Aria
7 de Febrero – 15:42 PM
Inazuma – Ciudad de Inazuma – Ryokan Kowasu – Habitación de Albedo y Aria
No sé si fue la flor o mi ridículo comportamiento, pero conseguí mejorar su humor. Me llenó de suaves y dulces caricias, y yo le devolví cada una de ellas por duplicado.
Nos acabamos sentando junto a la mesa, donde yo me coloqué entre sus piernas y tumbé mi espalda sobre su torso.
-Albedo: había dado esta flor por imposible –la ojeó, mientras entrelazaba sus dedos con los míos-. Pero sé lo insistente que puedes llegar a ser.
-Aria: sobre todo si se trata de ti –no era ninguna broma.
Él volvió a reír.
-Albedo: es absolutamente mutuo –volvió a besarme, esta vez en la mejilla.
Sentí un agradable escalofrío recorriendo todo mi cuerpo. ¡Estaba tan cómoda! No obstante, era el momento de volver a intentarlo:
-Aria: Al... -pronuncié su nombre, con un tono más serio-. ¿Me vas a contar al fin por qué has estado tan triste?
Se dio un breve silencio.
-Albedo: sólo tengo miedo, Aria –dijo cual confesión.
-Aria: ¿de qué? –pregunté, desesperada.
Sabía lo mucho que me estaba ocultando. Lo percibía.
-Albedo: no puedo contártelo –insistió, y apretó mi mano con más fuerza.
-Aria: confía en mí, te lo suplico –yo también repetí una vez más.
Él cerró los ojos por unos segundos, cogiendo fuerzas.
-Albedo: no es porque no confíe en ti –aseguró, serio-. Pero sé que este asunto te destrozaría. Sé lo emocional que eres y... es todo un dilema.
Lo encaré:
-Aria: ¡¿entonces es mejor que lo sufras tú solo?!
Quiso concederme otro beso, pero yo agarré su mentón para detenerlo.
-Aria: ¿qué más te tengo que decir para que...?
Me interrumpió:
-Albedo: ahora mismo te encerraría en un tarro de cristal como éste para protegerte –murmuró, ensimismado en la imagen de aquella flor-. A ti... y a Nathaniel.
Sin duda, aquel "asunto" estaba relacionado con nuestro hijo y yo iba a acabar descubriéndolo, por Al o por mí misma. No podía seguir así.
Temía por mi hijo. Y, sin saber por qué, también por mi hija.
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El Pecado del Alquimista 9 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionNovena parte de El Pecado del Alquimista. Cuando el amor verdadero llama a la puerta, no hay cerrojo que se le resista.