CAPÍTULO - 57 (II)

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Abrí los ojos de nuevo en cuanto volví a sentir el eleve toque de una de sus piernas contra la mía. Su perfil izquierdo rozó mi pecho como si estuviese tratando de rascar su mejilla con la tela de su propia camiseta que cubría mi torso. El agarre de sus manos en la piel de mi cintura bajo la prenda era tenso, nada parecido a cómo solía envolverme con suavidad y calma todas las noches que habíamos dormido juntos.

—Harry, cariño, trata de relajarte un poco — susurré en la oscuridad de la habitación, acariciando sus cabellos con una mano y frotando la parte superior de su espalda con la otra —. Ya verás como no es para tanto.

—Voy a ser el más viejo de toda la clase. Sin contar con que van a mirarme raro porque soy famoso. Y voy a llamar la atención, seguro. ¿Qué van a decir de mí?

Cerré los ojos con fuerza y le apreté contra mi pecho; era incapaz de entender cómo un cantante reconocido en todo el mundo podía sentirse inseguro acerca de asistir a la universidad. Sin embargo, una parte de mí lograba empatizar con él; al fin y al cabo, a pesar de que quisiese pasar por un estudiante más, Harry Styles no era simplemente alguien cualquiera. Las clases universitarias no solían albergar a chicos multimillonarios y reconocidos en todo el mundo.

Acaricié sus hebras castañas con mis dedos e incliné ligeramente mi cabeza para depositar un beso en su sien.

—Todo irá bien, ya verás. Incluso una simple colina parece gigantesca la primera vez que la subes. No es hasta que te acostumbras a la pendiente que deja de lucir tan impresionante. Pues esto es igual.

—Preferiría escalar el Himalaya en bañador.

Ahogué una risotada y me removí bajo su cuerpo, librándome de su agarre. El frío erizó la piel de mis piernas cuando retiré las cubiertas de mi figura para sentarme sobre el colchón.

—¿Dónde vas?

—Voy a prepararte una tila.

—Pero si estoy bien — respondió, apoyando su peso sobre los codos y mirándome con los ojos bien abiertos, demasiado teniendo en cuenta que eran las tres de la madrugada.

—Estarías bien si tuvieras esa energía a mediodía, no ahora — le dirigí una mirada perspicaz mientras me colocaba bien mi bata turquesa de piel suave y cálida.

—Vuelve a la cama, nena. Mañana es tu primer día de trabajo y por mi culpa vas a estar cansada — dijo con expresión preocupada, tendiéndome la mano —. Vamos. Si no puedo dormir, ya me levantaré yo...

—Solo será un momento, tranquilo. No quiero que estés así.

Le oí protestar mientras me alejaba de la habitación hacia el piso inferior, encendiendo algunas luces a mi paso para poder ver en la oscuridad de la casa.

Vertí agua en una pequeña taza de cristal y esperé un par de minutos a que se calentase bien en el microondas. Puse el sobrecito de la infusión dentro del recipiente y procedí a hundirlo hasta el fondo con una cuchara, para que así el agua embebiese las propiedades supuestamente relajantes de la hierba. Con cuidado, coloqué la taza sobre un plato y lentamente regresé al piso superior. Harry estaba incorporado sobre el colchón, apoyando parte de su peso sobre su brazo izquierdo. Me dirigió una mirada mezcla del cansancio y un ápice de culpa.

—Ray, por favor, acuéstate de una vez y arrópate. Vas a coger frío y te pondrás enferma por mi culpa...

Rodé los ojos y coloqué la infusión sobre la mesita de noche antes de desprenderme de la bata y quedarme solo con la camiseta oscura del muchacho. Me senté en la cama, apoyando mi espalda sobre el cabecero y cubriendo mis piernas desnudas con el edredón. Giré mi cuerpo para tomar el plato de cristal entre mis manos, con cuidado de no verter el contenido de la taza sobre él.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora