Rosé caminaba por la cafetería dispuesta a conseguir algo de comer antes de tomar su merecido descanso de dos horas y así por ser continuar con su extensa guardia, la cual acabaría por la mañana. Se acercó a la barra para ver qué le ofrecía pero sólo tomó un panecillo antes de dirigirse a pagar por él. Deteniéndose abruptamente al notar que los cirujanos Manoban estaban a unos pasos de ella teniendo una conversación con algo de discusión de por medio.
-Tienes que decírselo.
-iPero no quiere escucharme BamBam!.- Se quejaba la ojiverde.
-No debiste haberte involucrado con ella ni con ninguna otra chica de este hospital.- Rosé se mantuvo a la distancia suficiente para poder oír que es lo que hablaban.
-¿La has visto? Es irresistible.- El ceño de la rubia se frunció con algo de molestia al escuchar hablar a Lisa.
-Como sea.- El cirujano plástico le restó importancia antes de decir- Debe saber que no eres casada sino viuda desde hace ya casi cuatro años.
Rosé abrió los ojos de par en par al escuchar lo que el doctor Manoban acababa de decirle a su hermana y no dudó en salir corriendo de allí dispuesta a decírselo a Jennie. Corrió por los pasillos buscando a la morena en cada cuarto de descanso que pasaba pero sin tener éxito alguno.
¿Dónde diablos estaba cuando se le necesitaba con urgencia?
-Piensa.- Susurró para sí misma.
Mientras tanto Jennie estaba recostada sobre una camilla en la parte en remodelación, necesitaba dormir un par de horas para quitarse todo el estrés que aquel día le había proporcionado. Cerró sus ojos sintiéndose al fin en paz y sonriendo de medio lado por ello. Pero entonces sintió a alguien correr hacia ella como un huracán y se incorporó de inmediato al oír el grito de su amiga.
-iJen!.- Un gruñido escapó de los labios de la morena y unas tremendas ganas de golpear a la más alta le invadieron.
-No.- Se quejó frotando su rostro con ambas manos- ¿Qué sucede
-No vas a creer lo que acabo de oír en la cafetería.- La respiración de la rubia era dificultosa y trataba de tomar bocanadas de aire para continuar hablando- Lisa.....
-Espera, si se trata de ella no quiero saberlo.- La detuvo de inmediato.
-Oh sí quieres.- Rosé tomó asiento junto a ella- No es casada.
-iClaro que sí!
-No. Es viuda Jennie.
Los labios de la castaña se secaron al oír eso y pestañeó un par de veces esperando a que Rosé dijese que se trataba de una broma, pero eso no pasó. Se había negado rotundamente a escuchar las explicaciones de la neurocirujana para sacar sus propias conclusiones, pero como era esperarse se había equivocado. Y es que jamás habría podido imaginarse algo como aquello, mucho menos de alguien que parecía lucir muy segura de sí misma en todo momento tanto en el trabajo como en su vida personal. La rubia agitó una mano frente a su rostro preocupada por la expresión que tenía en este la cual le era difícil de interpretar.
-¿Jen? ¿Estás bien?.- Preguntó Rosé.
-¿Cómo te enteraste? Es decir, ¿Estás segura?.- Balbuceos. Esa era la forma en la que estaba formulando sus preguntas.
-Los escuché conversar en la cafetería. Tal vez lo hice intencionalmente.
iPor dios!.- Se lamentó la morena llevando ambas manos a su cabello y tirando de el ligeramente- ¿Crees que deba hablar con ella?