Las puertas del ascensor se abrieron y Lisa Manoban salió de éste con aires de superioridad dejando en claro su posición en aquel hospital con sólo caminar. Acomodó la bata blanca que traía puesta con su nombre bordado en ella y bebiendo un poco de su café se abrió paso hasta la sala de los titulares.
-Buenos días Lisa.- Saludó Jerry Stevens con su sonrisa de modelo en el rostro.
-¿Qué hay amigo? ¿Día lleno de cirugías?.- Ambos estrecharon sus manos.
-Eso quisiera, pero la verdad es que sólo participaré de una extracción de canicas.- Lisa frunció el ceño mirándolo confundida.
-¿Canicas?
-Pues al parecer los adolescentes de ahora creen que es divertido retarse a ingerir cosas que no deben.- Murmuró el cirujano pediatra con algo de irritación- Ahora tengo que sacarlas de su intestino.
-Eso es....interesante.- Dijo la ojiverde intentando no reír pero luego de unos segundos le fue imposible- Okay, lo admito. Eso es deprimente.
-Ya lo sé.
Se quejó el castaño dejándose caer en una silla pasando ambas manos por su cabello.
-¿Qué hay de ti?.- Preguntó luego de algunos segundos de silencio.
-Pues yo intentaré acabar con una bestia que se aloja en el cerebro de mi paciente.- Presumió la neurocirujana con expresión fanfarrona- ¿Quieres verlo?
-Sería un honor.
Ambos dejaron la sala de los titulares con el café en sus manos para caminar a radiología y así poder echar un vistazo a las radiografías del esplendoroso tumor. La cirujana tomó asiento frente a la computadora y luego de un par de movimientos ágiles por parte de sus dedos sobre la pantalla electrónica las radiografías se proyectaron en las pantallas de la habitación.
-Te odio ¿Lo sabes?
-Es increíble ¿No?
La verdad es que hasta ella estaba sorprendida por el tamaño de la masa adherida en el lóbulo occipital de aquel cerebro.
-¿Está ciego?.- Preguntó el pediatra luego de analizar mejor las imágenes.
-Sí, y ese es mi principal objetivo. Quiero devolverle la vista a este hombre.
Respondió con determinación mientras miraba fijamente las imágenes de aquel tumor maligno, el cual estaba desafiándola a ir a por él sin fallar en el intento. Jerry, quien estaba más emocionado que la misma neurocirujana, pidió tener cada detalle de cómo abordaría el tumor ubicado en la parte posterior de la cabeza y ambos permanecieron allí discutiendo la táctica que la ojiverde pensaba aplicar.
-Suerte con eso.- Stevens palmeó la espalda de su amiga y colega dispuesto a dejar la habitación.
-Espera.- Lo llamó la rubia- ¿Puedes hacerme un favor?
...
-Una guardia de treinta y dos horas para finalizar nuestra semana aquí, ¿No es fabuloso?.- Ironizó Rosé con evidente falta de entusiasmo mientras pasaba sobre su cabeza la parte superior de su uniforme.
-No seas llorona Park. De seguro te la pasas durmiendo en los cuartos de descanso.- Se burló Paul.
Hubo un par de risas en los vestidores y la rubia azotó la puerta de su casilla para dirigirse al chico quien la vio algo sorprendido.
-Para tu información estoy al servicio de la doctora Kim, perdedor.
-Bien chicos, cambio de planes.- Erika Linch apareció en la puerta con una lista en sus manos.