eres pequeña— dice a la vez que se acerca a mí.

Vale sí, puede que no sea muy alta, pero tampoco soy bajita.

— En mi defensa, he de decir que de mis amigas de España, soy la segunda más alta— digo picada.

— ¿La segunda más alta? Pensaba que más baja.

— No, te equivocas, todas o casi todas son más bajitas que yo— digo algo indignada.

— Pues entonces tienen que ser muy bajitas...

— Ya viste a Lucía, pues no es la más bajita.

Se ríe al oir mi comentario.

— Vamos ya o llegaremos tarde— dice tirando de mi brazo.

Tras un rato en el coche llegamos al restaurante en el que ya nos estaba esperando su padre.

Los camareros nos llevan hasta la mesa, el padre de Leo se levanta para abrazarlo.

— Papá, te quiero presentar a Sam, es mi novia—. dice a la vez que se gira para mirarme.

Su padre posa los ojos en mí y en su rostro aparece una gran sonrisa que me tranquiliza.

Su padre se acerca y me da un abrazo.

— Es un placer conocerte Sam.

— Lo mismo digo— digo algo más tranquila.

Con forme pasa el tiempo me voy sintiendo más y más cómoda con ellos, por suerte hoy no esta Natalia para decir nada y eso me calma mucho más.

Toda la comida transcurre con normalidad. El padre de Leo es más majo de lo que parece, tengo que admitir que al principio, al verlo, me ha dado algo de miedo.

— ¿Te lo estás pasando bien? — susurra Leo en mi oído.

Yo asiento y vuelvo a centrarme en la conversación.

— ¿Y cuando os vais a ir de nuevo a LA? — pregunta su padre.

— En unos dos días, tenemos algunas entrevistas y promociones por la serie— Leo contesta por los dos.

— Que pena, me apetecía estar más con vosotros.

— Bueno, la próxima vez que volvamos ya nos veremos más— dice Leo con una sonrisa.

— Podríais quedaros en mi casa a dormir, si os parece, no hoy sino cuando volváis y así nos conocemos más— dice mientras me mira.

— Sí, me encantaría conocerle más. Pero las fechas no nos permiten quedarnos más tiempo— digo con una sonrisa amable en mi rostro.

— Pues cuando volváis, no importa cuando, quiero pasar tiempo con vosotros.

Tras despedirnos todos Leo y yo volvemos dando un pequeño paseo hasta la casa de su madre.

— ¿En qué piensas? — la voz de Leo me saca de mis pensamientos.

— Nada importante— digo a la vez que guio mi mirada hacia el suelo.

— Sam, dime en que piensas.

— No es nada, lo juro.

— ¿Es algo que se ha dicho en la comida?

— No, no es eso, de verdad, no es nada.

Puedo notar como Leo se para en seco y me hace frenar a mí ya que no suelta mi mano.

— Dimelo ya, ¿que es lo que pasa? — me mira muy serio.

— Me he puesto a pensar en mi familia, simplemente eso.

Leo sin dudarlo me abraza y unas pocas lágrimas empiezan a recorrer mi cara.

— Ya te dije que va a estar todo bien, te lo aseguro. Estoy seguro de que tus padres estan muy orgullosos de lo que estas consiguiendo.

Yo no digo nada y solo lo abrazo.

¿Y Si Tienen Razón? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora