-Hora de la muerte, 12:30 pm.- Susurró la morena antes de darse la vuelta hacia las personas encargadas de ayudarle a quitarse los implementos quirúrgicos y salir del quirófano con rapidez.
Caminó hasta estar lejos del equipo que le había asistido en aquella compleja cirugía y no pudo soportar el cúmulo de emociones que la invadían en aquel momento rompiendo en llanto. Se recargó contra la pared mientras sollozaba intentando no llamar la atención de los que transitaban a su alrededor, pero su novia siempre estaba cerca en los momentos oportunos y se acercó rápidamente al notar el estado de Jennie. Sin decir nada la abrazó con fuerza permitiendo que la castaña se refugiase entre sus brazos escondiendo su rostro contra su pecho mientras ella acariciaba su espalda intentando reconfortarla.
-Lo siento, creo que aún no me acostumbro a las perdidas.- Se disculpó la castaña en cuanto se separaron limpiando todo rastro de lágrimas de su rostro.
-Hey, tranquila. Llevo mucho tiempo en esto y tampoco es de mi agrado perder una vida.- Lisa le miró levantando su mentón para hacer un contacto visual directo y transmitirle así serenidad- ¿ Estás mejor?
Pues al verdad es que desde lo ocurrido con Rosé los sentimientos y emociones de Jennie estaban a flor de piel más latentes y tangibles que nunca. Extrañaba desesperadamente encontrar a su mejor amiga deambulado por los pasillos del hospital regañando internos y quejándose de lo molestos que le resultaban algunos residentes. En cambio, tenía que verla cada vez que tenía tiempo en una de las habitaciones de la UCI, ya que la rubia no era capaz de respirar por su propia cuenta y permanecía en coma inducido siendo ayudada por un ventilador artificial para poder respirar. Sana les había dado la noticia que uno de los pulmones de su colega y amiga había resultado gravemente herido a raíz de uno de los impactos de bala que había recibido provocando un neumotórax traumático. A pesar de que la cirujana había logrado reparar con éxito el daño en dicho órgano aún no quería arriesgarse a forzar su función.
-¿Has logrado hablar con Jisoo?.- Lisa hizo una mueca mientras caminaba junto a su novia hasta la cafetería en busca de algo que las mantuviese activas durante la larga jornada.
-No. No atiende mis llamadas y cuando intento atraparla en la habitación de Rosé, logra escabullirse y desaparece de mi vista.- Bufó la ojiverde pasando una mano por su cabello.
-¿Qué es lo que está mal con ella?.- Jennie no podía entender las actitudes de la pelinegra- Estará deprimida hasta encontrar una solución.
-Esta herida y asustada aún nena. Estuvo a punto de perder a la persona que ama y esta espera por recuperarla del todo probablemente esta matándola.
-¿Por qué pasar por todo esto sola?.- La neurocirujana adoraba el ceño fruncido en el rostro de su novia.
-Es su manera de refugiarse. Estará bien.- Le tranquilizó la ojiverde.
Ambas ocuparon una mesa para beber su café con tranquilidad y poder conversar intentando despejar sus mentes de todo los acontecimientos que las habían estado rodeando últimamente. Pero la paz en la que se habían sumergido no duró demasiado, uno de los residentes al servicio de la rubia llegó con rapidez junto a ellas para darle un mensaje.
-¿Qué sucede Longe?.- preguntó Lisa frunciendo el ceño ante lo agitado que se encontraba el chico.
-Hay un abogado buscándola en el lobby doctora Manoban, ha dicho que necesita hablar con usted de inmediato. Al parecer se trata de una emergencia.- Jennie desvío de inmediato su confundida mirada hasta los ojos de su novia quien lucía tan desconcertada como ella.
¿Qué les esperaría?
...
-iEsto no está malditamente pasando! .- En cuanto la ojiverde se adentró en la consulta vacía no dudó en darle una patada a lo primeros que tuvo en frente descargando su rabia.
-Debes estar tranquila. Nada bueno resultará si te alteras amor.- La morena trató de serenar el mal humor de la cirujana quien daba vueltas con rapidez por toda la habitación.
-iEs que no puedo creerlo! ¿Ha solicitado la custodia y habrá un juicio sobre ello? ¿Qué clase de juez es éste?.- Rugió agitando el papel de citación en sus manos- Un gran amigo suyo por supuesto.
-No hay nada que pueda usar en tu contra. No vas a perder a los niños.- Le aseguró Jennie acercándose para detener sus movimientos y tomar el rostro de la rubia entre sus manos.
-No sabes de lo que es capaz para conseguir lo que quiere Nini. Tiene mucho dinero y poder, eso es más que suficiente para estar asustada.-Lisa respiraba con pesadez mientras cerraba los ojos unos segundos- Ellos son muy importantes para mí. No los quiero lejos.
-Y no lo estarán. Confía en mí.
La ojiverde sólo asintió antes de abrazarse con fuerza a la cintura de la morena más baja escondiendo su rostro en el cuello de ésta aspirando aquel aroma exquisito que desprendía, el cual siempre conseguía tranquilizarla. El temor le había invadido otra vez y no sabía cómo enfrentarlo, pues Richard estaba logrando franquearla acorralándola cada vez contra la pared con cada una de las acciones que tenía en su contra. El hecho de tan sólo pensar en Piper y Noah lejos de ella le estrujaba el corazón y provocaba que quisiera arriesgarlo todo para evitar que algo como eso sucediera. Durante los próximos días aquel pensamiento continuó rodando su cabeza sin dejarla en paz por completo. Estaba aprovechando cada momento que su trabajo le permitía junto a los niños y Jennie manteniendo aquel miedo permanente de no volver a vivir ninguno de ellos otra vez.
El único lugar en donde nada de eso rodaba en su mente por mucho tiempo era durante su horario de trabajo.
-Este día apesta.- Bufó Jerry llegando junto a la neurocirujana quien estaba revisando un par de expedientes- No hay cirugías en el tablero y esto está más que tranquilo.- Señaló a su alrededor en la sala de urgencias.
-Es deprimente, tienes razón.- Concordó la rubia recargándose contra el mostrador y observando el poco movimiento en la sala.
-Eso terminó.- Sana se acercó a con rapidez junto a un equipo de residentes pasando de ambos para caminar hasta tomar un bata quirúrgica y un par de guantes de látex.
-Hablas en serio?.- preguntó Jerry con emoción siguiéndola de cerca.
-Al menos para Lisa. Tenemos un herido en camino, el hombre a sido arroyado por un autobús en pleno paso peatonal y presenta heridas graves.
-Lo siento amigo.- Lisa palmeó la espalda del decepcionado cirujano con un tono de burla y caminó para equiparse y seguir a Sana hasta el exterior.
La ambulancia no tardó en aparcar justo frente a las puertas de entrada a la sala de emergencias y dos paramédicos se encargaron de sacar al paciente con cuidado desde el interior. Debían actuar con rapidez.
-Hombre de al menos treinta años. Fue atropellado por un autobús, presenta lesiones graves, casi no hay pulso.
-iOh por dios!.- Esa fue la exclamación que escapó de la boca de la cirujana de traumas al rotar el irreconocible rostro de su ahora paciente- iHay que llevarlo adentro, ahora!
-iNecesito que le administren 20 de etomidata y 100 de succinilcolina!.- Gritó la ojiverde mientras comenzaba con la compresiones.
-Esta de vuelta.- Anunció uno de los residentes.
-Bien, necesito una radiografía de trauma. Hay lesiones en piernas y antebrazo derecho así que necesitaré que llamen a ortopedia de inmediato.- Todos de apresuraron a seguir cada una de las instrucciones de la cirujana de traumas.
-Cráneo aplastado. No puedo ver sus pupilas.- Observó la ojiverde- También necesito que llamen al doctor Manoban. Pueden comenzar a limpiar las heridas. Que alguien busque alguna identificación o algo parecido, revisen su ropa.
-Longe, aplica antibióticos.
Lisa recorrió con la mirada el destruido rostro del hombre tendido en la cama y sintió pena por él. Uno de los residentes se acercó a ella tendiéndole una cartera color marrón, la ojiverde la tomó y comenzó a revisar intentando encontrar algo que los ayudase a identificar al paciente. Una licencia de conducir. El nombre y fotografía plasmados en este documento provocaron que la neurocirujana se detuviera cambiando su expresión a una de impacto.
-¿Qué ocurre? ¿De quién se trata?
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