Capítulo 28

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Lisa observó desde su lugar sobre la cama como Jennie dejaba el cuarto de baño para después caminar por la habitación de un lado a otro hasta conseguir ponerse su pijama y dirigirse hasta su lado de la cama. La morena se metió bajo las cobijas y se recargó contra el respaldar de madera cruzándose de brazos y mirando al frente aún permaneciendo con el ceño fruncido desde la cena. Pues a la castaña no le había agradado demasiado la noticia que sus padres tenían para darle y la ojiverde aún no terminaba de entender exactamente porqué.

-¿Nena?.- La llamó cuidadosamente con miedo a ser regañada.

-iEs que no lo entiendo!.- Estalló la castaña girándose a verla con una expresión molesta en el rostro- iNo hacían esto desde hace años!

-No te exaltes cariño, no es bueno para el bebé que estés estresada ¿Recuerdas?.- Lisa de acomodó en su lugar para verla mejor- Ahora dime, ¿Por qué te molesta tanto la idea de tus padres juntos otra vez?

-Porque ya lo han hecho muchas veces antes y jamás termina bien.- Susurró la morena soltando un suspiro- De todos modos terminan discutiendo por el color de las cortinas y la obsesión de papá por su trabajo y acaban separados otra vez. Terminan odiándose y pelean por mi atención.

La neurocirujana suspiro enternecida viendo la expresión de tristeza y confusión en el rostro de su chica mientras la atraía hacía a ella para así permitir que se recostase contra su pecho. Acarició el cabello de la castaña quien cerró sus ojos para disfrutar de la caricia y dejó un casto beso contra la piel nívea del pecho de la ojiverde.

-No puedes estar enfadada con ellos toda la vida amor.- Susurró Lisa- Tal vez sólo estás juzgando muy pronto, puede que esta vez sea distinto.

-Tienen un amor tóxico. No se soportan, pero no pueden mantenerse demasiado lejos el uno del otro.- Jennie sonrió levemente al sentir como la mano libre de su novia se dirigía a su vientre- Pero puede que tengas razón.

-Eso ya lo veremos.

Hubo silencio entre ambas por un largo periodo de tiempo y Lisa supo de inmediato en lo que Jennie estaba pensando cuando ésta se incorporó con una sonrisa adorable e inocente en el rostro.

-No....- Se quejó la cirujana.

-Por favor.- La sonrisa de la morena de transformó en un puchero.

-¿Qué se te antoja esta vez?.- Bufó la rubia incorporándose para calzarse unas zapatillas deportivas y una sudadera de los Miami Heat.

-¿Una hamburguesa?.- Lo pensó la castaña por algunos segundos- No, espera. Quiero pizza y algo de chocolate.

-Bien, no tardaré. Y por favor no vayas a dormirte.- Pidió Lisa.

-No lo haré. Te amo.

-Si si como tú digas.

Jennie rió mientras veía a la ojiverde dejar la habitación que ambas compartían dándose cuenta de lo afortunada que era por tener a aquella mujer a su lado.

-También eres afortunado cariño.- Dijo hablándole esta vez a su abultado vientre- Mami es la mejor.

...

-Y ...¿Cómo va la mudanza?.- Lisa y Jisoo se encontraban junto a Jerry en la cafetería tomando un café para poder despejarse de las largas horas de turno que había estado teniendo.

-Pues nuestros turnos aquí se han vuelto más exigentes, pero estamos llevando sus cosas a mi casa constantemente.- Respondió Jisoo.

-Pues espero las cosas vayan bien para ti amiga.

-Y ¿Qué tal tu Jerry? ¿Sana sigue enfadada contigo?.- Lisa preguntó con tono burlón.

-No me dirige la palabra aquí dentro mucho menos en casa.- Suspiró el castaño- Y sigo sin estar contento con la idea de que Corbin pase tiempo en la guardería.

-Él estará bien amigo. Sólo debes acostumbrarte.- La ojiverde palmeó su espalda y Jerry asintió.

Un llamado desde urgencias los alistó y terminando su café con rapidez los tres corrieron fuera de la cafetería para acudir a la sala en donde Sana ya les esperaba. Los residentes iban y venían siguiendo las órdenes que Rosé y Paul les daban, y la neurocirujana pudo notar como su novia tomaba una bata de algodón y unos guantes.

-¿De qué se trata?.- Preguntó la ojiverde al estar junto a ella ayudándola a atar la bata quirúrgica en su espalda.

-Un avión se estrelló cerca de la costa justo en medio de la autopista. Habrá muchos heridos y varios de ellos serán niños y mujeres embarazadas. Estoy segura.- Argumentó la castaña.

-Creí que habíamos acordado que sólo harías consultas y te alejarías del trabajo pesado.- Jennie se giró para ver el ceño fruncido en el rostro de Lisa y la señaló con un dedo acusador.

-No comenzaremos otra vez esta discusión.- Dijo decidida- Aún faltan unos cuantos días para que me vaya a casa y los aprovecharé al máximo.

Sin más, la cirujana pediatra acudió al llamado de Sana quien estaba anunciando la llegada de las ambulancias con múltiples heridos. En cuestión de minutos todo se volvió un completo caos en la sala de urgencias, no había camas suficientes para atender a todos y debían dividirlos por grado para saber quien necesitaba atención más inmediata.

-¿Qué tenemos?.- Jennie recibió el expediente que el paramédico le tendía.

-Mujer de unos treinta y cinco años aproximadamente. Tiene veintiocho semanas de gestación, su presión se desplomó de camino hasta aquí. Pulso débil.

-Nos encargaremos de ella, iJerry te necesito conmigo!

-iSí señora!.- Dijo el cirujano caminando junto a Jennie- Esto no se ve bien. Hay sangre en su entrepierna probablemente se trate de una hemorragia. Desprendimiento de placenta.

-Vamos a llevarla a quirófano ahora mismo si queremos salvarla a ella y a este bebé.

Todos se movilizaron con prisa empujando la camilla a través de los pasillos hasta el elevador, Jerry intentaba mantener a la mujer despierta con el poco de consciencia que permanecía intacto, pero la tarea se le hacía difícil. En cuanto todo el equipo estuvo preparado para comenzar la cirugía, los dos cirujanos se pusieron manos a la obra para intentar salvar la vida de aquella mujer y su hijo.

-En cuanto el bebé esté fuera tu te encargarás de él y yo de ella ¿De acuerdo?.- Jennie sólo asintió a las palabras del titular.

El pequeño bebé estuvo fuera luego de una cesárea de emergencia y la castaña tomó al niño entre sus manos luego de que Jerry cortase el cordón umbilical para trasladarlo hasta una incubadora que yacía preparada a un costado de la mesa. Desde allí, Jennie se encargó de monitorear al bebé quien tenía problemas para respirar gracias a que sus pulmones aún no eran suficientemente fuertes para ayudarlo a mantenerse con vida fuera del vientre materno.

-Es muy pequeño.- La voz de Rosé se oyó a sus espaldas y Jennie asintió mientras continuaba viendo al bebé dentro de la incubadora.

-Ha tenido suerte pero las próximas horas siguen siendo cruciales para él.-La castaña hizo una mueca.

-¿Cómo está su madre?.- La rubia se ubicó del otro lado de la incubadora.

-No tengo noticias de Jerry aún, pero antes de que yo dejase el quirófano no estaba nada bien. Perdió demasiada sangre.

-Eso es horrible. Él está luchando por su vida y está al borde de quedarse sin su madre.

-Es triste, sí.- Susurró la cirujana pediatra- ¿Estabas buscándome?

-Tenemos una niña de nueve años con múltiples fracturas y insuficiencia cardíaca. Necesitamos tu ayuda.- Comentó Rosé y la castaña asintió de inmediato.

-Asegúrense de vigilarlo cada cinco minutos si es necesario. Quiero que todo esté tal cual cómo está ahora en cuanto regrese ¿De acuerdo?.- La residente asintió con rapidez algo asustada.

Estaba siendo un día duro para la morena, pero no estaba dispuesta a detenerse. Sabía que pasaría harto tiempo antes de que volviese a pisar el hospital luego del nacimiento de su bebé y es por eso que no se quería perder ni un segundo de toda la acción que el día le ofrecía. 

***

Into it - JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora