-¿Preparada para hacer esto doctora Kim?.- Preguntó Jerry mientras ambos restregaban sus brazos con la escobilla en los lavabos quirúrgicos.
-Algo nerviosa, pero lista.- Respondió la de ojos marrones sonriendo contra el tapa bocas que ya traía puesto.
-Pues hay que hacerlo.
Secando sus manos con una toalla azul, el cirujano pediatra le dio una última mirada de entusiasmo a la residente antes de adentrarse en quirófano a través de la puerta automática. Mientras terminaba con su limpieza Jennie observó a través del cristal como Kira era preparada y sedada para la operación, difícil cirugía que Lalisa Manoban llevaría a cabo. La ojiverde ya se encontraba dando órdenes del otro lado asegurándose de que todo estuviese en su lugar antes de dar inicio a una cirugía que seguramente se convertiría en una de las más importantes en toda su carrera.
Jennie se apresuró a estar presente al interior de la sala y tomó su posición a la izquierda de la neurocirujana.
-¿Quién va a reemplazarte?.- Preguntó Lisa acomodando el microscopio quirúrgico asegurándose de ver bien a través de las lentillas de éste:
-¿A qué te refieres?.- Jennie no comprendía las palabras de la ojiverde.
-Estaremos muchas horas aquí dentro doctora Kim, necesitarás a alguien que pueda tomar tu lugar para que puedas estirar las piernas e hidratarte.- Ella tenía razón, pero la residente no estaba dispuesta a perderse absolutamente nada de la cirugía.
-No es necesario estaré bien.- La rubia alzó una ceja desviando la mirada hasta Jerry quien sólo se encogió de hombros.
-Bien equipo, aquí vamos. No permitiré que esta niña queda paralizada sobre la mesa de mi quirófano así que más nos vale sacar ese feo tumor de su cuerpo para siempre.
-Amén.- Contestó el cirujano pediatra muy desesperado por comenzar ya.
-Bisturí diez.
Y con aquellas palabras, la gran aventura había comenzado y todos permanecían expectantes esperando ver a lo que se enfrentaría por el resto de las horas del día. Había demasiado silencio dentro de aquel quirófano para Jennie y ésta comenzó a removerse en su lugar algo incómoda después de la primera hora. En cuanto la solución fluorescente fue inyectada en busca de la iluminación del tumor las respiraciones parecieron cortarse.
-iLuces fuera por favor!.- Pidió la ojiverde de ansiosa por estar frente a frente con su rival.
-¿Es que no dio resultado?.- Susurró la castaña en cuanto vio cómo una gran masa de iluminaba en medio de la columna vertebral de aquella chica.
-No. Todo ese es el tumor.
Muchos ahogaron exclamaciones mirándose entre ellos con evidente asombro. Lisa tragó con fuerza bajo su tapa bocas sintiéndose algo intimidada por aquello que la desafiaba, pero no estaba dispuesta a dar un paso atrás. Debía arriesgarse, era todo o nada.
...
Habían pasado once horas encerrados en el quirófano y Lisa ya comenzaba a sentir calambres en los brazos y en su cuello, así también Jennie sentía pesadas las piernas y su garganta algo rasposa por lo seca que se encontraba. Jerry parecía que caería dormido en cualquier momento en medio de la sala, pero sin embargo intentaba mantenerse muy atento a todos los movimientos de su amiga.
-Tal vez quieras salir por un momento Jennie. Puedo pedir a algún otro interno.- Dijo Lisa cuando notó que la castaña cambiaba el peso de su cuerpo de un lado a otro.
-Tranquila. Estoy bien.- Se apresuró a contestar la morena mientras sentía como la neurocirujana la veía de reojo con reproche ante su actitud.
-Demonios.- Gruñó la ojiverde después de unos minutos más.