CAPÍTULO - 59 (II)

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IMPORTANTE: LEED LA NOTA AL FINAL, POR FAVOR. ¡GRACIAS!

Terminé de tomarme mi vaso de leche caliente con cacao bajo la atenta mirada del muchacho. Me había traído el desayuno a la cama, rechazando cualquier intento de levantarme por mi parte. Después de una noche en la que había estado viviendo en un mundo paralelo entre delirios, todo lo que deseaba era poder visualizar algo distinto a las paredes de nuestra habitación, más aún teniendo en cuenta que en mi cabeza parecía haberse asentado la cordura de nuevo.

Lo primero que mis ojos habían captado al despertarme había sido el remolino de rizos que reposaban sobre mi vientre; se movían al compás de mi respiración profunda y suave en la quietud de la habitación en penumbra, parcialmente iluminada por los tímidos rayos de sol del amanecer de Liverpool. Observé cómo su cuerpo se doblaba en un ángulo del que resultaba una postra claramente incómoda: aún seguía sentado en la silla, pero sus torso se doblaba hacia delante, de forma que se había quedado dormido sobre mi abdomen, exhausto tras una noche en vela en la que había estado cambiando las compresas húmedas sobre mi frente con tal de bajarme la fiebre.

"En la salud y en la enfermedad..."

Sacudí ligeramente la cabeza, espantando cualquier atisbo de delirio que aún pudiese remanecer en mi mente, y volviendo a centrarme en la escena que estaba teniendo lugar ante mis ojos. Me hallaba incorporada en la cama, arropada hasta la cintura, y con el vaso de leche ya vacío entre mis manos. El chico me lo quitó antes de que me diese tiempo a colocarlo sobre la bandeja que reposaba en la mesita de noche, acción en la que apartó su mirada inquisitiva de mí por primera vez desde que me había despertado. Al principio pensé que se trataba de preocupación, pero después me percaté de que había algo más que no me estaba contando. Le conocía demasiado bien.

—¿Qué ocurre, Harry? — me atreví a preguntar al fin.

Tomó una inspiración profunda y rápida, como si mis palabras hubiesen supuesto un golpe seco en su estómago. Rehuyó mi mirada brevemente, centrándose en sus manos entrelazadas sobre el hueco entre sus rodillas. Se encogió de hombros, desordenando sus rizos con un ápice de nerviosismo.

—Nada, nada... — respondió, restándole importancia al asunto, mientras volvía enfocar sus ojos en los míos —. Es solo que anoche me asustaste mucho en tus momentos de delirio. Es como si no fueras tú...

Fruncí el cejo, y traté de no frustrarme demasiado pensando en que habría dicho infinidad de cosas que jamás recordaría pero que Harry sí habría oído; sólo esperaba que no hubiese dicho ninguna tontería.

—Pero no dije nada malo, ¿verdad? — hablé con media voz, realmente avergonzada.

Sus ojos claros, hasta ahora vagabundos, me miraron con atención.

—No, no, claro que no — me tranquilizó con una leve sonrisa —. Es sólo que me parece... curioso. Quiero decir, ¿no eres capaz de recordar nada?

Su expresión atenta e inquisitiva parecía querer atravesar mi cerebro y rebuscar entre mis pensamientos con tal de encontrar los que anoche habían sido pronunciados por mis labios de manera inconsciente.

—¿Hay algo que tenga que recordar? — cada vez me sentía más nerviosa e impotente —. Vamos, Harry, ¿qué dije? Te conozco y estás mirándome raro desde que me he despertado.

—¡No!, ¡en serio! — trataba de mostrarse sereno, pero no lo conseguía. Espiré sonoramente y me crucé de brazos.

—¿Acaso te hablé de Bryan?

Estaba a punto de seguir con su teatro cuando la expresión en su rostro cambió severamente; sus cejas se unieron, sus ojos se congelaron en los míos y su boca se entreabrió durante varios segundos, los suficientes que necesitó su cerebro para elaborar la orden de hablar de nuevo.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora