Sam
El timbre interrumpe la conversación entre Leo y yo. Me levanto rápidamente a abrir la puerta y me sorprendo al ver a Álvaro ahí.
— Hola— digo en cuanto lo veo.
— Vengo a asegurarme de que estás bien después de la llamada de esta mañana.
— Sí, ya estoy bien, no le voy a dar importancia a lo que digan.
— Creo que deberías hablar más adelante con ellos y que te intenten entender.
— De momento no les voy a llamar, no me apetece tener una conversación con ellos, por lo menos no en estas primeras semanas que esté aquí.
— Como quieras.
Veo que Álvaro mira detrás de mí.
— ¿Estás con Leo?
— Sí, he pasado la tarde con él.
— ¿Y se lo has contado?.
Mi mirada cae al suelo.
— Sam... tienes que contárselo.
— Lo sé, se que se lo tengo que contar pero ahora mismo no puedo.
— ¿Por qué?
— Acabamos de volver y no quiero que se preocupe por nada.
Escucho una tos un poco, poco sutil detrás de mí.
— ¿Qué me tienes que contar?¿Y porqué no quieres que me preocupe?
Me giro lentamente y veo a Leo de brazos cruzados detrás de mí.
— Yo me voy a ir— dice Álvaro cerrando él mismo la puerta.
Agarro a Leo del brazo y lo vuelvo a guiar hasta el sofá.
— ¿Qué tengo que saber?— dice bastante serio— ¿Qué ha pasado esta mañana?
— No es nada.
— Si no es nada, cuéntamelo, no me debería preocupar.
— Me ha llamado mi madre...— digo llevándome una mano al brazo contrario y dirigiendo mi mirada hacia mis pies.
Elevo un poco la mirada pero sin levantar la cabeza y puedo ver que su expresión ha cambiado de enfadado a preocupado.
Empiezo a jugar con mis dedos antes de decir nada. Él lo nota y me coge las manos y dando un paso hacia mí. Se que me está mirando fijamente aunque yo esté mirando hacia el suelo.
— Estaba furiosa...— levanto la cabeza y lo miro a los ojos—. Y digamos que ya no me van a pagar ni la universidad ni los gastos del piso.
— ¿Será una broma?— es lo único que sale de su boca.
— No, ellos querían que yo estuviera allí, pero yo no quiero estar allí, y ahora tengo que pagar todo yo y no me van a ayudar mis padres.
— ¿Por qué te hacen eso? No tiene sentido, tienen que aceptar lo que tú quieres y lo que es mejor para tí— dice soltando una de mis manos y llevándola a mi mejilla.
— Sí, lo sé, pero ellos no, así que me tengo que buscar un trabajo en el que paguen bien y que pueda coordinar con las prácticas, para poder pagar todo.
Una lágrima está a punto de caer por mi mejilla justo cuando Leo pega sus labios a los mios. Al separarse más de una lágrima se deslizan por mi rostro y él solo me abraza.
— ¿Te puedo ayudar en algo?
Me separo para mirarlo confusa.
— ¿Te puedo ayudar en algo?— vuelve a preguntar.
ESTÁS LEYENDO
¿Y Si Tienen Razón? #2
Teen FictionSam no se esperaba la noticia que le darían sus padres al llegar a Miami tras el año que ha pasado en Los Ángeles. No sabe a lo que se va a tener que enfrentar este nuevo curso que comienza pero sabe que no va a ser fácil, y más sin el apoyo de sus...