Sam
Un rayo de sol entra por la ventana de mi cuarto pegándome en los ojos, haciendo que los abra. Estoy tumbada en la cama con un brazo sobre Leo. Ya es la tercera noche que se queda a dormir aquí conmigo.
Tengo uno de sus brazos sobre uno de mis hombros. Me deslizo por la cama intentando no despertarlo. Busco mi pijama por todo el suelo hasta que lo encuentro. No tardó mucho en ponérselo y busco en mi armario una sudadera que le quité antes de irme.
Estoy en la cocina cuando escucho a Leo en mi habitación— parece que el chico se ha despertado— intento ignorar el ruido y seguir con mis cosas.
No tardó mucho en distraerme ya que viene a abrazarme desde atrás y me roza el cuello con la punta de su nariz.
— Creo que debería empezar a buscar un trabajo antes de que pase mucho más tiempo— consigo decir entre risas.
— Pues llamaré al resto para que me ayuden a ayudarte.
— De acuerdo, llámalos mientras yo me voy a dar una ducha.
— ¿Puedo ir contigo?— pregunta divertido.
— No, tu llámalos
— De acuerdo, como mandes.
Mientras ando por el pasillo puedo notar sus ojos clavados en mí.
Mientras me ducho escucho que habla con alguien por teléfono y no tarda mucho en aparecer por la puerta de mi cuarto.
— Van a venir en unos diez, quince minutos— me avisa.
Leo recoge del suelo sus pantalones del suelo y se los pone, mientras que yo lo observo.
— ¿Que pasa?— me mira confuso.
— Nada— me apresuro a decir.
— Estaré tranquila, solo tenemos que pensar en alguna idea para que puedas trabajar y pagar todo. Y si no llegas a algo siempre puedes decir, sabes que no vamos a tener ningún problema en ayudarte, al menos yo.
— Lo sé, pero no quiero que gastes nada en mí. Y tampoco es que quiera depender de nadie.
Damos por zanjada la conversación cuando me pongo a recoger el cuarto, ya que anoche lo dejamos hecho un desastre.
El resto no tardan mucho más de diez minutos en llegar.
Todos están sentados en el sofá salvó Leo y yo que estamos sentados en unas sillas frente a ellos.
— Haber, todos aquí sabemos que yo necesito un trabajo para pagar la universidad y los gastos que me suponga el piso, ¿alguno sabe de algún trabajo que me dé suficiente para todo eso?
— Puedes volver al modelaje— dice Marco
— Sí, eso sí que tengo claro, pero solo con eso no me da para todo, la universidad es cara y necesitaré algo más de dinero para poder con todo
— He de decir una cosa— dice Leo— ¿te acuerdas aquel día que me ayudaste con el guión?— asiento— pues te gravé ya que los productores de la serie estaban buscando a una chica para meterla en la serie y me pareció una buena oportunidad, les gustaste, les dije que aún no habías vuelto de Miami y que tenías asuntos familiares, no te llamaron por eso, creo que sería un buen trabajo y te daría el dinero necesario
— ¿Es enserio?— asombrada
— Sí, y los demás también lo sabían y todos estaban de acuerdo así que si hablo con ellos ya tienes otro trabajo— le abrazo muy fuerte— Pues voy a hablar ya con ellos.
Leo se va y les llama a través del teléfono de Axel para preguntarles sobre el papel. Cuando vuelve viene con una sonrisa.
— Te quieren conocer mañana, pero han dicho que encajas perfectamente— lo vuelvo a abrazar—. Os debo una chicos— digo mientras los miro con una pequeña sonrisa.
Pasa un rato y estamos todos hablando en el salón en el momento que tocan el timbre. Todos nos quedamos extrañados y confusos pero yo voy a abrir. La cara de sorpresa que se me queda al abrir la puerta es increíble.
Estoy paralizada al ver a mis padres en la puerta con sus maletas. No puedo mover ni un solo músculo en cuanto los veo. Algo bloquea tanto mi cuerpo como mis pensamientos.
Noto la mirada confusa de los chicos en mi espalda, mientras que las miradas de mis padres son de enfado.
— Hola...— es lo único que consigo decir antes de bajar la mirada a mis pies.
— ¿Nos vas a dejar pasar?— pregunta mi madre con un tono desafiante.
Me aparto ligeramente para que puedan pasar.
— Hola— mi madre los saluda a todos.
Eso es una sorpresa, no pensaba que estando ellos aquí iba a ser así.
— Necesitamos hablar con nuestra hija así que, fuera— dice diréctamente sin dejar responder a nadie al saludo.
Esto sí que es más de su estilo.
— Ellos no se van a ir a ninguna parte— intervengo.
¿Eso ha salido de mi boca?
— Son mis amigos y yo he sido quien les ha invitado, así que se van cuando ellos o yo quiera...— le rebato a mi madre.
— Cariño, da igual, intentemos hablar con ella ahora un poco y cuando se vayan ya hablaremos más— intenta convencerle mi padre.
— Samantha Martinez— mi madre me mira directamente a los ojos.
Creo que es la primera vez que lo hace y que no me echo a temblar.
— Vas a hacer tus maletas y vas a volver con nosotros a España— ordena ella seriamente.
— No— mi voz suena firme.
ESTÁS LEYENDO
¿Y Si Tienen Razón? #2
Teen FictionSam no se esperaba la noticia que le darían sus padres al llegar a Miami tras el año que ha pasado en Los Ángeles. No sabe a lo que se va a tener que enfrentar este nuevo curso que comienza pero sabe que no va a ser fácil, y más sin el apoyo de sus...