CAPÍTULO - 13

204 22 13
                                    

Dos días habían pasado desde que vi a Harry por última vez, cuando me dejó en casa de mis tíos tras haberle acompañado al centro comercial. Durante este tiempo, no había tenido noticias de él, ni mensajes ni llamadas, obviamente. Digo obviamente porque no me esperaba que tras haberle dicho de una forma no tan sutil que no quería salir con él, que sólo quería ser su amiga, me enviase ningún mensaje como el que los que me había mandado anteriormente, tras nuestras salidas.

Hoy era el día en que la madre de Harry, Anne, llegaba a Londres, a su casa. Supuestamente, Harry seguía queriendo que yo fuese para conocerla, o al menos eso me dio a entender durante el último encuentro que tuvimos. Sin embargo, aquí estaba, a la una de la tarde, prácticamente terminando mi jornada de estudio de mañana y aún no había recibido noticias suyas.

—Bueno, ¿y cuándo decías que ibas a conocer a tu suegra? — preguntó Ana, totalmente embuchada de pasta a la carbonara.

Ya eran las dos de la tarde y seguía sabiendo lo mismo que antes, o sea nada. Miré a Ana, con sus ojos brillantes, esperando una respuesta a su desencaminada pregunta; había decidido no contarle nada acerca de mi rechazo hacia Harry, me habría arrancado los pelos de mi cabeza uno a uno y se habría hecho una alfombra con ellos, y la idea no me terminaba de agradarme. Así que, para ella, aún seguíamos teniendo esas "citas" sobre las que yo ya le había aclarado que actuábamos como amigos y ya está, que el beso fue algo espontáneo y del momento, y que no volvería a ocurrir. Pero ella, mi querida amiga Ana, no se daría por vencida jamás, y mientras estuviese reuniéndome por Harry, ella estaría ideando vestidos de bodas, damas de honor y bebés. Si ella era feliz así, ¿para qué robarle la ilusión? Le venía muy bien estar con el ánimo arriba en época de exámenes.

—Te lo repito, Ana García, no estoy saliendo con Harry Styles, él no es mi novio y, por tanto, su madre, Anne, no es mi suegra. ¿Lo has entendido ya o tendré que programar un algoritmo en tu cabeza que te haga comprenderlo de una vez por todas?

—Creía que odiabas la informática.

—Odio más que la gente piense algo que no es.

—Pero yo no soy "gente", soy tu amiga, ¡y sé que estáis saliendo, Raquel Pérez! — exclamó seriamente, sosteniendo su tenedor verticalmente sobre la mesa con fuerza —. Veo esa mirada en tus ojos desde que has conocido a ese chico.

—Te recuerdo que es uno de mis ídolos y eso no va a cambiar nunca — bebí un poco de agua, maldiciendo internamente el hecho de que mi amiga me conociese tan bien.

—Como digas.

Con esas dos palabras, Ana dejó de interrogarme acerca de Harry, pero yo sabía que esto no iba a terminar tan fácilmente. Seguimos hablando sobre nuestras asignaturas y de todo aquello que nos tendríamos que examinar en apenas tres semanas. El tiempo volaba y se me estaba empezando a hacer un nudo en el estómago al pensar en la cantidad de información matemática, física y teórica que tendría que entrar en mi cabeza durante ese corto período de tiempo.

Cuando estábamos terminando de comer el postre, mi móvil vibró cortamente, señal de que tenía un nuevo mensaje entrante.

Hola Raquel, ¿te parece bien que pase a por ti a las 5? Hubo un retraso en el vuelo de mi madre, por eso no te he avisado antes; no estaba seguro de a la hora que llegaría, pero ya está aquí.

Harry xx

Pude notar mi corazón en la garganta, como cada vez que algo relacionado con Harry ocurría, hábito al que ya comenzaba a acostumbrarme y el cual no pasó desapercibido por Ana, que me miraba con ojos divertidos mientras aún tenía la cuchara de su natilla de chocolate en la boca.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora