Capítulo 34

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Albedo

6 de Febrero – 19:38 PM

Inazuma – Montaña Yougou

"¿Y si lo que había atacado el Santuario, estaba ahora acechando a Aria?", no tenía ninguna evidencia, pero el miedo no requería de pruebas. "¿Y si le había alcanzado algún escombro de la explosión?", también era improbable. Pero bastaba con que fuera posible para hacerme acelerar el ritmo por las cercanías de los acantilados.

Hasta que no la viera bien, no podría calmarme.

No obstante, debido a mi preocupación, no pude percibir antes que el objetivo de acecho no iba a ser Aria, sino yo.

Mientras corría por el valle, contemplando cada rincón, "algo" quiso caer encima de mí a la velocidad del rayo. Apenas pude esquivarlo por unos míseros segundos. No obstante, el poderoso impacto del aterrizaje hizo que me desestabilizara y cayera sobre la hierba.

Al comienzo, creí que era algún pedazo del santuario proyectado... hasta que escuché su voz.

-Kairi: pasaba por Inazuma, y te vi en el camino de regreso –su voz era extraña. Era... maquiavélica-. ¡No pude evitar la tentación!

Pese a que aquella actitud soberbia me fuese irreconocible en Kairi, me levanté lo antes posible y, aliviado, aseguré:

-Albedo: me alegra que hayas aparecido al fin –me sacudí el barro de mis botas y la analicé más detenidamente. ¡Su voz no era lo único raro! El verde de sus ojos ya no era, en absoluto, normal. Parecían dos focos esmeralda-. ¿Dónde... Dónde has estado?

No me respondió, pero activó su poder al instante.

-Albedo: ¿Kairi? –expresé, aún más confuso.

Varios orbes Dendro me rodearon y crearon, desde la tierra, gruesas lianas que me devolvieron al lugar de donde me acababa de levantar. Aquellas cuerdas llevaron mis brazos por encima de mi cabeza, ataron mis muñecas; y también sostuvieron con fuerza mis piernas.

En menos de un minuto, estaba completamente apresado.

-Albedo: ¡¿Kairi?!

Dándose su tiempo, caminó hasta mi encuentro y tomó asiento encima de mi vientre, desde donde me miró con aires de superioridad.

-Kairi: veamos cómo le hace sentir a Nathaniel que devoren también a su padre –rió, llevando uno de sus dedos a la parte baja de mi camisa.

-Albedo: ... qué... -palidecí, en shock.

Desde aquel punto, deslizó rápidamente hacia arriba su dedo, haciendo saltar todos los botones que encontraba a su paso.

Cuando contemplé mi torso desnudo y a Kairi encima de mí, fue cuando pasé del shock al pánico.

-Albedo: ¡KAIRI! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! –mi sangre se había helado, mis ojos azules se abrieron como platos.

Volvió a soltar varias carcajadas juguetonas. Se estaba divirtiendo con mi pavor.

-Kairi: mis padres eran felices juntos y tú... -su mirada pasó a exhibir un profundo odio- tú destruiste mi mundo.

"Felices...", hizo eco en mi ahora caótica y trastornada mente, haciéndome recordar la más de una ocasión que Xiao había abandonado y dejado todo atrás por un ataque emocional. Siempre fue más importante él mismo, que los destrozos que pudiera provocar en su huida. A la mínima que su mente era perturbada, ya no existía la confianza y el amor. Nada valía para él.

Y amar a otro era estar presente, tanto en lo peor, como en lo mejor.

No, Aria nunca iba a poder ser completamente feliz con Xiao. Ni ella, ni nadie, no hasta que él tuviera a alguien a su lado que lo contemplara cual única divinidad. Hecho que nunca iba a ocurrir con Aria mientras yo estuviese con vida. Porque nosotros dos, precisamente, nos mirábamos de aquella especial forma, y él lo sabía.

Ante aquellos ojos verdes ensombrecidos y el caos emocional liberado, una frase se escapó de mis labios:

-Albedo: tu madre era y es mi mundo.

No provoqué más que una mirada encolerizada.

El Pecado del Alquimista 9 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora