CAPÍTULO - 6

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Miré mi reflejo en el espejo de la habitación de Gemma una y otra vez tratando de reconocerme a mí misma dentro del precioso vestido de gasa azul que había comprado en la boutique de la calle paralela. El vestido había costado bastante dinero y Gemma pagó sin ni siquiera darme opciones a sacar mi cartera, aunque yo no habría tenido suficiente para costearlo. Era de un azul intenso, con tirantes caídos que rodeaban la parte superior de mis brazos dejando al descubierto mis hombros; se ajustaba perfectamente a mi cintura y caía libremente sobre mis caderas y muslos, terminando algo por encima de mis rodillas. El color azul estaba salpicado por brillantes que hacían que el vestido brillase con luz propia. Hasta me vi guapa con él, lo cual era bastante novedoso. Los zapatos de tacón eran del mismo color y me sentía bastante cómoda pues eran gruesos y ello me ayudaba a mantener el equilibrio sin tambalearme en ningún momento. Ana había recogido mis rizos, dejando algunos sueltos, en un pequeño moño bajo situada en la nuca; sin embargo era Gemma la que se había encargado de maquillarnos a las dos, realzando de forma bastante notable mis ojos azules. Ana por su parte iba preciosa con un vestido rojo que resaltaba su moreno y sus grandes ojos negros. Su ondulado cabello oscuro iba alisado y suelto, con varios machones de su flequillo sujetos por un par de horquillas a cada lado de su cabeza.

No iba a negar que estaba nerviosa, es más, sentía que podría ser víctima de una taquicardia en los próximos minutos si no salía pronto de aquella casa y comenzase la acción de una vez. Sin embargo, de repente sentí un enorme vacío; ¿y si Harry ni siquiera se dignaba a mirarme? ¿Y si no le gustaba en absoluto y no me prestaba la menor atención? Probablemente esto sería lo que pasaría; él estaba acostumbrado a ver chicas todos los días y a todas horas prácticamente, y  teniendo en cuenta que él podía tener a todas las chicas que quisiera no iba a elegirme a mí, sobre todo cuando las mejores top models y actrices con caras de muñeca de porcelana querían pasar la noche con él. En ese momento, me di cuenta realmente de que todas las ilusiones que me estaba haciendo no servirían para nada. Aún así miré a Ana y a Gemma, vi lo radiantes que estaban con sus vestidos y con sus cabellos perfectamente recogidos, y entonces me obligué a mí misma a disfrutar de esa noche como si fuese la última de mi vida, a pesar de que mi sueño imposible de que Harry se fijase en mí no se cumpliera.

—Chicas vamos a llegar muy tarde a la disco — Gemma corría de un lado a otro por su habitación, era todo nervio recogiendo cosas impulsivamente. — Harry tiene que llevar listo desde hace una hora al menos.

—Pobre, tiene que estar desesperado — añadió Ana.

—Oh, no, no le conoces bien. Estará tan tranquilo con su iPhone, por él no pasa el tiempo, ¿sabes? Podrían ser las 3 de la mañana y estar ahí sentado tan tranquilo.

Gemma no podía reprimir una sonrisa mientras hablaba de su hermano, se notaba que le quería mucho.

Yo ya había terminado de vestirme así que decidí bajar para esperarlas en el salón, me estaba poniendo algo nerviosa el verlas correteando de un lado para otro aún con máscara de ojos y maquillaje en sus manos. Bajé por la escalera que conducía al precioso salón de la casa, ni siquiera me había fijado en los muebles de color caoba decorados de una forma ordenada y elegante que ocupaban la mayor parte de la sala. Una hermosa lámpara de cristal adornaba e iluminaba el salón con una luz clara y natural. Mi vista bajó desde el techo hasta el suave sofá de cuero en el que me había tumbado escasas horas antes cuando me había desmayado al ver a mi ídolo en persona. En él sobresalía la cabeza de rizos castaños de Harry y pude ver que la tenía levemente inclinada hacia su teléfono, tal y como Gemma había predicho. Al escuchar el sonido de mis tacones sobre la madera de los escalones, su cabeza se giró e incluso antes de que sus ojos se posaran sobre mí, yo ya estaba toda sonrosada, esperaba que los coloretes que me había aplicado Gemma minutos antes cubrieran algo mi sonrojo. La sonrisa de Harry era amplia, dejando entrever esos hoyuelos que hacían que me derritiese ante ellos. Se incorporó del sofá rápidamente y se dirigió hacia mí sin apartar su mirada de la mía. Terminé de bajar las escaleras como pude, los tacones empezaban a suponerme un gran estorbo para avanzar bajo la atenta mirada de Harry.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora