25: Cicatrices

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Capitulo: 25
Cicatrices

Llego a casa de mi padre saludando a mi madrastra como estas últimas veces y subo a mi habitacion rezando para que no haya nadie.
Por favor, ahora no...
Pero mis deseos no se cumplen, porque veo a Robert tumbado en mi cama.

En cuanto me ve, se levanta de un salto y se dirige a mi.

—Dios mio Alessia. ¿Qué haces aquí? Pensaba... que no vendrías más —dice con un grato brillo en sus ojos.

—Pues, ¡sorpresa!... supongo —digo mediante un hilo de voz tirando la mochila al suelo.

—¿Supones? Eres la mejor alegria que me podrían dar, en serio. No podría permitirme perder a una amiga como tú —dice con una sonrisa.

Me gustaría reprocharle que no fue a buscarme a la finca, o que no me defendió ante Olivia. Pero no puedo, no me quedan fuerzas...

—¿Qué hacías aquí? —digo sentándome en la cama.

—Vine a ver a Chantel, pero fue a comprar a la tiendecilla así que su madre me dijo que la esparara aquí.

Suspiro apoyando mi cabeza en ambas manos.

—¿Y a ti que te pasa? —pregunta asomandose ante mi rostro.

Al escuchar la pregunta, mi postura cambia de inmediato y comienzo a apretar mis uñas con fuerzas en las palmas.

—Aguanta sin explotar, Alessia —me repito a mi misma, una y otra vez.

—Nada ¿por qué? —digo con una sonrisa falsa.

Robert deja caer una risa sarcástica mientras que levanta una ceja.

—No te lo vas a creer pero te conozco ya muy bien. Dime ¿qué pasa?

Comienzo a gimotear, aguantando las lágrimas pero su voz me interrumpe en la concentración...

—Alessia... ¿Estás... bi—

Pero antes de que acabe, ya es demasiado tarde. Rompo a llorar.

De estas veces que sientes que te salen las lágrimas a grandes cantidades. La presión de la cabeza sube haciéndote llorar más por el dolor. No oyes nada, sólo el llanto de tus problemas rondando a tu alrededor.

Siento como Robert me abraza y me consuela. Es gratificante, y más en estos momentos.

—No soy la misma Robert. No se que me ha pasado pero ya no puedo —le digo balbuceando.

Él se separa un poco y mientras que me seca las lágrimas con su sudadera me dice:

—Yo creo que lo que te pasa es que eres presa del pánico del desconcierto y solo tienes ganas de salir corriendo.

Mientras que sus palabras me consumen, veo como miles de mis lágrimas ruedan por el suelo.

Cuando pensaba que nada podía ir a peor escucho como una bolsa con cosas dentro se cae al suelo.
Me cabeza gira hacia donde se dirigía el ruido y sorpresa; es Chantel y no sola, está con Zippy y Olivia.

Chantel se lleva las manos a la boca mientras que regala un gritito de sorpresa luego viene corriendo y me abraza

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Chantel se lleva las manos a la boca mientras que regala un gritito de sorpresa luego viene corriendo y me abraza.

COMO SI NADA HUBIERA PASADO.

Yo la abrazo pero me levanto con la excusa de que voy al baño.

Antes de levantarme veo como Olivia baja las escaleras con la cara arrugada de lo enfada que se ha puesto al verme y Zippy se queda apoyado en la puerta mirándome.

Saco el valor de donde no lo tengo como para dirigirme a ella. Tengo que pasar por la puerta para ir al baño. 

Voy a pasar como si no existiera nadie a mi alrededor cuando Zippy me para con su mano apoyada en mi hombro.

Yo sigo mirando recto, pero le escucho.

—Creo que tenemos que hablar —dice mediante un susurro serio.

—Yo creo que no —digo quitando su mano de mi hombro.

Sigo caminando dirigiéndome al baño, cuando le vuelvo a escuchar.

—Alessia, tenemos que hablar.

Me giro y le contesto de la peor manera posible.

—Ya te he dicho que no.

Cierro la puerta del baño a mis espaldas dejándole con la palabra en la boca.

Para que voy a ser amable si la vida me va a seguir tratando como una mierda lo sea o no.

Me agacho para buscar el alcohol en el mueblecito. Otra vez me tengo que curar las heridas abiertas.

Cuando me levanto con el alcohol en las manos en el reflejo del espejo me encuentro a la persona que menos esperaba.

Olivia.

Estaba en el baño y ni si quiera me he dado cuenta antes.

Entre el maquillaje dentro del ojo y las lágrimas recorriendo mi iris, no puedo ver bien.

Me giro y veo como se queda mirando mis heridas de las palmas, las cierro rápidamente y disimulo tocándome el pelo.

—¿Por qué me odias tanto? —preguntó cambiándole de tema.

Ella me agarra las manos y me abre las palmas.

—Lo estás haciendo mal. No debes lavartelas en alcohol, tienes que echarte agua y luego áloe vera. Después déjalas secar al aire libre.

Frunzo el ceño.

—¿Y tu que sabrás? —le digo lo más cortante posible.

Se me escapa el ser borde, pero es que no puedo evitar acordarme de lo que me hizo dentro de aquella finca.

Ella se ríe de mala gana y me enseña sus palmas.

Tiene las mismas cicatrices que yo.

Ahora encajo piezas.

Y ahora entiendo lo que me dijo Zippy, me contó que no me hiciera esto, que era muy cercano a este tipo de temas y no terminaban bien.

Y tan cercano, como que es su hermana quien sufre problemas.

Wild Things [ Español ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora