Capitulo: 6
IdiotaHe pasado toda la mañana sola, literalmente hablando.
Me desperté cerca de las diez y no había ni un alma en esta casa, ni si quiera el perro, se que no lo he mencionado antes pero tengo suficientes problemas como para acordarme del perro de Chantel.Me preparé el desayuno y lo tomé mientras que veía los dibujos en la tele, porque si, tengo dieciséis años y aún sigo viendo dibujos. Luego me duché y he estado leyendo hasta ahora que me encuentro tumbada en mi cama mirando al techo, esperando a que el tiempo pase.
No es que me asuste estar sola, de hecho en mi verdadera casa casi siempre lo estoy; mi madre normalmente está trabajando y bueno... mi padre apenas estaba en casa ya que mi madre siempre lo echaba con mi abuela cuando se peleaban, tampoco tengo mascotas, y mucho menos amigos, y aunque los tuviera mi madre no me dejaría llevarlos a casa.
Le mandé un mensaje a mi padre hace una hora pero no contesta, bostezo mientras que reviso de nuevo las notificaciones pero nada.
Y de repente escucho la ventana abrirse y suspiro sabiendo lo que se viene.
¿Quién será...?
Cuando me reincorporo en la cama y visualizo la situación veo a Zippy entrando, pero sólo sorprendentemente sin nadie.
Recae en mi presencia pero hace como si no existiera.
Comienza a revisar las estanterías que están encima de la cama de Chantel pero por lo que se ve, no encuentra lo que busca porque sigue entretenido mirando debajo de mi cama.
Cansada de ser un fantasma toso para que sepa que existo.
—¡EJEM! —suelto luego de toser.
Zippy arquea una ceja y luego clava su fría mirada en mí.
—¿Necesitas algo? —dice careciendo de emoción ninguna.
—Creo que eso debería de preguntártelo yo. Estás en mi habitación.
—Es la habitación de mi mejor amiga. Y estoy buscando una cosa que me dejé a noche mientras que dormías.
¿¡QUÉ?! Esto me acaba de dar muy mal royo.
—¿Estuviste aquí... mientras que yo dormía?
Zippy deja caer una risa mientras que sigue buscando.
—Si, pareces un bebé cuando duermes.
Me acaban de entrar unas ganas de vomitar increíbles sólo de escuchar esto.
Me siento en la orilla de la cama, tomando una respiración profunda para intentar no mandarle a la mierda que es dónde debería de estar.
—¿Quién te ha dado permiso para entrar? —le digo educadamente.
—Yo mismo —dice con descaro.
—Pues no es tu casa.
—Es más mía que tuya —suelta mostrando lo poco que le importa mis sentimientos.
No se porqué, pero me ha dolido.
Aprieto mis uñas en las palmas para no estallar haciéndome sangre sin querer. Mis manos están reventadas.
Me levanto sin decir comentario ninguno y me dirijo al baño para cubrirmelas de agua y que la sangre se vaya.
No puedo tocar nada por lo que dejo la puerta entornada.Hasta el agua me escuece por lo que hago un gesto de dolor reflejándome en el espejo. Es increíble que esto me lo haya hecho yo sola.
El cuerpo es sabio y nos demuestra que el sufrimiento no debe ocultarse.
Siento como una lágrima causada por el agobio cae por mi rostro pero antes de que yo pueda quitármela, otra persona lo hace.
Cuando levanto mi mirada hacia el espejo puedo ver a través del reflejo como mi mirada se cruza con la de Zippy.
—Eres idiota —dice mientras me levanta las manos y mira mis cicatrices.
Yo no le digo nada, sólo le rehuyo la mirada avergonzada.
Él se agacha y abre un cajón que hay debajo del lavabo, saca un algodón y luego alcohol.
—Te va a escocer pero... aguanta.
—No Zippy, no hace falta en serio.
Pero antes de que pueda detenerle ya me está sanando las heridas.
Pego un pequeño gemido de dolor y me seca el alcohol corriendo con el algodón haciendo que suspire de alivio.
Luego abre una pequeña puerta que hay en una estantería de arriba y saca dos vendas.
Es increíble como se conoce los sitios de esta casa, parece que ha pasado aquí toda su vida.
Me venda las manos pero antes de terminar le suena el móvil varias veces, cuando mira las notificaciones lo guarda sin contestar y me termina de vendar.
—Zippy... Graci...
Pero no me deja acabar cuando sale del baño y a lo lejos me dice:
—Me tengo que ir, pero que sepas que tenemos una conversación pendiente.
Le sonrio y luego se va cerrando la puerta de la calle a sus espaldas. Es raro que no haya salido por la ventana.
De repente me suena el móvil y hago maniobras para poder cogerlo sin que se me caigan las vendas.
—Alex, cariño —la voz de mi padre suena por la línea.
—Hola papá, estaba preocupada.
—No pasa nada cielo, solo que la abuela se ha puesto peor y he tenido que venir a ayudarla, pero ya está todo bien. Vístete y vente a comer, estoy con Mariasa.
—¿Y Chantel...? —pregunto por ella, aún sin saber el porqué.
—Está con sus amigos cielo, pero si quieres la llamo y te vas con ella.
—¡NO! —sueno desesperada pero intento disimularlo—. Quiero decir... No hace falta, porque tengo ganas de ver a la abuela.
No me iría con Chantel ni en mil años, no encajo en ningún lado, mucho menos con sus amigos.
—Aquí te esperamos.
Cuelgo y me miro de nuevo al espejo mientras que me digo a mi misma:
—Venga Alessia, ponte la máscara y sonríe como si nada, es hora de disimular otro ratito.
Me pongo el chaquetón y me quito las vendas para guardármelas en el bolsillo para que mi padre no sospeche. Esto es parte de mi obra de teatro.
Cierro la puerta a mis espaldas deseando que sea la última vez que lo haga, pero se que no es así, esto es sólo en principio de una nueva vida.
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Wild Things [ Español ]
Teen FictionAlessia Rodríguez es una chica ejemplar. Tiene su estabilidad emocional perfectamente pulida hasta que su vida da un giro inesperado y sus padres deciden divorciarse. Todo lo que era su vida perfecta se derrumba. Su padre se va de casa y a partir de...