Wishes on the Water || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]

Capítulo III

Cassie suspiró, ajustó su coleta alta y caminó por el pasillo buscando a su hermano y a su prima, hasta que finalmente encontró a Rose sola en un compartimiento, sentada junto a la ventanilla con su túnica nueva de Hogwarts puesta, y jugando con una rana de chocolate.

—Hola Rose. Veo que ya te cambiaste —dijo Cassie, de pie en la puerta.

—¿Y tú por qué no? —preguntó Rose.

—Lo haré en un momento. ¿Has visto a James?

—Dijo que ya viene. Fue a buscar a sus amigos o algo así.

De repente, una pequeña chispa blanca se acercó flotando hacia Cassie. La niña se hizo a un lado, pero la chispa mágica parecía perseguirla, entonces Cassie miró hacia los lados, buscando el origen de la chispa, y vio a un guapo niño rubio de rostro pálido y puntiagudo agitando su varita, haciendo que la chispa copiara sus movimientos.

Cassie le sonrió y el niño le devolvió la sonrisa mientras se acercaba a ella. Scorpius Malfoy era la viva imagen de su padre.

—¡Eres tú otra vez! —dijo Cassie con alegría.

—Sí, eso creo —respondió Scorpius y ambos se echaron a reír. El niño volvió a agitar su varita y la chispa desapareció.

—Esa fue una magia muy hermosa.

—Gracias. Me la enseñó mi papá. A mi mamá le encantan sus chispas.

—Eso es muy romántico —dijo Cassie con ojitos soñadores.

Rose rodó los ojos y sacudió la cabeza, pero como ni Cassie ni Scorpius le estaban prestando atención, no lo notaron.

—¿Les importaría si me quedo aquí? —preguntó Scorpius—. El tren está lleno.

—¡Sí! ¡Sí nos importaría! —dijo Rose, ceñuda.

—¡No seas mala, Rose! Aquí hay mucho espacio para todos —la reprendió Cassie.

—¿Y tú por qué fraternizas con el enemigo, Cassie?

—¡¿El enemigo?! —chilló Cassie, escandalizada.

—Sé quién es él, Cassie. Es el hijo de los Malfoy —afirmó Rose y, señalando a Scorpius con su dedo acusador, le dijo—: He oído historias sobre tu padre. A mi madre no la bajaba de "sangre sucia" y a mi padre lo trataba con desdén porque los Weasley no eran adinerados como los Malfoy y trataban a todos como iguales, sin importar su estatus de sangre.

—Yo también he oído esas historias —dijo Scorpius, abochornado—, pero les aseguro que no soy como mi padre.

—¿Ya ves, Rose? —dijo Cassie—. Él no es como su padre y no tiene porqué serlo. Yo también he oído historias sobre la rivalidad que siempre hubo entre mi padre y el suyo, pero nosotros no tenemos nada que ver con las diferencias que hayan tenido nuestros padres en el pasado.

—¡Exacto! —dijo Scorpius.

—¡Ah no, señorito! ¡Usted no va a quedarse aquí! —protestó Rose, ceñuda, y se cruzó de brazos.

—¡Pues si él no va a quedarse aquí, entonces tampoco yo! —chilló Cassie, ceñuda.

—¡Cassie! —exclamó Rose, sorprendida, y se llevó una mano al pecho dramáticamente—. Creí que éramos familia.

—Yo también, Rose —replicó Cassie, decepcionada, y luego se dirigió a Scorpius—: Vámonos, rubio. Parece que no nos quieren aquí.

—Me llamo Scorpius. ¡Ay! —chilló el niño cuando Cassie cogió su muñeca con fuerza y se lo llevó de un tirón.