El Pecado del Alquimista 9 [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 75

Aoi

8 de Febrero – 20:45 PM

Inazuma – Sangonomiya – Pueblo Nala

Le pedí a Nathaniel que me diera un momento, y me encaminé hacia aquel rincón donde alguien parecía querer hablar conmigo.

Giré la esquina, reconocí a quien me aguardaba y lo tuve claro: no debí acudir.

-Aoi: tú... -suspiré, agotada nada más verlo.

Se trataba de un joven de mi edad y con el cabello rapado a media altura.

-Yoshio: ¿de verdad no pretendías siquiera estar hoy conmigo? –recriminó, muy enfadado.

"Supéralo, maldita sea...", pensé, teniendo enormes ganas de darme la vuelta. No obstante, debía poner fin a aquello si quería que me dejara en paz de una vez.

-Aoi: cortamos hace bastante, ¿no crees? –fui firme-. Déjame disfrutar en paz con mis amigos.

Su mirada se encolerizó:

-Yoshio: ¡¿quién te va a querer como yo, eh?! ¡Nadie! –comenzó de nuevo la discusión, pero hoy estaba especialmente furioso. Tal vez verme a solas con Nathaniel había herido aún más su orgullo. Lo conocía bien-. Tu cara da asco, ¡y estás gorda!

Fingí bostezar, en señal de aburrimiento.

-Aoi: claro claro... -ironicé.

-Yoshio: ¡ese rubito se estará riendo ahora de ti! –continuó con sus intentos de hundirme, como tantas veces había intentado hacer cuando estábamos juntos.

No obstante, yo había cambiado. Mi trabajo en aquel Sanatorio me había hecho crecer, y sentirme lo suficientemente fuerte como para decirle:

-Aoi: ¡vete a pastar con el resto de burros, Yoshio! –me salió del alma.

Si ya creía que estaba furioso, mi insulto lo hizo llegar a otro nivel. Sus ojos oscuros salían de sus órbitas y me miraba con absoluto odio.

Se puso a gritar, a insultarme de mil formas. Intentó continuamente rebajarme y, como vio que no funcionaba y que ya no podía hacerme llorar, endureció uno de sus puños.

No le dio tiempo siquiera a levantarlo sobre mí, pues Nathaniel no tardó en aparecer debido al griterío.

-Nathaniel: tienes dos opciones –amenazó, de una forma siniestra que me era desconocida en él hasta ahora-. Recibir en la mejilla izquierda... o en la derecha.

Al final, recibió un puñetazo en cada una de ellas. Ni siquiera le permitió caer al suelo, hasta que recibiera también el segundo.

Debió escuchar nuestra charla.