En pocos segundos luego de que se escuchase un disparo todas las personas en aquella amplia sala de urgencias estaban completamente atemorizadas obedeciendo las órdenes del hombre armado. Lisa dio una rápida mirada a Jisoo quien sólo podía ver en la dirección en que Rosé se encontraba, aproximadamente a un metro de distancia del sujeto. La rubia parecía estar paralizada sin saber qué hacer o decir, exactamente como ellas se encontraban.
-i¿Debo matar a alguien para que me den lo que quiero?!.- Exclamó con enfado señalando en todas dirección con el arma dispuesto a disparar otra vez.
-No.- La ojiverde se sorprendió así misma dando un paso al frente con las manos arriba- Sólo ven conmigo. Te daré lo que necesitas.
-¿Qué estás haciendo?.- Jisoo habló entre dientes.
-Bien, vamos. Camina.- La neurocirujana le dio la espalda antes de comenzar a avanzar a paso lento hasta una de las salas de trauma- iComo alguien se atreva a llamar a la policía ella se muere ¿Entendido?!
Todos asintieron con rapidez mientras los veían alejarse hasta la sala de traumas vacía junto frente a sus ojos. Jisoo notó que el hombre estaba herido pues caminaba con algo dificultad dejando un rastro de sangre a su pasar, la cirujana dedujo que la herida debía estar en su pierna derecha. La mirada de la pelinegra fue a parar hasta su novia, quien tenía los ojos clavados en la espalda de su atacante mientras intentaba deslizarse tras el mostrador y tomar el teléfono. Jisoo negó de inmediato pero la rubia no estaba dispuesta a ceder y obedecer la ordenes de un psicópata.
-Necesito ayuda. Mi pierna está herida, estoy perdiendo sangre y duele como el infierno.- Gruñó el hombre mientras continuaba apuntando a la ojiverde con la mano algo temblorosa.
-Podemos ayudarte, no tienes que hacer esto.- Intentó persuadirlo pero éste rió mientras negaba.
-No. Soy un delincuente, ¿Crees que no sé qué me entregarán a la policía en cuanto esté bien? No estoy dispuesto a ir a prisión, así que esta es la única salida doctora.- Lisa asintió antes de señalar la pierna herida.
-¿Puedo....?.- El hombre le vio con desconfianza- No puedo ayudarte si no me dejas examinarte. No tengo autorización para darte medicamentos sin un análisis previo.
-Está bien.- Cedió entre dientes.
La cirujana quitó el torniquete para después coger unas tijeras y cortar parte de los jeans ensangrentados, dejando al descubierto una herida de bala que no lucía nada bien. Miró sin decir nada al sujeto quien seguía señalándola con el arma dispuesto a disparar si algo en su desquiciado plan salía mal.
-Necesitas cirugía.
-Por ningún motivo.- Le amenazó acercando el arma a su sien- Me curarás de manera temporal y yo escaparé de aquí ¿Me oyes?.- Preguntó con molestia-
-Está bien lo haré.
Mientras la neurocirujana trabaja bajo la ordenes y la presión del criminal. Rosé continuaba intentando llegar hasta el teléfono tras el mostrador moviéndose en pasos lentos y silenciosos cada que el hombre no estaba vigilándolos desde la sala de traumas. Sollozos, murmullos y respiraciones aceleradas era todo lo que podía oírse entre las personas que poblaban la habitación, una combinación de pacientes y profesionales. Jisoo continuaba mirando con temor las acciones de la cirujana a metros de distancia completamente nerviosa e inquieta, deseando poder correr hasta ella para detenerla pues estaba arriesgándose. El tiempo parecía no avanzar y parecía que llevaban horas allí encerrados con un criminal sin que nadie del exterior a la sala sospechara siquiera que algo extraño sucedía.
Pero entonces el ascensor se abrió justo cuando Lisa acababa con su tarea alertando al hombre quien se puso de pie de inmediato caminando al hasta estar frente al grupo de personas que había descendido del elevador sin entender exactamente qué es lo que sucedía.