Capítulo 29

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Jennie se removió incómoda recostada sobre la cama a causa de las patadas que un inquieto bebé propinaba a sus costillas sin dejarla conciliar el sueño. En sus siete meses de embarazo, jamás había experimentado tanto dolor pues al menos las patadas anteriores a esas no habían resultado ser tan duras y eso comenzaba a alarmarla. Apretando sus ojos con fuerza y mordiendo su labio inferior contuvo un quejido de dolor mientras frotaba su tripa con suavidad.

-Por favor cariño, ¿Podrías dejar de ser tan rudo?.- Susurró mirando hacia abajo hasta su vientre. Pero aquella suplica no estaba dando resultados- Lisa.- Movió el hombro de la ojiverde ligeramente intentando despertarla.

¿Eh?.- Preguntó la neurocirujana soñolienta estirándose para encender la lámpara sobre su mesita de noche- ¿Qué sucede?.- Se alarmó de inmediato al ver una mueca de dolor en el rostro de la castaña.

-No lo sé. Al parecer alguien no quiere dormir.- Dijo Jennie, su respiración comenzaba a hacerse irregular.

-¿Quieres que le hable a Jerry? Tal vez sea bueno que vayamos al hospital.

-No se supone que venga todavía.- Lloriqueó la morena asustada y Lisa asintió inclinándose para besar su frente.

-Lo sé mi amor, pero vamos para asegurarnos de que todo este en orden ¿De acuerdo?.- La verdad es que ella estaba muy asustada y preocupada pues el dolor por el que la castaña estaba pasando no era nada normal.

Con rapidez, la neurocirujana ayudó a Jennie a vestirse y después de hacerlo ella también, se apresuró a despertar a los niños quienes no entendían muy bien porqué su madre los hacía levantarse en plena madrugada, pero no había tiempo para preocuparse por dar explicaciones, así que sólo se pusieron en marcha hasta el hospital en donde Jerry ya los esperaba luego de una llamada por parte de la ojiverde.

-Hola, ¿Cómo te sientes Jen?.- Preguntó el cirujano al ver a la morena con el rostro algo agotado mientras era sostenida de la cintura por Lisa.

-No muy bien. No estoy segura, pero creo que estoy teniendo contracciones.-Murmuró temerosa.

-Eso vamos a averiguarlo ahora mismo. Doctor Levil.- Llamó a unos de los residentes de turno- Podría encargarse de los niños, deles algo de comer y que permanezcan entretenidos de acuerdo.

-Doctor Stevens yo......- Trató de excusarse.

-Si no opone resistencia lo consideraré para dos importantes cirugías mañana.-Propuso el castaño con determinación.

-Si señor. Vengan conmigo chicos.

Los mellizos siguieron al residente luego de despedirse de Jennie y de su madre. Ambas fueron guiadas hasta una habitación en donde Jerry práctico un ultrasonido y además examinó a la castaña quien lucía muy asustada con toda la situación mientras Lisa sólo se dedicaba a tomar su mano mientras le repetía constantemente que todo estaría bien.

-Bueno Jennie, creo que si estás teniendo contracciones.- Dijo Jerry con cautela.

-¿Qué? No.- La cirujana negó repetidas con la cabeza veces negándose a aceptar la idea- No de supone que nazca aún. Es muy pequeño.

-Lo sé pero al parecer tiene prisa y no podemos retenerlo allí dentro o será mucho más peligroso para él.- La castaña vio a Lisa al borde del llanto y el pecho de esta última se contrajo.

-Oh nena.- Susurró abrazándola- Sé que no es lo ideal, pero debemos hacerlo.Va a estar bien.

-No está listo.- Las primeras lágrimas ya empapaban el rostro de la morena.

-Avísenme cuando estén listas para preparar a Jennie y llevarla hasta el quirófano. Tendremos que intervenir a través de una cesárea.

-Pero queríamos que fuese algo natural.- Está vez fue la ojiverde quien no estuvo de acuerdo.

-Es el protocolo que el momento requiere amiga. Lo siento.

-Esta bien. Podemos hacerlo.- La mano de la castaña acarició ligeramente el rostro de la ojiverde quien ahora lucia espantada- Sólo tenemos que adaptarnos a su manera de venir al mundo ¿No?

-Como se nota que eres un Manoban.- Lisa se inclinó para pegar su boca al vientre de su novia y comenzar a hablar- Eres testarudo e impaciente.

Después de unos cuantos minutos más charla y risas, los cuales hicieron que Jennie olvidase un poco la situación en la que se encontraban. La castaña fue trasladada hasta uno de los quirófanos del hospital y Lisa la acompañó todo el camino hasta que una de las enfermeras la llevó para que se cambiase y así poder entrar y presenciar el parto. Con nerviosismo, la ojiverde permaneció sentada junto a su novia dejando besos en su sien y acariciando el rostro de la castaña mientras veía como Jerry trabajaba.

-Bien estamos cercas, equipo estén preparados. Este niño saludará a sus madres y se irá directo a cuidados intensivos.- Habló el cirujano- ¿ Están listas mamás?

-Hazlo ya Jerry.- Pidió con ansias la rubia besando una vez la frente de Jennie.

-Aquí viene.

Lisa alzó la mirada abriendo los ojos de par en par y poniendo toda su atención en cada uno de los movimientos de su amigo, mientras Jennie yacía tendida mirando hacia arriba las luces que iluminaban el espacio quirúrgico. Hasta que Lisa vio cómo las manos del cirujano pediatra sacaban a un bulto cubierto de sangre con la piel blanca hecho un ovillo. El llanto se oyó por toda la habitación casi como un chillido y los ojos de ambas se llenaron de lágrimas.

-iPero miren qué tenemos aquí!.- Exclamó Jerry girándose para ver a Lisa- Hay una pequeña sorpresa amiga.

-¿Qué sucede?.- Preguntó alarmada.

-Es una niña.

-¿Qué?.- Jennie abrió los ojos asombrados y la ojiverde sonrió soltando una pequeña risita.

-No hay demasiado tiempo así que podrán verla después lo prometo.- La pequeña bebé fue entregada a otra especialista quien la depositó en una incubadora y la movilizó hasta la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.

-¿Es una niña? ¿Ella está bien?.- Preguntó la castaña al borde del llanto y Lisa asintió.

-Lo es y es hermosa nena. Muchas gracias por esto.- La neurocirujana beso repetidas veces los labios de su chica.

-Ve con ella. No la dejes sola, yo estaré bien.

-¿Estas segura?.- La castaña asintió.

-Bien. Confío en ti amigo.- Dijo esta vez para el cirujano- Adiós Nini, te veré luego. Te amo.

Lisa siguió a la doctora que se encargaría de su hija durante todo el trayecto y no se perdió absolutamente ningún momento poniendo especial atención en la pequeña. La nueva Manoban fue examinada de pies a cabeza y luego fue conectada a un respirador el cual la ayudaría hasta que sus pulmones fuesen más fuertes. La ojiverde tuvo la oportunidad de acercarse en cuanto la pediatra explicó cada una de las cosas que harían y administraría a su hija.

-Puede disfrutar de ella mamá.- Dijo la mujer con una sonrisa en el rostro

 ntes de marcharse.

-Hey.- Sus ojos verdes se encontraban hipnotizados por la pequeña niña dentro de la incubadora. Había muchos otros bebés allí dentro, pero ninguno de ellos se compararía con su hija- Hola preciosa.- Tomó un par de guantes para poder meter sus manos por los agujeros de la incubadora y así acariciarla- Bueno eres una gran sorpresa ¿Sabes? Tendré que re decorar tu habitación y probablemente mamá decida cambiar tu armario por completo.- Rió levemente- Te amo cariño. Y no puedo esperar a que salgas de aquí para poder abrazarte y llenarte de besos. También tus hermanos estarán ansiosos por conocerte.

Al hacer mención a Noah y Piper, la cirujana recordó aquel emocionante día en que ellos dos nacieron. Todo había sido un completo caos pero ella y Alicia habían logrado mantener todo bajo control. Agradeció a ésta última por haberle otorgado tan hermoso regalo y permaneció junto a su hija observándola con adoración. 

***

Into it - JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora