Capítulo 18

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Sam

Me paralizo en cuanto abro la puerta. Miro hacia el frente y con solo ver el torso se quién es, Leo, sabía que este momento iba a llegar.

En algún momento me tenía que enfrentar a él.
Me imaginaba que cuando se lo dijera a Axel iba a pasar algo así, pero no pensaba que fuera a ser en los primeros cinco minutos.

Siento mil cosas ahora mismo, había pensado cómo iba a reaccionar cuando le viera pero no sé cómo reaccionar.

Decido levantar la cabeza y mirarlo a la cara.
Me está mirando, nuestras miradas se juntan como si fueran dos imanes.

— ¿Puedo pasar?

Me aparto de la puerta dejando espacio para que pueda pasar y cerrando la puerta cuando ya está dentro.

Él me sigue hasta la cocina, me apoyo en la encimera y agacho la cabeza.

— Axel me ha dicho que habías vuelto...— intento coger el tazón pero al levantarlo mis manos empiezan a temblar muchísimo.

— Sí, he vuelto.

— ¿No pensabas decirme nada?— intenta buscar mi mirada pero sigo con la cabeza agachada.

— Sí, de echo acabo de volver de tu casa...He estado hablando con Axel y estaba decidida a esperar a que llegaras pero no sé, me ha entrado miedo y he salido corriendo, como las otras veces que he estado frente a tu puerta.

Me mira aún más confuso.

— ¿Miedo de qué?¿De mí?

Cojo aire antes de decir la verdad.

— Miedo a que no me quisieras volver a ver, miedo a que quisieras que volviera a España, miedo a que me guardases rencor, miedo a que... me hubieras olvidado...— levanto mi cabeza para ver su cara y veo que está apoyado en la encimera de enfrente y su mirada se junta con la mía.

— ¿Cómo puedes tener miedo de eso?¿Cómo te voy a olvidar en tan poco tiempo?¿Cómo no te voy a querer volver a ver?¿Y cómo puedes pensar que quiero que vuelvas a España para no verte?— me encojo de hombros.

— Podría haber sido perfectamente cualquier cosa, por eso me he ido.

— Si hubieras esperado unos segundos más nos habíamos cruzado antes y no te dejaría haber huido.

Solo de imaginarme a Leo al verme en el pasillo y cómo evitaría que huyera me hace reirme y Leo se acaba riendo conmigo.

— ¿Cómo es que has vuelto?— me pregunta algo serio sosteniéndome la mirada.

— Me he escapado de casa...— confieso y él se sorprende—. No quería estar ahí, ni ahí ni en Miami— da la vuelta a la encimera y se pone a mi lado—. Nunca me he sentido cómoda en ningún sitio, hasta que llegué aquí...— giro la cabeza para mirarlo.

Está tan cerca que casi puedo escuchar su respiración.

— Quería estar aquí, volver con todos, Sara, Marco, Álvaro, Ethan, Clara, Axel y sobre todo... contigo— digo mientras lo miro a los ojos.
Lo único que hace es abrazarme.

— Puedo llegar a entender porqué me dejaste, pero me dolió que no lo intentaras aunque sea una temporada.

— Lo sé, pero pensar que son quince horas de avión... se hace difícil, pensaba que era lo mejor que podía hacer, así ninguno sufriría demasiado.

Me mira y me da un beso de un par de segundos en la frente.

— Por cierto— retomo la conversación— ¿Cómo está tu móvil?

Se separa algo de mi.

— Digamos que no sobrevivió— lo saca de su bolsillo y me lo deja para que lo inspeccione.

— ¿Qué has hecho?— pregunto flipando.

— Digamos que tras tu llamada lo tiré y ha caído muchas más veces al suelo.

— Lo siento— no dejo de pasar los dedos por encima de la pantalla completamente rota.

No sé por qué pero siempre me ha parecido relajante hacer eso.

— ¿Lo vas a arreglar?

— No, me han dicho que no merece la pena, así que he estado mirando otros y pues me he comprado uno— confiesa.

— ¿Lo puedo ver?— digo poniéndome de puntillas frente a él intentando alcanzar su altura, cosa imposible.

— No.

— ¿Por qué no? Yo lo quiero ver— digo como una niña pequeña.

— Porque aún no lo tengo, lo he tenido que encargar. Pero serás la primera en verlo cuando lo tenga ¿vale?— asiento.

Agarra mi cara con sus manos y suavemente pasa los dedos por mis orejas haciendo que los mechones que están delante de ellas se aparten.

No puedo dejar de mirarlo a los ojos y a esa hermos sonrisa blanca que tiene. Pasa un brazo por encima de mis hombros y me pega a él.

Apoya su barbilla en mi cabeza y mi oreja está a la altura de su corazón.

Lo echaba de menos, tanto sus abrazos como a él.

— Leo..— digo separándome un poco de él.

— Dime— me mira a los ojos.

—Igual esto te suena un poco repentino y no es el mejor momento para decírtelo y toda esa mierda ya sabes, pero...— cojo aire— ¿qué va a pasar ahora con nosotros? quiero decir, ¿vamos a volver?¿vamos a estar como amigos? Lo siento pero necesito saber.

— ¿Tú por qué has venido hasta aquí?— no entiendo muy bien a qué viene esa pregunta.

— A estar con las personas que quiero y de las que no me quiero separar, personas con las que quiero que todo vuelva a ser como antes de irme a Miami...

— Bueno pues ahí tienes la respuesta— sigo sin entender lo que quiere decir.

— No entiendo, me he perdido en la conversación— se echa a reír.

— Te lo voy a aclarar— se acerca a mí y me besa— ¿te ha quedado claro?

— Entonces volvemos ¿no?— me vuelve a besar.

¿Y Si Tienen Razón? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora