Capítulo X

188 38 2
                                    

A la mañana siguiente, Cassie y Scorpius se levantaron muy temprano y fueron juntos al séptimo piso. Siguiendo las instrucciones de George Weasley descubrieron que la Sala de Menesteres aún funcionaba. Parecía que nunca se hubiera incendiado. Se había convertido en un estadio de Quidditch que parecía de cristal y les proveyó de todas las herramientas necesarias para su entrenamiento secreto, aunque Cassie aún no podía comenzar a entrenar.

Cassie y Scorpius entraron a la sala tomados de la mano, tanto por emoción como por miedo, y cada uno apretaba muy fuerte la mano del otro. Al principio todo estaba oscuro, pero cuando la puerta se cerró tras ellos y desapareció, se hizo la luz y ambos se quedaron boquiabiertos ante tan espléndido paisaje.

—¡Guau! ¡Es hermoso! —dijo Cassie, maravillada.

—Pintoresco —dijo Scorpius, recorriendo el campo de Quidditch con la mirada—. Así que esta es la Sala de Menesteres.

—Muero de ganas de comenzar a entrenar.

Aunque Scorpius era el mejor amigo de Cassie, ella decidió no contarle nada sobre su sueño y mantener en secreto sus sentimientos hacia Draco. Ella sabía muy bien que era un amor imposible que nunca sería correspondido por muchas razones, pero ese sentimiento era muy bonito y llenaba de felicidad su corazón de niña.

En cuanto la mano de Cassie sanó, comenzó el entrenamiento especial. Scorpius le enseñaba con infinita paciencia y cariño todos los trucos que a él le ayudaban para poder levantar una escoba rápidamente.

Ellos volaban juntos en la misma escoba al principio porque a Cassie le daba mucho miedo caerse, pero poco a poco fue ganando confianza. Cuando comenzó a volar sola, lo hacía a una corta distancia del suelo, pero como la práctica hace al maestro, llegó el momento en que ya no le daba miedo ganar altura para perseguir a Scorpius por todo el estadio de Quidditch.

Así pasaron los meses, y cuando Cassie se sintió lista para pasar al siguiente nivel, la Sala de Menesteres les proveyó una snitch dorada, una quaffle, dos bludgers, y todo un equipo de Quidditch que parecía hecho de agua para ayudarles con el entrenamiento.

Scorpius era el mejor amigo perfecto y Cassie no sabía cómo agradecerle todo lo que estaba haciendo por ella. Sentía que hornearle sus galletitas favoritas no era suficiente, y como a ambos les apasionaban las pociones, decidió ir más allá.

A esas alturas del curso, Cassie ya conocía muy bien las nociones básicas de Pociones, entonces comenzó a experimentar. Ella había notado que Scorpius tenía la mala costumbre de morderse las uñas cuando estaba nervioso o ansioso, así que se empeñó en inventar un tipo de esmalte para uñas que impidiera que él se las mordiera y quedaran desastrosas.

Cassie usaba el baño de Myrtle la Llorona para sus experimentos. Llevaba su caldero e ingredientes para pociones. Scorpius y ella se encerraban allí y se sentaban en el suelo a conversar mientras Cassie hacía sus mezclas experimentales. Hasta Myrtle los acompañaba a veces.

—¡Ya está! —dijo Cassie cuando consideró que su primera mezcla experimental tenía un aspecto decente—. ¿Quieres decirme a qué huele esto, Scorp? —le preguntó a su mejor amigo, acercándole un poco de la mezcla con ayuda de un cucharón.

—¡Huele delicioso! —replicó Scorpius, pero inmediatamente después estornudó, y un poco de la mezcla cayó al suelo e hizo un pequeño agujero en éste—. Oh-oh...

Cassie y Scorpius vieron el agujero con cara de espanto, y Cassie dejó el cucharón en el caldero rápidamente.

—¡Ups! —dijo abochornada—. Se supone que eso no debía pasar.

—Lo siento —se disculpó Scorpius—. Tu poción huele a fresa y soy alérgico a las fresas —explicó y se rascó la nariz—. ¿A qué se supone que debería oler?

Wishes on the Water || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora