Capítulo 22

2 1 0
                                    

Siento haber tardado tanto en publicar nuevos capítulos, he andado liada con el curso, y digamos que en mi vida no he estado en mi mejor momento, el cual ha hecho que me tomara un descanso de escribir, espero poder compensar todo el tiempo de espera de una buena manera y que os siga gustando la historia y os guste el final...

Realmente espero poder acabarlo de publicar antes de que acabe el verano.

_______________________________________________________________________________

Sam

Lo único que hemos hecho en toda la tarde ha sido entrar al cine a ver una película y ahora sentarnos en un bar a tomar algo.

Llevo asegurándome toda la tarde de que esté sin volumen por si me llama Lucía o mis padres, no quiero que me fastidien la tarde.

— ¿Te puedo preguntar algo?— comienza diciendo mientras da vueltas a su batido.

En mi opinión siempre que alguien pregunta eso es que quiere hablar de un tema que lo más seguro tú no quieras hablar.

— Sí, claro.

— Cuando volviste a España...¿Viste a tu familia?

La pregunta me sorprende.

— Sí, ¿por qué?

— Cuando nos estábamos conociendo dijiste que te gustaría volver a ver a tú familia y me he acordado de eso.

Oh, me sorprende que se acuerde, fue hace casi un año.

— Aunque no la pude ver mucho— acabo confesando y él me mira extrañado—. Mi pueblo está a cuarenta y cinco minutos de donde vivía y no íbamos muy a menudo. Cuando volvimos fuimos un día y un poco antes de irme fui otro, así que solo he ido dos días a verlos, por lo menos a mis abuelos.

— Pensaba que los verías más a menudo si estabas allí.

— Es bastante teniendo en cuenta que no los he visto en seis años, algo es...

Al decir eso se me vienen a la cabeza un par de comentarios que dijeron mis padres cuando fuimos a verlos, yo realmente no quería oirlos pero quisiera o no estaba junto a ellos cuando los decían y yo no quería imaginarme esas situaciones.

Leo debe notar mi intento de disimular la tristeza que se me ha venido encima e intenta cambiar de tema.

— ¿Te ha gustado la película?— asiento.

La verdad, no he hecho mucho caso a la película, solo me he enterado del argumento principal, el resto he estado pensado en cualquier otra cosa que no fuera eso.

— Ha estado interesante.

— ¿Estás bien?— pregunta confuso.

— Sí, perfectamente— digo justo antes de dar un sorbo a mi batido.

Alarga una de sus manos para agarrar la mía y acariciarla con sus dedos, muy delicadamente. Él sabe como soy y no sigue insistiendo.

Me conoce lo suficiente como para saber si en verdad me pasa algo, pero sabe cuando parar de insistir.

Se levanta de su asiento y se sienta a mi lado, pasando su brazo por encima de mis hombros y atrayéndome hacia él. Por intuición yo apoyo mi cabeza sobre su hombro y él deposita un suave beso en mi cabeza sin decir nada.

***

Leo

Sam está tumbada encima de mí en su sofá mientras estamos viendo la televisión. Ella no para de jugar con los anillos de mis dedos embobada. Tiene la mirada fija en un punto, se que no está haciendo caso a nada de lo que vemos.

Lleva toda la tarde algo distraída, como si algo no le dejara de rondar por la cabeza.

La verdad es que me tiene bastante preocupado, nunca la había visto tan dispersa como hoy.

— Sam.

— Dime— dice sin dejar de mirar a un punto fijo.

— ¿Te ha molestado que te pregunte sobre lo de tu familia?

Por un momento se queda quieta sin hacer ni decir nada, simplemente se queda pensativa, pero no mucho más tarde puedo notar como se empieza a mover hasta que se da la vuelta sobre mí, para quedarse mirándome la cara.

— ¿Por qué crees eso?— dice frunciendo el ceño.

— Porque has estado muy rara desde ese momento sobre todo.

— No, no me ha molestado, entiendo que me preguntes, al fin y al cavo cuando te lo dije yo quería volver con mi familia, hacía cinco años que no los veía y si te has acordado, no sé, es bonito que pregunte eso.

La verdad es que aunque no me ha contado muchos detalles por lo menos se que ha hecho lo que quería, que era visitar a su familia.

— ¿Te puedo contar una cosa?— la miro confuso.

— ¿Cuando no has podido?— noto que una sonrisa aparece en mi cara.

— ¿Te acuerdas de que te dije que mis amigas se habían separado?— asiento—. Cuando fui, Lucía me sorprendió reuniendo a todas en su casa.

— ¿Eso que tiene de malo?

Se ha incorporado y se ha sentado enfrente de mí.

— Espera— me indica—. Lucía es una con la que más están enfadas, pero eso es caso a parte, ninguna sabía a lo que iba, ni siquiera yo. Ella salió a abrir al resto y se pusieron a discutir en la puerta de la casa.

— Oh— es lo único que sale de mi boca.

— Hicimos una comida en un restaurante, para no poder discutir— aclara—. No sé que pasará ahora que yo he vuelto aquí, pero espero que por lo menos se saluden por la calle y si yo voy algún otro día poder ir con todas y no por separado.

Ella se ríe de la situación cuando la cuenta.

— ¿Fué difícil que no discutieran?

— Demasiado. Cuando aparecí de dentro de casa de Lucía todas se quedaron con la boca abierta y se callaron en un instante, ese momento si lo ves desde fuera fue muy gracioso.

Cuando me cuenta todo lo que pasó ese día no puedo dejar de imaginarme a sus amigas y a ella discutiendo, estoy creando todas las escenas en mi mente.

¿Y Si Tienen Razón? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora