CAPÍTULO - 41 (III)

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"Que alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima, eso es admirable" — Mario Benedetti.


La mujer cesó su búsqueda y se irguió poco a poco, con un pequeño paquete recubierto de papel plateado en sus manos y adornado con un lazo del mismo color. Giró su cabeza en mi dirección y su expresión avergonzada me recordó mucho a la que solía inundar el rostro de Harry cuando se sentía tímido por alguna razón.

—Sí.

Sabía que la respuesta a esa pregunta iba a ser afirmativa porque el propio Harry confesó que había encontrado la carta en el armario de su madre, pero no entendía por qué aquella chica desconocida había decidido darle aquella carta a Anne.

—¿Por qué?

La mujer desvió la mirada y se sentó en la cama, palmeando el colchón a su lado para que yo también tomase asiento. Sus dedos blancos y delicados acariciaron el papel plateado del regalo que había comprado para mí.

—Clare conocía muy bien a Harry, Raquel. Han sido amigos desde que Harry tenía uso de razón y compañeros de colegio e instituto durante muchos años. Era una de las pocas personas que siguió tratando a mi hijo como el chico normal que solía ser antes de que la fama llegase a su vida.

Me sonrió durante un breve instante y después agachó la cabeza un poco, fijando su vista en el paquete en forma de prisma rectangular.

—Cuando cayó enferma, Harry voló desde Londres hasta Manchester y pasó varios días con ella en su casa, ¿recuerdas?

Asentí, recordando aquellos días en Londres en los que no conseguí por parte muchacho otras palabras que no fuesen monosílabos en los mensajes que nos intercambiábamos; llegué a pensar que estaba teniendo alguna aventura con una chica y no había querido decírmelo, y no pude estar más equivocada.

—Clare se dio cuenta de que nunca había escuchado a su amigo hablar de aquella forma sobre una chica; casi todo lo que le contaba sobre Londres estaba relacionado contigo, una chica que no era actriz ni modelo, sino una estudiante universitaria corriente, o no tan corriente, según como se mire — alzó una ceja y me dirigió una media sonrisa —. Clare quería que su amigo tuviese a alguien valiosa a su lado, a alguien que realmente le quisiera por quien es y no por puro interés. Todos sabemos que en el mundo de la fama eso es prácticamente imposible.

Asentí, atenta a sus palabras.

—Decidió intentarlo y enviarte una carta, ¿qué había que perder? — se encogió de hombros — Nada. Ella misma me llamó y me comentó aquello, y yo estuve de acuerdo. Después de haberte conocido en Londres supe que eras la chica que toda madre querría para su hijo. Sabía que Harry se iba a mostrar tímido con todo aquel asunto y no iba a soltar prenda sobre sus sentimientos si yo le preguntaba — rio suavemente —. La propia Clare me dijo que Harry debía leer la carta que le enviaste, en la que pusiste que nunca serías capaz de decirle a mi hijo que él te gustaba y te importaba, por eso me la dio a mí.

La verdad me golpeó, aunque de forma agradable: Anne había estado detrás de todo aquello. Ella también quería que yo estuviese al lado de Harry porque pensaba que era buena para él. Me sentí abrumada y sorprendida al mismo tiempo.

"Vales más de lo que crees".

—Siento si todo esto suena como que quería obligar a Harry a estar contigo, pero no es así en absoluto. Si vosotros dos no hubieseis sentido nada el uno por el otro no seríais pareja ahora mismo. Solo necesitabais un pequeño empujón.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora