Jennie gruñó con frustración ante las palabras del chico y cogió una tableta electrónica para dirigirse hasta el box cinco y así poder ayudar a su pequeño paciente con aquella herida. Al menos haría una sutura, pensó.
-Hola.- Saludó con una sonrisa- Soy la doctora Kim.
-Soy Eleonor.- Dijo la mujer estrechando la mano de la cirujana.
-¿Y tú eres?.- Esta vez se dirigió a la pequeña niña.
-Piper.- Contestó la niña de ojos grisáceos- ¿Puede curar mi herida?.- Preguntó algo preocupada.
-Lo haré antes de que te des cuenta.- Aseguró la castaña- ¿Puede decirme que ocurrió?
-Ella y su hermano estaban jugando y de pronto Piper resbaló golpeando su cabeza contra uno de los escalones del porche.
Jennie asintió dejando la tableta sobre la mesa auxiliar de la camilla.
-Permíteme echar un vistazo a esto ¿Sí?
La residente buscó un par de guantes y se dispuso a examinar el corte en la frente de la pequeña rubia quien hizo una mueca.
-Bueno no es muy profunda pero necesitará suturas.- Esta vez se dirigió a la mujer que le acompañaba- También haré una tomografía para asegurarme de que nada malo está pasando aquí dentro.- Señaló la cabeza de la pequeña rubia causándole gracia.
-¿Dolerá?
-Me aseguraré de que no lo haga. No debes preocuparte Piper.
Jennie se dio la vuelta luego de sonreír tranquilizadoramente para buscar una bandeja de suturas. Cuando estuvo de regreso se dispuso a limpiar la herida de la niña para luego proceder con las suturas en la herida, notó que la niña había comenzado a hacer divertidas muecas mientras ella hacía su trabajo y no pudo evitar soltar un par de risas. Sus expresiones le resultaron increíblemente familiar pero no recordaba haber visto a su paciente en alguna otra ocasión.
-Ya esta.- Dijo al finalizar la casi innotable pero impecable sustura- Ahora debes venir conmigo para asegurarnos de que todo marcha bien al interior de tu cabeza ¿De acuerdo?
-¿Abu puede venir conmigo?.- Preguntó Piper.
-Temo que no.
-Esta bien cariño, esperare aquí.- La mujer mayor acarició el cabello de la rubia y ésta asintió algo temerosa.
La castaña tomó la tableta entre sus manos para verificar si su joven paciente tenía algo de historial de ocasiones anteriores pero hubo algo que llamó su atención. El apellido que le era tan conocido acompañaba el nombre de la niña en su registro, Piper Manoban. Su ceño se frunció notoriamente y observó a la mujer y a la niña por algunos segundos con confusión, Eleonor reparó en la mirada de la joven cirujana y no pudo evitar alarmarse.
-¿Ocurre algo doctora Kim?.- Jennie dejó sus pensamientos sacudiendo la cabeza ligeramente.
-¿Piper Manoban?
-Ese es mi nombre.- Contestó la pequeña algo divertida.
-No sabía que el doctor Manoban tuviese hijos.
-Oh querida. BamBam sí los tiene, todos unos adolescentes.- Rió Eleonor con gracia recordando al resto de sus nietos.
-Mi mami es la doctora Lisa Manoban.- Los ojos de la morena se abrieron con sorpresa y sintió su boca secarse- Ella es la mejor de todo el hospital.
Y como si de invocarla se hubiese tratado la ojiverde apareció desde uno de los pasillos mirando a todas partes aparentemente en busca de su hija. En cuanto había oído que Piper estaba en urgencias con una herida en la cabeza había dejado de lado sus minutos de descanso para correr al encuentro de su pequeña. Jennie no hizo ni un ademán de moverse en cuanto notó que la ojiverde caminaba en su dirección con la mirada fija sobre la niña que era su paciente.
