CAPÍTULO - 8

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Le conté a Harry todo lo que había pasado la noche anterior, obviando algunos detalles como su mano puesta sobre mi rodilla durante el viaje en coche de la discoteca hacia la casa y el hecho de que había dormido con él no sé durante cuantas horas en su cama porque no había podido librarme de su fuerte abrazo. Harry parecía creerse toda palabra que saliese por mi boca de modo que terminé contándole la historia tal y como había ocurrido obviando esos "pequeños" detalles. Me dio las gracias una y otra vez por haber cuidado de él, alegando que había sido un desconsiderado y un irresponsable por su parte, que jamás le había ocurrido algo así.

—No estoy acostumbrado a beber. De hecho, casi nunca lo hago porque no me gusta demasiado el alcohol. Pero ayer me encontré con unos amigos que ya hacía tiempo que no veía y me ofrecieron una copa. Es la bebida más fuerte que he probado nunca y me quemó toda la garganta cuando di el primer trago. Sin embargo, sabía bien, y cuando me la terminé me sentía como flotando, feliz, sin preocupaciones, y no fue soltar la copa vacía en la barra que ya tenía otra preparada. Me la tomé entera. Y lo creas o no, con sólo esas dos copas pasó lo que pasó. Por lo visto era alcohol puro — hizo un estremecimiento al recordarlo —. No volveré a hacerlo en mi vida, si algo tengo bueno es que no cometo dos veces el mismo error. Me encuentro fatal.

Su cara de disgusto era bastante notable y, a pesar de todo lo que había ocurrido, sentí lástima por él y unas ganas terribles de darle un abrazo y enredar mis dedos entre sus rizos castaños. Me contuve y empecé a devorar el desayuno; estaba delicioso y mi estómago rugía con fuerza.

—Aunque el verte a ti esta mañana me ha animado bastante, si me hubiese encontrado solo me habría puesto a llorar, creo — dijo bromeando y, acto seguido, añadió seriamente —. Pero no por haberte visto en ropa interior sino simplemente por tu persona.

Empecé a reír con ganas. Yo había entendido lo que había querido decir a la primera, pero algo me dice que Harry no se había olvidado de la escena que habíamos protagonizado antes y, al igual que me sentía orgullosa sólo de pensar que podría haber provocado en Harry un ápice de atracción hacia mí, también estaba avergonzada y mis mejillas volvieron a teñirse de rosa.

Al ver mi reacción, Harry también comenzó a reírse y ambos seguimos disfrutando del desayuno tranquilamente.

Una vez hubimos devorado todo, Harry recogió los platos (no me permitió ayudarle en nada, así que me quedé sentada en la mesa).

—¿Te apetecería ir de picnic hoy? Me gustaría hacerte pasar al menos un buen rato después de todo lo que tuviste que sufrir ayer — sus ojos verdes me miraban expectante, parecían tranquilos pero creo se morían por obtener la respuesta.

—No es necesario que hagas eso por mí, Harry. Además tampoco sufrí, fue simplemente una noche con algo de aventura, eso es todo.

—Es por los dos — se apresuró a decir —. Quiero decir, también quiero salir un rato a que me dé el aire y el centro de Londres no es una buena idea para mí, hay demasiados fans y quiero estar más tranquilo. Además me apetece que vengas, si quieres claro.

Como no iba a querer. Mi yo interno se retorcía de gusto y felicidad y amenazaba con explotar y hacer que saliesen serpentinas y confeti por mis orejas. Él quería ir conmigo, no sólo como un compromiso, sino porque le apetecía. Esto era demasiado para mi débil e histérico corazón de fan.

—Sí, claro. Me apetecería mucho — dije solamente, sin embargo, a pesar de todo lo que sentía en mi interior, aportando una de mis mejores sonrisas.

Harry me devolvió la sonrisa, que me pareció bastante sincera, y rápidamente se puso a prepararlo todo. Aunque la cocina era bastante grande, teniendo en cuenta que en la casa sólo estaban Harry y su hermana y apenas por unas semanas, la despensa estaba casi vacía, así que me dijo que iría a comprar a una de las tiendas de la urbanización un momento. Yo aproveché ese instante para subir a la habitación de Gemma y hacer unas cuantas llamadas. La primera fue para mis padres; apenas había hablado con ellos y aún no les había contado nada de Harry. Les había dicho que había conocido a los vecinos, que eran más hermanos, más o menos de nuestra edad y que nos llevábamos bien, pero no que se trataba nada más y nada menos que de los hermanos Styles. Ana había hecho lo mismo con su familia. Ambas éramos conscientes de que, si contáramos esto a cualquiera, nuestros propios familiares podría verse asaltados por posibles medios de comunicación o prensa rosa y nosotras desde luego perderíamos la intimidad de la que gozábamos en esos momentos; no era algo que nos apeteciera. Ya se lo contaríamos todo cuando llegásemos a casa, sería como una especie de sorpresa con retardo. Después me apresuré a llamar mis tíos; mi tía y el bebé se encontraban bien pero era demasiado peligroso salir del hospital para ambos así que se quedarían allí hasta que tita diese a luz. Por último, llamé a mi amiga Ana.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora