Wishes on the Water || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]

Capítulo XXIII

La nueva imagen de Draco Malfoy había hecho que Cassie no pudiera quitárselo de la cabeza, y desde el día que pidió su deseo en el mar, había comenzado a soñar con él casi a diario.

Las vacaciones de verano habían llegado, y después de todo el entrenamiento que Cassie y Scorpius habían tenido en la playa, finalmente se les había presentado su primera gran oportunidad.

—¡No puedo creer que nos hayamos inscrito a nuestra primera competencia de surf, Scorp! —dijo Cassie emocionada.

—Me alegra que hayan competencias para novatos. No voy a negar que estoy emocionado —replicó Scorpius.

—Han estado entrenando muy duro, chicos. Estoy segura de que uno de ustedes ganará el primer lugar —dijo Rose—. Me gustaría que fuera Scorp.

Los tres caminaban por la arena de la playa después del entrenamiento de ese día. Rose había ido a verlos entrenar, como acostumbraba hacer desde que se convirtió en la novia de Scorpius. Scorpius y Rose tenían las manos entrelazadas, y Cassie se detuvo de repente en un puesto de revistas.

—¡Miren esto! —dijo cogiendo una revista llamada Sweet Sixteen—. Ya había escuchado sobre los "dulces 16", pero nunca imaginé que los vestidos fueran tan hermosos —añadió mirando a la muchacha de la portada.

—¿Y qué es eso de los "dulces 16"? —preguntó Scorpius después de que Cassie compró la revista.

—Es una celebración muggle en la que los padres organizan una fiesta de gala para el cumpleaños 16 de sus hijas, como a modo de presentarlas ante la sociedad en su transición de niñas a mujeres —respondió Rose.

—¿Ah sí? Qué interesante.

—Pues a mí no me emocionan esas cursilerías muggles. Sin ofender, Cassie.

—Pero a mí sí me emocionan —dijo Cassie—. Ya quisiera yo tener una fiesta de "dulces 16" —añadió con ojitos soñadores—, pero no creo que mis padres estén interesados en ello.

—¿Qué? —dijo Ginny con los ojos abiertos como platos cuando Cassie le enseñó la revista—. ¡Esto es de locos, Cassie! Estas fiestas deben costar una fortuna. ¿Acaso crees que tu padre y yo estamos hechos de dinero?

—Por supuesto que no, mamá —repuso Cassie—. Es que yo creí que sería lindo que...

—No. Es un rotundo no, Cassie.

—Pero mamá, yo podría apor...

—Sin peros, jovencita. Es mi última palabra —dijo Ginny con el entrecejo fruncido.

—Bien. Lo que tú digas, mamá. Ni siquiera me molestaré en preguntárselo a papá si algún día lo veo por aquí.

Cassie se retiró a su habitación, cerró la puerta con llave y arrojó la revista sobre su cama. Estaba triste y enojada al mismo tiempo. Se sentó en la silla de su escritorio, tomó su pluma y un trozo de pergamino, y comenzó a escribir una carta: