CAPÍTULO - 27 (II)

130 18 26
                                    

"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos" — Albert Einstein.


A pesar de que mi pecho seguía haciendo el movimiento natural que da lugar a la respiración, el aire que entraba en mis pulmones parecía no llevar oxígeno consigo, de lo contrario, no sentiría que me ahogaba.

Harry seguía teniendo una mueca indescifrable surcando su rostro y temí por un momento que mi expresión delatase las náuseas que estaban sacudiendo mi interior en aquel instante.

Me arrepentí de haberle preguntado por ella; ¿por qué lo hiciste, Raquel? Ahora tendrás otro pensamiento que te atormente a la hora de dormir, a pesar de que no debería causar ni un solo estrago en ti.

Harry era exactamente como temía que fuese, un chico que se tiraba a la primera de turno sin importar nada más. Pero él era mi amigo, así que mientras que fuera bueno conmigo, no tendría ningún problema.

Mientras trataba de convencerme a mí misma que el hecho de que Harry se hubiese acostado con Keira no era nada que debiese importarme o en lo que debiera inmiscuirme, casi paso por alto la expresión divertida que el chico tenía en su rostro en aquel preciso instante.

Su labio inferior estaba atrapado entre sus dientes y su garganta emitía los sonidos propios de alguien que se está aguantando una gran carcajada.

Fruncí el ceño, completamente confundida, y de un momento a otro, Harry se echó para atrás en el sofá, quedando tumbado bocarriba sobre los grandes cojines y se llevó las manos a la cara sin poder parar de reír de forma estruendosa.

Ahora sí que estaba muy confundida, ¿mi amigo tenía brotes psicóticos?

—¡Tu cara ha sido digna de ver! — habló el chico entre carcajadas, con su antebrazo sobre los ojos.

Cuando comprendí que Harry Styles sólo estaba bromeando, mi expresión estupefacta pasó a una cargada de ira hacia su persona.

Me puse de rodillas en el sofá y choqué mis brazos contra su pecho, sin permitirle levantarse.

—¡¿Por qué tienes que decir esas mentiras?! ¡Sólo te hacen quedar peor a ti mismo ante mis ojos, estúpido!

El chico siguió riéndose y se limpió las lágrimas con su antebrazo, enfocando su mirada con la mía.

—Y también hacen que te pongas celosa.

—¡No estoy celosa! — dije más alto de lo que deseaba, presionando más fuerte mis manos sobre su pecho —. Ni que quisiera acostarme contigo.

Las palabras salieron más rápidas de lo que pude registrar y Harry se incorporó un poco apoyando su peso en sus codos, quedando nuestros rostros más cerca.

—En realidad estaba hablando del tipo de celos que siente un amigo cuando el otro tiene pareja y deja de pasar tiempo con él para estar con ella — alzó una ceja de forma traviesa —, nunca dije nada de que quisieras acostarte conmigo, eso ya lo has dicho tú.

Aparté rápidamente las manos de su pecho y me senté de forma erguida sobre el sofá de nuevo, sintiendo como las mejillas me iban a explotar de un momento a otro.

—¡Yo no he dicho eso!

Mantuve mi vista al frente y me crucé de brazos, agarrando el trocito de esperanza que tenía para ganar esta absurda y vergonzosa discusión.

Escuché a Harry reír un poco más suavemente ahora y se incorporó completamente del sofá, sentándose y pegándose a mi cuerpo por el lado izquierdo, dejando caer su cabeza cargada de suaves rizos sobre mi hombro y rodeando mi anatomía con sus fuertes brazos enfundados en una camiseta azul claro.

Mi sueño, mi vida || Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora